A pesar de que no están siendo momentos fáciles para Isabel Pantoja por las numerosas polémicas que ha protagonizado en los últimos días (empezando por las informaciones sobre sus problemas serios de salud, la venta in extremis de su ático de Fuengirola para intentar solventar sus deudas millonarias con Hacienda, o el demoledor ataque de Francisco Rivera en '¡De viernes!') la tonadillera ha vuelto a resurgir una vez más como el Ave Fénix. Dispuesta a que 2024 sea el año en el que pague todo lo que debe y empiece de cero -va por el buen camino ya que después de 10 años ha saldado su deuda de 76.000 euros con Loli 'la kioskera' y ha llegado a un ventajoso acuerdo con la Agencia Tributaria, a la que irá la mayor parte de su caché en los conciertos de su gira 50 aniversario- la artista está completamente centrada en su profesión y, consciente de que no puede permitirse seguir recluida en Cantora, ha reaparecido para hacer frente a sus compromisos. Será este sábado 30 de diciembre cuando Pantoja regrese después de 7 años de ausencia a Barcelona. A punto de agotarse las entradas en el Palau Sant Jordi, la cantante de 'Así fue' quiere arrasar en su último concierto del año y dar lo mejor de sí. Y para ello el martes 26, a última hora de la tarde, volaba de Jerez de la Frontera a Madrid en avión privado para comenzar los ensayos. Nada más aterrizar en la terminal ejecutiva del aeropuerto de Barajas acompañada por su hermano Agustín, Isabel se subía a una furgoneta con los cristales tintados que la llevaba directamente a uno de los mejores hoteles de la capital, donde disfrutaba de una cena en compañía de su fiel escudero y de algunos íntimos amigos, y de donde no volvía a salir hasta el día siguiente. Fiel a sus rutinas, la tonadillera ha dormido hasta bien entrada la mañana, y tras desayunar en su habitación para evitar las miradas indiscretas del resto de huéspedes del hotel, después de comer se dirigía a unas naves a las afueras de Madrid donde, siempre con Agustín a su lado, ha ensayado el repertorio que cantará en Barcelona con su banda de músicos. Allí ha estado varias horas y, a última hora de la tarde, e intentando esquivar a las cámaras de todas las maneras posibles -poniendo su furgoneta pegada a la puerta del local de ensayos para no ser vista- regresaba a su hotel ignorando las preguntas de la prensa. Su característica coleta tirante, sus gafas de sol negras y un total look en gris con bufanda incluida protegiendo su garganta y parte de su cara, el atuendo elegido para sus primeras 24 horas en Madrid, en las que a pesar de encontrarnos en Navidad y de que las calles están engalanadas de luces, ha preferido abandonar tan solo su habitación para ensayar y poner su voz a punto para su reaparición. Y, aunque algunos apostaban porque acudiría a Hacienda y se reuniría con algún alto cargo del fisco para comprobar cómo va el pago de su millonaria deuda -que alcanza los 4 millones de euros-, Isabel prefiere dejar este tipo de asuntos en manos de su hermano Agustín, ya que como ha reconocido en más de una ocasión, no sabe nada de números y cuentas. Coincidencias de la vida, Isa Pantoja también se encontraba este miércoles en Madrid, ya que ha cumplido con su cita semanal con el programa 'Vamos a ver'. Sin embargo, y como ha confesado la tertuliana, su relación sigue completamente rota y la cantante -que no tiene teléfono- ni siquiera se ha puesto en contacto con ella para felicitarle la Navidad. De ahí que ni siquiere haya movido ficha para ver a su hija aunque, durante varias horas, hayan estado a pocos kilómetros de distancia.