Alejado de los focos y con su agenda oficial totalmente paralizada desde que su mujer, Kate Middleton, se sometió a una operación abdominal a mediados de enero -un problema de salud sobre el que sigue reinando el hermetismo más absoluto-, el Príncipe Guillermo ha reaparecido 48 horas después de que Buckingham Palace anunciase que el Rey Carlos III tiene cáncer. Tras su negativa a ver a su hermano Harry -que regresó a Los Ángeles horas después de su visita exprés de 45 minutos a su padre- asegurando que tenía "cosas más importantes que hacer", el Príncipe de Gales ha retomado este miércoles sus compromisos oficiales por partida doble. Y es que a pesar de que su intención era acompañar a su esposa durante su recuperación reduciendo al mínimo sus actos, la enfermedad de su progenitor le ha obligado a dar un paso al frente y asumir el papel institucional que le corresponde como heredero al trono en este delicado trance para la Familia Real británica. Una jornada intensa que comenzaba por la mañana en el Castillo de Windsor, donde el Príncipe Guillermo ha presidido una ceremonia de investidura en la que ha entregado medio centenar de condecoraciones y en la que se ha dejado ver aparentemente relajado y derrochando cercanía y sonrisas con todos los asistentes, a pesar de que su pérdida de peso es bastante notoria. Una reaparición en la que su actitud ha resultado tranquilizadora, aunque ha evitado hacer ningún comentario sobre los problemas de salud del Rey y de Kate. Ha sido por la noche, durante una gala benéfica de la organización de ambulancias aéreas de Londres -acto en el que ha coincidido con Tom Cruise, con el que se ha mostrado de lo más cómplice- cuando el Príncipe de Gales ha roto su silencio y ha pronunciado sus primeras palabras desde que la Casa Real anunciase que su padre está enfermo de cáncer. "Agradecemos, de verdad, la amabilidad de todo el mundo. Gracias" ha expresado a su llegada al evento, donde a pesar de la sonrisa que ha dedicado a los presentes ha llamado la atención su semblante de preocupación. Y ha sido durante su discurso cuando Guillermo ha hablado sobre el duro momento que atraviesa la Corona británica, al que ha intentado quitar hierro con su característico sentido del humor irónico: "Me gustaría aprovechar la oportunidad para decir gracias. También por los amables mensajes de apoyo a Catherine y a mi padre. Especialmente en los últimos días. Significa mucho para nosotros". "Es justo decir que en las pasadas semanas he estado bastante centrado en cuestiones médicas. Así que he pensado en venir a un acto de ambulancias aéreas para desconectar", ha bromeado, arrancando las risas del público.