Pekín/Bangkok, 9 feb (EFE).- Solos o en grupos, los turistas chinos eran omnipresentes hace cinco años. La potencia asiática era la mayor fuente de vacacionistas e ingresos del turismo global, un liderazgo que acabó con la covid-19 y que aún no ha vuelto, con ruinosas consecuencias para la industria y los destinos predilectos.
Jenny Zhuang, ejecutiva de 53 años, comenzó a viajar hace dos décadas, recorriendo países africanos, del sudeste asiático o Reino Unido en grupos organizados -una de las características del "boom" del turismo chino-, pero dejó de hacerlo tras la pandemia.
“Siento que no es seguro viajar al extranjero. Ahora, cuando me encuentro con amigos de fuera, tengo que considerar si tienen el virus y también me preocupa la seguridad. Quería ir a Estados Unidos pero no son amigables con los chinos”, comenta a EFE la ejecutiva.
La pandemia y el cierre de fronteras impuesto por China, que no levantó hasta finales de 2022, paralizaron los desplazamientos desde y hacia la segunda economía mundial de forma radical.
Mientras en 2019 se registraron 156 millones de viajes desde China al extranjero y sus turistas gastaron 254.000 millones de dólares, consolidándose una tendencia creciente desde 2011, los desplazamientos cayeron casi un 90 % al año siguiente con la crisis sanitaria, según la Organización Mundial del Turismo (OMT).
Las cifras no remontaron hasta 2023, una vez se reabrieron las fronteras, con unos 87 millones de viajes desde China ese año, de acuerdo con el Instituto de Investigaciones de Turismo de China.
Al margen del impacto de los tres años de confinamientos en la psique china, los analistas contemplan varias causas detrás de un mayor conservadurismo en el gasto, entre ellas los riesgos de deflación, una crisis inmobiliaria que no ha tocado fondo y la falta de confianza dentro del sector privado doméstico.
Las ganas de viajar de los ciudadanos chinos se enfrentan estos días a una prueba de fuego: el Año Nuevo Lunar (10-17 de febrero), la festividad más importante del país que suele aprovecharse para regresar al lugar de origen.
Es el caso de Jie Qi, consultora de 36 años residente en Pekín, a quien le sigue atrayendo la idea de ir al extranjero “para conocer diferentes culturas”, sobre todo tras la pandemia, pero reserva estos días para visitar a su familia en la provincia central de Hunan.
El diario oficialista Global Times augura victorioso que el turismo experimentará este Año Nuevo Lunar “el mejor momento de los últimos cinco años”, vaticinando una vuelta a las cifras de 2019, con especial repercusión en Tailandia y Singapur, dos de los destinos preferidos de los chinos.
Pero desde Tailandia, el país más visitado por oriundos de China antes de la pandemia, no se ve tan claro.
"Aunque se espera un aumento en enclaves turísticos populares como Bangkok, Chiang Mai y Phuket, es improbable que se alcancen los niveles de antes", afirma a EFE Michael Marshall, director de S Hotels & Resorts.
La Autoridad de Turismo de Tailandia (TAT) asegura a EFE que espera recibir unos 177.000 visitantes chinos durante este periodo vacacional y un total de 8 millones en 2024 (por debajo de los 11 millones de 2019), de modo que se embolsará este año 197.000 millones de baht (cerca de 5.500 millones de dólares de EE.UU.).
Una cifra abultada pero que es apenas un tercio del dispendio de los turistas chinos en el país en 2019, cuando se dejaron en total 543.707 millones de baht (unos 15.000 millones de dólares estadounidenses), según TAT.
Aunque los destinos asiáticos siguen entre los favoritos de los chinos, con países como Tailandia, Malasia y Singapur incentivando las visitas con visados flexibles, las rutas aéreas y los intereses geopolíticos apuntan hacia nuevas direcciones.
Las aerolíneas de EE.UU. y la Unión Europea lo tienen más difícil para conectar con Asia al evitar sobrevolar Rusia por la guerra en Ucrania, mientras Pekín fomenta el turismo doméstico y los desplazamientos a países "amigos" como Arabia Saudí y Catar, con Oriente Medio clave en la Nueva Ruta de la Seda, el programa de infraestructuras estrella del Gobierno chino.
Pese a todo, el Consejo Mundial del Turismo prevé que China recuperará en 2025 el liderazgo como emisor de viajeros que le ha arrebatado por EE.UU.
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Pekín, 9 feb (EFE).- La llegada de turistas chinos a España se encuentra en proceso de recuperación gradual tras perder la mitad de estos viajeros en contraste con las cifras prepandémicas, con 382.207 visitantes en 2023 frente a 700.748 en 2019, aunque ha habido un aumento tanto del gasto que realizan como de la duración de su estancia.
Esta panorámica, que implica una recuperación del turismo chino en torno al 50 %, con respecto a las cifras previas a la crisis sanitaria, está condicionada por “la lenta recuperación de la industria turística local, la conectividad y los visados”, según indicaron a EFE fuentes de Turespaña.
China permaneció cerrada a cal y canto desde inicios de 2020 a enero de 2023, un periodo en el que los chinos no podían viajar al extranjero por motivos turísticos, como ilustra la caída del 80,7 % (134.612 visitantes) en las llegadas a España desde el gigante asiático en 2020 respecto al año anterior, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de España.
En contraste, el incremento de turistas chinos de 2022 a 2023 llegó al 574 %, dato que se explica porque en 2022 las fronteras del país asiático aún estaban cerradas.
Pese a que el volumen de visitantes chinos no se ha recuperado aún a niveles prepandémicos, los datos del INE revelan un incremento del gasto y la estancia medias en 2023 respecto a 2019.
El gasto medio por persona pasó de 2.407 euros en 2019 a 2.958 el año pasado, superando la lenta recuperación de los desembolsos generales de los viajeros chinos en el exterior, en tanto la duración media de la estancia se elevó de 7,8 a 10,2 días.
Según cifras de la Organización Mundial del Turismo compartidas con EFE, los viajeros chinos gastaron en general un 77 % más en sus viajes al exterior en los primeros nueve meses de 2023, en contraste con ese periodo del año anterior, si bien supone aún un 25 % menos que el dinero invertido al visitar mundo en 2019.
Por su parte, el volumen de visitas de ciudadanos chinos a España avanza más o menos en línea con la recuperación general de los viajes internacionales de oriundos de la potencia, que en 2019 lideraban las salidas mundiales con 156 millones de visitas al extranjero, según la Organización Mundial del Turismo (OMT).
Los desplazamientos cayeron casi un 90 % al año siguiente con la crisis sanitaria y no remontaron hasta 2023, una vez se reabrieron las fronteras, con unos 87 millones de viajes desde China ese año, alrededor del 50 % de las cifras de 2019, de acuerdo con el Instituto de Investigaciones de Turismo de China.
Turespaña resalta que la plena recuperación del turismo emisor chino “está intrínsecamente vinculada a la situación económica general en China”, donde la recuperación pospandémica está siendo más lenta de lo esperado y la deflación y la crisis inmobiliaria atenazan a la población, entre otros factores.
No obstante, el organismo destaca la “excelente recuperación” de la conectividad directa con España, que ya supera a la existente en 2019, y prevé que a finales de 2024 se llegue a una recuperación del 73 % en los niveles de viajeros chinos en vuelos internacionales. EFE
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