La Haya, 22 ene (EFE).- La cooperación entre Países Bajos y Marruecos para el retorno de nacionales marroquíes que han agotado los recursos legales para solicitar el asilo se ha reactivado tras años de rechazo de Rabat a aceptar a sus compatriotas tras las críticas neerlandesas a la represión de las protestas en la región del Rif.
El secretario de Estado neerlandés para el Asilo, Eric van der Burg, consideró que la cooperación en este asunto con Rabat es ahora “casi ideal” y Países Bajos ha deportado a 250 solicitantes de asilo marroquíes durante los primeros once meses de 2023, “la cifra más alta en diez años”, según el Servicio de Retornos.
Hay otras 700 personas en espera que serán enviadas a Marruecos dentro de seis meses. El año pasado, alrededor de 1.000 solicitantes de asilo llegaron de Marruecos -según el Servicio de Retorno- y si agotan las vías legales para quedarse legalmente en Países Bajos, son deportados en cuestión de semanas al país de origen.
Van der Burg subrayó que “el problema ahora” es que los recién llegados se están adaptando a esa política más estricta de retorno y a menudo no esperan a que su solicitud sea oficialmente rechazada, desapareciendo en la ilegalidad dentro o fuera de Países Bajos, para evitar ser “trasladados a un centro de detención de inmigrantes”.
Los inmigrantes que proceden de los considerados “países seguros”, como es el caso de Marruecos, no tienen derecho a asilo, pero Rabat dejó de emitir en 2018 sus documentos de viaje cuando agotan el procedimiento legal y reciben una orden de expulsión, lo que imposibilita su envío de vuelta a Marruecos.
Ese bloqueo llegó después de que el gobierno neerlandés criticara la condena a prisión en Marruecos de 53 rifeños que participaron en protestas que se desataron en 2016 cuando un comerciante de pescado de Alhucemas (capital del Rif), Mohsen Fikri, muriera aplastado por el mecanismo interno de un camión de basura donde las autoridades habían confiscado su mercancía con el pretexto de haberla pescado ilegalmente.
El Gobierno neerlandés consideró en ese momento que las sentencias eran "exageradas", lo que tensó las relaciones entre los dos países e hizo que Marruecos dejara de cooperar con Países Bajos en cuestiones como el retorno de los ciudadanos marroquíes pendientes de deportación, según el diario neerlandés NRC.
El secretario de Estado no ha explicado el contexto que acompañan a esta mejora de las relaciones, mientras que NRC señaló ya en 2022 que Marruecos aceptará a los inmigrantes deportados a cambio de que, entre otras cosas, Países Bajos cambie de actitud en lo que respecta a las críticas a la situación de los derechos humanos en el Sáhara y el Rif. EFE
ir/cat/fpa
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