Bruno Dias: "Chile se está convirtiendo en potencia y epicentro de la astronomía mundial"

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Fotografía de archivo de antenas
Fotografía de archivo de antenas del telescopio Atacama Large Milimeter/submillimeter Array, en San Pedro De Atacama, Antofagasta (Chile). EFE/ Rodrigo Saez

Santiago de Chile, 25 ene (EFE).- El presidente de la Sociedad Chilena de Astronomía (Sochias), el brasileño Bruno Dias, dijo que a finales de esta década, cuando se terminen de construir los grandes telescopios en Chile, "el país pasará de concentrar el 30 % de la capacidad astronómica mundial a acumular más del 50 % de ella".

Con unas ventajas geográficas y naturales de excepción que ofrecen la Cordillera de los Andes y el océano Pacífico —poca nubosidad a cotas altas, una atmósfera poco turbulenta y temperaturas estables—, el país suramericano se ha convertido en un anfitrión de primera categoría que acoge los telescopios de más de 30 países.

"Chile camina hacia los superlativos en materia astronómica: tendremos el telescopio más grande del mundo, el ELT con un espejo de 39 metros; el próximo año empezará a funcionar el Vera Rubin, que tendrá la cámara más grande; tenemos el Alma, el radio-observatorio con la mayor cantidad de antenas a nivel mundial; y también tendremos el telescopio más alto, el japonés TAO", explicó Dias en una entrevista con EFE desde el Instituto de Astrofísica de la Universidad Andrés Bello (UAB) de la capital, dónde investiga.

El norte chileno, que presume de uno de los cielos más limpios del mundo, se está convirtiendo, según él, en "la potencia y el epicentro de la astronomía mundial" y compite científicamente a nivel global –dijo– con premios y colaboraciones internacionales y publicaciones en grandes revistas.

La instalación de telescopios extranjeros fue una estrategia a largo plazo que abrió "una oportunidad y ventaja" para el país, comentó Dias, físico de formación que aterrizó al frente de la Sochias en marzo del año pasado.

Más de una docena de observatorios y radio observatorios se distribuyen por el norte chileno, la mayoría de ellos ubicados en las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo, que cuentan con 29 comunas declaradas por decreto como áreas con valor científico y de investigación para la observación astronómica.

"El cielo del hemisferio sur es muy rico porque tenemos el centro de la Vía Láctea, las Nubes de Magallanes y un montón de ciencia que no es alcanzable desde el norte", señaló el académico, un entusiasta de su trabajo que divulga con pasión los hallazgos alcanzados hasta ahora.

Las distintas administraciones chilenas, independientemente de su color político, han acogido abiertamente los telescopios extranjeros y han facilitado su importación e instalación: "A cambio de beneficios como, por ejemplo, la exención de impuestos, el consorcio o país dueño de la maquinaria ofrece a las universidades chilenas el 10 % de las noches del telescopio", explicó.

El boom de la astronomía en Chile y su liderazgo en el sector es tal que ha llegado incluso hasta las aulas. Según Bruno Dias, en los últimos diez años se ha duplicado el número de académicos en astronomía y se ha triplicado el número de universidades chilenas con investigación en astronomía.

Científicos e investigadores de Chile se preparan ahora para enfrentar varios desafíos, entre ellos la transformación digital en materia astronómica para el análisis de grandes volúmenes de datos generados por observatorios y simulaciones computacionales.

"Tenemos muchos datos que procesar, necesitamos más capacidad en los computadores y más recursos para almacenar, analizar y transferir, porque la astronomía es siempre una ciencia que trabaja en colaboración internacional", indicó el investigador.

Otro gran reto que tienen por delante los astrónomos, en coordinación con científicos y profesionales de otras áreas, es la producción de la tecnología necesaria para observatorios, telescopios y otras instalaciones.

"Poco a poco se están desarrollando más componentes en tecnología e incluso el Ministerio de Ciencia está interesado en empujar más hacia esta dirección para que Chile sea protagonista también en la construcción de los mismos observatorios", aseguró el académico.

Convencido de que la exploración del universo para dar respuestas a las grandes preguntas de la humanidad recién empieza y que solo conocemos una ínfima parte de lo que queda por descubrir, Dias reflexiona: "Mientras más alcanzamos a descubrir, más preguntas se abren y, por lo tanto, menos sabemos".

Meritxell Freixas

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