Avi Loeb: "Hallar vida extraterrestre nos llenará de sentido de pertenencia al universo"

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María Traspaderne

Benguerir (Marruecos) 15 feb (EFE).- El astrofísico Avi Loeb tiene una profecía por cumplir: hallar pruebas de una civilización extraterrestre. Lo hace con un campo de antenas que escanea el cielo 24 horas y a dos kilómetros de profundidad en el lecho marino, de donde extrajo los restos que un meteorito que podría ser artificial.

Este científico israelí de la Universidad de Harvard, autor de más de mil artículos, tan aclamado como polémico, habla con EFE por videoconferencia desde Boston tras participar en la Semana de la Ciencia de la Universidad Politécnica Mohamed VI de Marruecos, y se muestra convencido de que la que será "la próxima revolución copernicana: no estamos solos".

Tras plantear que el objeto interestelar (venido de fuera de nuestro sistema solar) Oumuamua localizado en 2017 era artificial, ahora está inmerso en investigar los restos de un meteorito también interestelar caído en 2014 en el Pacífico, el IM1.

El pasado verano, zarpó en una expedición y recuperó de la zona donde cayó decenas de esferas del tamaño de granos de arena con una composición inusual, cuyo origen podría ser natural pero también, asegura, artificial. Ahora está buscando financiación para volver a buscar más restos.

Pregunta.- Con el material analizado del meteorito, ¿qué explicación ve más plausible, la natural o la artificial?

Respuesta.- La natural es que provenga de un planeta parecido a la Tierra destruido por una estrella. Las estrellas pueden destruir fácilmente un planeta y triturarlo en rocas que envía al espacio interestelar. Tal vez este meteoro fue uno de ellos. O tal vez vemos una composición inusual de materiales simplemente porque es artificial. Pero no podemos saberlo hasta que volvamos para encontrar piezas más grandes. Ese es el objetivo de la próxima expedición: buscar piezas de un centímetro o más.

P.- Sus teorías levantan polémica en la comunidad científica. ¿Se ha sentido alguna vez acosado?

R.- Sí. Ahora tengo la piel de titanio. No me importa lo que diga la gente. Sólo quiero hacer bien mi trabajo. Se está llegando a un nivel muy superficial de negatividad y me resulta raro porque comencé mi carrera en Cosmología donde, por ejemplo, no se conoce la naturaleza de la materia oscura y se fomentaban las nuevas teorías, se alentaba la curiosidad. Se está anulando la ciencia en lugar de protegerla. Creo que en parte es por los celos, porque antes de que mi trabajo llamara la atención de los medios, no había tanta negatividad.

P.- ¿Está preparada la humanidad para la existencia de extraterrestres?

R.- Los humanos tienen tendencia a sentirse importantes. Cuando eran niñas, mis dos hijas solo conocían su casa y pensaban que eran el centro del universo porque recibían toda la atención, pero el primer día de guardería tuvieron el choque psicológico de ver a otros niños. La humanidad se comporta exactamente de la misma manera.

Ya renunciamos a la idea de que estamos en el centro físico del universo, pero todavía creemos que somos el centro intelectual, que no hay nadie tan inteligente como nosotros. Pero no somos tan inteligentes. Estamos desperdiciando tres trillones de dólares al año matándonos unos a otros y peleando por el territorio de esta pequeña roca en la que nacimos. Eso no es un signo de inteligencia, un signo de inteligencia es cooperar. También tratar de aprender sobre nuestro vecindario cósmico. Una manera de conocer lugares distantes es estudiar los objetos que vinieron de fuera del sistema solar y eso es lo que estoy haciendo.

P.- ¿Se trata de pasar del miedo a la curiosidad?

R.- Eso es. Y soy optimista. Creo que hay más que aprender que temer, porque no somos tan importantes. No nos ven como una amenaza. Comenzaron su viaje hace probablemente miles de millones de años y la especie humana solo existe desde hace millones de años. No estamos en el centro del escenario de la obra de teatro cósmica. Nos cuesta entender que no somos tan importantes. Cuando la gente habla de visitantes que vienen de lejos, piensan que vienen aquí porque quieren ayudarnos. No, somos completamente insignificantes en el gran esquema de las cosas y nos convendría aprender sobre civilizaciones más avanzadas. Es como aprender del niño más listo de la clase.

P.- ¿Cómo se imagina esa vida inteligente extraterrestre?

R.- Creo que lo que primero nos encontraremos será un sistema con inteligencia artificial. No será biológico, porque la selección natural nos permite vivir en un ambiente protegido con oxígeno, nutrientes, agua... pero el espacio es mucho más peligroso. Hay rayos cósmicos que podrían destruir cualquier célula del cerebro humano. Es muy complicado transportar criaturas vivientes. Tiene más sentido enviar aparatos tecnológicos que tengan su propio cerebro con inteligencia artificial, para que puedan actuar de forma autónoma y decidir. Imagino que veremos equipos con tecnología muy sofisticada. También podrían ser objetos de basura espacial que ya no funcionen.

P.- Habla mucho del positivismo y las profecías autocumplidas. ¿Cuál es la suya?

R.- Muy fácil: encontrar objetos que pertenezcan a una civilización extraterrestre cercana la Tierra. Entonces sabría que no estamos solos en este vasto universo. Le daría un significado a la existencia. Desde un punto de vista romántico, es como encontrar pareja. Creo que nos llenará de un sentido de pertenencia al universo. Ahora tenemos una forma muy fría de mirar el universo. Si hay algo inteligente ahí fuera, cambiará nuestra forma de pensar.

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