Madrid, 7 feb (EFE).- La suspensión provisional de Mohamed Katir por parte de la Unidad de Integridad del Atletismo (AIU) por una "infracción de las normas derivada de tres fallos de localización en los últimos doce meses" vuelve a provocar que la sombra del dopaje sobrevuele el atletismo con un protagonista que en los últimos tres años había renovado la ilusión del mediofondo español.
La irrupción en 2021 de Mohamed Katir en el panorama internacional supuso un soplo de aire fresco para el mediofondo español, que, pese a contar con grandes atletas en los últimos años, parecía vivir una travesía en el desierto sin una gran figura de referencia que marcase a una generación, como anteriormente hicieron corredores de la talla de Fermín Cacho, Reyes Estévez o Juan Carlos Higuero.
Entre el 10 de junio y el 13 de julio de 2021, Mohammed Katir irrumpió con fuerza en el panorama atlético batiendo tres plusmarcas nacionales (1.500, 3.000 y 5.000) en apenas 33 días y poco después, en los Juegos Olímpicos de Tokio, se metió en la final de los 5.000, quedó octavo y se llevó a casa un diploma.
Doce meses después, el corredor murciano vivió su verano soñado con dos medallas, una de bronce en 1.500 en el Mundial de Eugene (Estados Unidos) -la primera española en la distancia en un Mundial desde 1999- y otra en el Europeo de Múnich (Alemania) en 5.000. Fueron su consagración, en ese momento con apenas 24 años, como un gran atleta pero, sobre todo, como la gran ilusión del mediofondo español, que estaba ávida de ídolos que volviesen a arrastrar a las masas a los estadios y a la audiencia delante de la televisión.
Con todos los focos sobre su figura, Katir volvió a demostrar su ambición en 2023, en los que se colgó un oro en los Juegos Europeos de Polonia y una plata en los 5.000 del Mundial de Budapest, dónde tuteó al noruego Jakob Ingebrigtsen, con el que mantiene una bonita rivalidad que pretendía escribir su siguiente capítulo en los Juegos Olímpicos de París.
Ese capítulo tiene difícil escribirse porque pese a la intención de recurrir la sanción provisional, Katir sabe que los plazos y las decisiones en este tipo de materias son lentos y, aunque su objetivo es lograr una cautelar, las esperanzas no son muy altas, sobre todo viendo los antecedentes con otros atletas.
Más allá de los resultados, la personalidad de Katir, con su descaro, atrevimiento y confianza corriendo, le habían dotado de un aura de atleta cinco estrellas llamado a marcar una época sin tener miedo a rivales y con una ambición enorme. Quizá esos valores los aprendió en su infancia y juventud. Vivió en Huesca de pequeño pero desde los cinco años reside en la localidad murciana de Mula. Está muy apegado a su familia y a su pueblo y siempre ha sido de mostrar valores firmes y objetivos claros.
Respetando la presunción de inocencia, lo que es innegable es que el daño de esta sanción provisional a Katir supone un golpe muy duro al atletismo español, que estaba viviendo un momento dulce en cuanto a resultados de élite del mediofondo con una generación que también incluye a Mariano García, Adrián Ben y Mario García Romo. Además, la figura del murciano, como reclamo para las nuevas generaciones, estaba despertando una ilusión tremenda entre el aficionado, como se pudo comprobar en la última San Silvestre Vallecana o en la carrera nocturna de San Antón, en Jaén, en la que la que se llevó los masivos aplausos de los asistentes.
Tras conocerse la sanción de la Unidad de Integridad del Atletismo, la Real Federación Española de Atletismo no titubeó y decidió suspender "de manera inmediata" la licencia del atleta español, reiterando "su posición firme y contundente en contra del dopaje en el deporte" y recordando que un atleta suspendido provisionalmente o con un expediente abierto por dopaje o disciplina no cumple con los criterios de elegibilidad aprobados" por la Junta de Gobierno de la RFEA en la circular 194/2017.
Ese comunicado de la RFEA va en concordancia a lo manifestado el pasado 19 de enero, cuando en otro texto, ante el anuncio público realizado por el entonces director de la CELAD, José Luis Terreros, sobre la sanción provisional impuesta a dos atletas españoles por "una presunta infracción de las normativas antidopaje", se procedió "de forma inmediata a implementar dichas sanciones conforme a lo establecido en la normativa aplicable mostrando su contundente posición en contra del dopaje".
David Ramiro
Madrid, 7 feb (EFE).- Saltarse tres controles antidopaje en el plazo de un año ha dejado fuera de competición a numerosos deportistas en los últimos años, el más célebre el velocista estadounidense Christian Coleman, que se perdió por ello los Juegos Olímpicos de Tokio.
El atleta español Mohamed Katir, subcampeón mundial de 5.000 metros, anunció este miércoles que la Unidad de Integridad del Atletismo (AIU) le había suspendido provisionalmente por no estar localizable en tres ocasiones, lo que se conoce en el mundo del deporte como 'incomparecencia'.
Los deportistas en activo tienen la obligación de comunicar a las autoridades antidopaje una franja horaria específica de 60 minutos cada día en la que vayan a estar localizables en un lugar concreto, para someterse a un control antidopaje si se les requiere para ello.
Pueden y deben actualizar permanentemente los datos si cambian de ubicación o viajan para entrenar, para competir o por ocio. Disponen para ello de una plataforma llamada ADAMS. Pueden fallar dos veces, pero no tres.
Junto al de Coleman, otros casos recientes son los de la nigeriana Salwa Eid Naser o el tenista Mikel Ymer y, hace más años, el del ciclista danés Michael Rasmussen.
Christian Coleman era el campeón mundial en ejercicio de los 100 m cuando en 2020 fue suspendido, primero provisionalmente y luego definitivamente, por eludir tres controles en un año. Le cayeron dos años, que el TAS redujo luego a 18 meses. Suficiente para que se perdiese los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
"Estaba de compras a cinco minutos de casa", se defendió el atleta. "Una simple llamada telefónica", dijo, habría bastado para localizarle en una de las visitas de los controladores.
También se perdió los Juegos de Tokio la nigeriana Salwa Eid Naser, que era la campeona del mundo de los 400 metros y que se saltó hasta cuatro controles entre 2019 y 2020.
"Es algo normal, puede sucederle a cualquiera", argumentó la corredora, que ganó una apelación pero luego perdió el caso en el TAS (Tribunal de Arbitraje).
Más recientemente, en julio de 2023, fue sancionada la nigeriana Tobi Amusan, campeona del mundo y plusmarquista mundial de los 100 metros vallas, por el mismo motivo. Pero su recurso sí surtió efecto y no fue finalmente suspendida. La decisión de la AIU no fue unánime.
El tenista sueco Mikael Ymer era el número 51 de la ATP cuando, también en julio de 2023, fue suspendido 18 meses en sentencia firme del TAS, que consideró que en sus tres incomparecencias él tuvo "un alto grado de culpa". Ymer había admitido su error en dos de los intentos de localización, pero había recurrido el tercero.
Otro atleta español, Adel Mechaal, pudo competir en los campeonatos del mundo de Londres 2017 en virtud de la resolución del TAS que anuló la sanción de 15 meses que le había impuesto la Agencia Española Antidopaje (AEPSAD) por tres supuestos controles de dopaje fallidos.
En cuanto a Rasmussen, cuya sanción dio la victoria en el Tour de Francia de 2007 al español Alberto Contador, se había saltado cuatro controles un mes antes de la prueba y había mentido sobre el paradero de sus entrenamientos, por lo que su equipo, Rabobank, le expulsó cuando era líder.
Para librarse de una sanción definitiva Mohamed Katir deberá demostrar que sus incomparecencias, al menos una de ellas, se debieron a errores del sistema ADAMS -los deportistas comentan que falla a menudo- o que la responsabilidad no se le puede atribuir a él. EFE
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