Las disculpas de Griffa a Gárate

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El exjugador del Atlético de Madrid Jorge Bernardo Griffa durante una entrevista concedida a la Agencia Efe, el 18 de octubre de 2019. EFE/Kiko Huesca
El exjugador del Atlético de Madrid Jorge Bernardo Griffa durante una entrevista concedida a la Agencia Efe, el 18 de octubre de 2019. EFE/Kiko Huesca

Madrid, 16 ene (EFE).- "Discúlpame, hijo de puta, discúlpame, pero corre más", le dijo Jorge Griffa, fallecido este lunes a los 88 años, a José Eulogio Gárate, al que recriminaba el no haber corrido lo suficiente, después de un partido amistoso en Oporto.

La anécdota es una muestra más del carácter indomable de Griffa, el 'jefe' del vestuario rojiblanco en la década de los sesenta. el argentino y Gárate, que coincidieron en el Atlético entre 1966 y 1969, representaban los dos extremos del temperamento de un futbolista. Griffa, fornido y expeditivo. Un defensa sin contemplaciones dentro y fuera del terreno de juego. Gárate, un delantero excepcional, tímido e introvertido. Un caballero sensible, ejemplo de elegancia. Un fuera de serie.

Griffa lo daba todo por el Atlético. Fue el precursor de Luis Aragonés en eso de vencer y vencer. "Él me enseño a ganar", llegó a reconocer el 'Zapatones'. Desde que se enfundó la elástica colchonera (temporada 1959-60), Griffa se hizo el dueño de la caseta y se convirtió en un baluarte en la retaguardia madrileña. Una amenaza para los delanteros rivales. Enfrentarse a Griffa eran palabras mayores.

De su personalidad arrolladora da testimonio el "encontronazo" con Gárate. En un amistoso en Oporto muy cerca estuvieron de enzarzarse en una pelea. "Me salvó Isacio Calleja", desvela el nueve en el libro "Historias del Atlético de Madrid, los Secretos del Calderón".

Calleja intercedió para tranquilizar a Griffa, que acabó pidiendo disculpas al nueve a su manera, según recuerda en el libro el doctor Ibáñez. "Griffa le reclamaba mucho que corriese más y en el amistoso no paraba de decirle, hijo de puta, corre más, corre más, hasta que Gárate se enfadó. Usted a mí no me llama hijo de puta. Yo no soy ningún hijo de puta. Ya en el vestuario, Griffa insistió y hasta le agarró del cuello. Gárate, muy afectado, se fue a la ducha con los ojos llorosos. Total, que le digo: Jorge, le insultas y luego casi le pegas. Vete a pedirle disculpas. Y Griffa fue, se metió en la ducha vestido, donde estaba Gárate y le dijo: discúlpame, hijo de puta, discúlpame, pero corre más", narra el doctor en el libro. La historia es sólo una pincelada reveladora de cómo era Griffa. Sin duda, una leyenda rojiblanca.

Jenaro Lorente

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