Colombo, 11 dic (EFE).- La apertura al público este lunes del restaurante giratorio más alto del Sur de Asia en la 'Lotus Tower' de Sri Lanka marca el renacimiento del sector turístico en el país, golpeado por unos atentados múltiples con 269 muertos, a pandemia del coronavirus y la peor crisis económica de su historia moderna.
El restaurante Blue Orbit, ubicado en el piso 27 de una torre mitad centro de telecomunicaciones y mitad atracción turística clave, busca "capturar la esencia de la sofisticación" con diversas cocinas del mundo y capacidad para 225 comensales, dijo a EFE el gerente de marca del establecimiento, Mitali Dassanayake.
"Es muy excitante y tenemos muchas reservas", constató.
Con sus 350 metros de altura y una forma que recuerda a la flor de loto, un tallo esbelto de color verde coronado por un enorme capullo capaz de cambiar de color a voluntad, la torre nació de un acuerdo entre Sri Lanka y China en 2012 bajo la iniciativa de las Nuevas Rutas de la Seda.
Construida por 104,3 millones de dólares y la esperanza de que la torre se convierta en un icono de la capital, abrió finalmente sus puertas en 2019 pero han tenido que pasar cuatro años hasta la apertura del prometido restaurante giratorio.
Cuatro años en los que el turismo, uno de los motores de la economía esrilanquesa y fuente vital de divisas, se ha visto golpeado por una serie de desastres de los que a penas parece estar recuperándose.
Unos atentados yihadistas en tres iglesias y tres hoteles de lujo dejaron 269 muertos, entre ellos 40 extranjeros, y más de 400 heridos en 2019, año en que las llegadas de turistas cayeron a los 1,9 millones frente a los 2,3 registrados en 2018.
Los cierres fronterizos por la pandemia castigaron más al sector con solo 500.000 visitas en 2020 y cerca de 200.000 al año siguiente.
En 2022 estalló la grave crisis económica y social en la isla que provocó una escasez crítica de combustible y productos esenciales, además de una ola de protestas que culminó en un cambio de gobierno.
Este año el país ha registrado un aumento de las llegadas de turistas y de los ingresos por esta actividad. Según la Oficina de Turismo esrilanquesa, el país ganó 1.800 millones de dólares entre enero y noviembre, frente a casi 1.000 millones en el mismo periodo del año anterior.