Abren los colegios electorales en primer día de votación de las presidenciales de Egipto

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El Cairo, 10 dic (EFE).- Los centros electorales en Egipto abrieron hoy sus puertas a las 9.00 hora local (07.00 GMT) para votar en unas elecciones presidenciales que durarán tres días y en las que el mandatario Abdelfatah al Sisi parte como indiscutible favorito frente a tres rivales poco conocidos.

Más de 67 millones de egipcios, de los más de 105 millones de habitantes del país africano, están llamados a las urnas durante tres días en una votación cuyo cierre está previsto para las 21.00 hora local (19.00 GMT) en cada jornada, mientras que los resultados se darán a conocer el próximo 18 de diciembre.

Alrededor de un centenar de personas esperaron a la apertura de la escuela primaria Ahmed Orabi, en el popular barrio cairota de Imbaba, que abrió sus puertas pocos minutos después de la hora estipulada a los votantes, que podrán depositar su voto en más de 9.000 centros electorales repartidos por todo el país.

Muchos de los votantes ondearon banderas de Egipto al ritmo del estruendo de música popular reproducida a través de grandes altavoces del centro de votación, al tiempo que la Policía y los organizadores del colegio organizaban las filas para el acceso a las mesas de votación.

Según la Autoridad Nacional Electoral (ANE), unos 15.000 jueces han sido asignados para supervisar el trabajo de las mesas y realizar el recuento de votos, un proceso que también será monitoreado por 22.540 observadores locales, 14 organizaciones internacionales y 67 representantes diplomáticos de 24 embajadas acreditadas en Egipto.

En estas elecciones concurren el actual presidente y gran favorito, Abdelfatah al Sisi; Farid Zahran, jefe del Partido Socialdemócrata Egipcio (PSE); Abdel Sanad Yamama, jefe del Partido Wafd, y Hazem Omar, del Partido Popular Republicano (RPP).

Estas son las primeras elecciones desde que Al Sisi llegó al poder en un golpe de Estado en 2013 en las que participan más de dos candidatos, en un momento de relativa apertura política ante el compromiso de las autoridades con la "transformación democrática" del país norafricano.

En los pasados comicios, en 2014 y 2018, Al Sisi venció a un único rival con el 97 % de los votos en ambas ocasiones, en unas elecciones consideradas una farsa por la oposición.

La principal incógnita será la participación, ya que estas elecciones tienen lugar en medio de una severa crisis económica marcada por una galopante inflación oficial del 38 %, la pérdida de más de la mitad del valor de la libra egipcia en un año y una deuda externa de más de 160.000 millones de dólares.

El Cairo, 10 dic (EFE).- Las elecciones egipcias, cuyo seguro ganador será el actual mandatario Abdelfatah al Sisi, sólo se pueden interpretar en clave económica, como una prueba de si el Ejecutivo obtiene el suficiente respaldo político para abordar las duras e impopulares medidas que tendrá que tomar para tratar de rescatar al país del abismo macroeconómico en dónde se encuentra.

Sin una competencia real entre opciones, la votación es vista tanto por los egipcios como por observadores externos como un paso previo, formal y necesario, pero en último término irrelevante para una inevitable andanada de crudas medidas para intentar atajar los graves problemas económicos que acechan al país.

Éstos no son pocos: altísima inflación; falta de divisas; deuda pública; depreciación de la moneda; inversión externa nula e industria anquilosada.

Más allá, está la decreciente confianza en la capacidad de Egipto para salir del atolladero, reflejada tanto por las sucesivas rebajas de su calificación crediticia como en las dificultades para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) desembolse gran parte del último crédito que concedió al país ante los evidentes incumplimientos egipcios de las condiciones para el mismo.

Devaluación inminente

El primer paso que se espera es una devaluación de la libra egipcia, la tercera en los últimos dos años.

La moneda llega a la cita electoral con un valor oficial aproximado de 30,8 libras por dólar estadounidense. En el mercado negro, el precio es aproximadamente 50 a 1. El acceso al mercado negro, antes limitado y que se realizaba con discreción, ahora es cada vez más extendido.

Es imposible para un ciudadano común comprar divisas con libras egipcias por canales oficiales.

"La especulación es que tienen que devaluar la libra de forma masiva. Buscan obtener un flujo de préstamos y ayudas y más acuerdos con el FMI. Pero no hay hasta ahora un plan claro de salida excepto un masivo programa de privatización, que tampoco está funcionando bien", resumió a EFE el analista político y autor del próximo libro 'Egypt under Sisi', Maged Mandour.

Muy crítico con el mandatario, Mandour apuesta a que Al Sisi no tendrá capacidad de dejar flotar la libra en el mercado (como pide el FMI), ya que esta podría llegar "a límites que no se pueden imaginar" y apostará por devaluaciones controladas, como hasta ahora.

Lo que no está claro es que sirva para consolar al FMI, ni para atraer inversores, ni para otorgar confianza en la moneda. De hecho, es lo que se ha intentado sin éxito hasta ahora.

Gasto público

La inflación, en ese contexto, no podrá bajar.

El 80% de los egipcios sobrevive comprando pan subvencionado por el gobierno, y recortar el gasto en ese sector es inviable.

La obra pública, en su formato de megaproyectos en los que Al Sisi se gastó todo el dinero obtenido vía préstamos y concesiones para impulsar la economía egipcia, da empleo a decenas de miles de personas.

Con una industria local cerca del colapso, restringida para importar materiales básicos, el fin de la construcción certificaría un posible panorama "de una alta inflación con una profunda recesión" y desempleo que disparará la pobreza a "niveles históricos".

Lo cierto es que decenas de empresas internacionales afincadas en Egipto comentan bajo condición de anonimato que las dificultades son cada vez mayores, que los pagos no llegan y que están pensando en parar o reducir mucho sus acciones en el país.

Mandour cree que Al Sisi seguirá con las construcciones también "por razones políticas", lo que a su vez es lo que ha llevado al país a esta posición en primer lugar.

Deuda

También está la deuda, contraída durante los ya más de diez años de mandato de Al Sisi que tiene varios e importantes vencimientos el año que viene y que tendrá que pagarse con divisas contantes y sonantes.

Egipto ha defendido su capacidad de pago y honrar sus compromisos, con ingresos programados suficientes por ejemplo a través del canal de Suez (una de las principales vías de ingresos de la economía egipcia), pero reprogramaciones y negociaciones están a la vista.

Desde fuera sí parece evidente a todos que Egipto necesita ayuda de algún tipo, como reflejó la reciente visita de la presidenta de la Comisión Europea Úrsula Von der Leyen, en donde altos funcionarios que la acompañaban dejaron caer que la UE presionará a sus Estados miembro y al FMI para que sean clementes con Egipto y que trabajarán para que se "destraben" inversiones privadas foráneas, sobre todo en temas energéticos.

Egipto lleva meses ya buscando como atraer divisas mediante privatizaciones de algunos sectores en manos del Estado, pero muchos analistas piensan también que mientras se mantenga la situación de privilegio de las industrias militares (que van de la producción de alimentos a gasolineras y constructoras), y no se privatice seriamente, nunca se obtendrá el flujo de capital necesario.

"No hay solución fácil. Las que son, son todas a largo plazo, estructurales y profundas y no hay escapatoria para todo el sufrimiento. Hay que hablar de reestructuración de deuda, la posibilidad de un impago, una hiperinflación. Todo eso. No es algo que se pueda arreglar en seis meses o un año, es un lio masivo", concluyó Mandour.

Álvaro Mellizo

El Cairo, 10 dic (EFE).- De los cuatro candidatos que se presentan a las elecciones presidenciales de Egipto, los votantes de El Cairo tan solo reconocen al actual jefe de Estado, Abdelfatah al Sisi, el indiscutible favorito para ganar estos comicios ante unos rivales completamente desconocidos por gran parte de la población.

"He votado a Al Sisi, porque sí, no conozco a los otros. No los conocemos y debemos dar el voto a alguien conocido", dice a EFE Roya Ahmed, una cairota de 55 años que ha depositado el voto en un colegio electoral del humilde barrio de Imbaba, a orillas del Nilo.

Ella es una de las cerca de cien personas que han esperado a la apertura del colegio electoral Ahmed Orabi a las 9.00, hora local (7.00 GMT), en la primera jornada de las elecciones presidenciales de Egipto, que se alargarán dos días más para que unos 67 millones de egipcios puedan votar.

Y es que por primera vez en una década, estas presidenciales cuentan con cuatro candidatos de distinto signo, una muestra del "serio camino del Estado hacia la transformación democrática, el pluralismo partidista y la competitividad política", según las autoridades egipcias.

Pero Farid Zahran, jefe del Partido Socialdemócrata Egipcio (PSE); Abdel Sanad Yamama, líder del Partido Wafd, y Hazem Omar, del Partido Popular Republicano (RPP), son tan solo desconocidos que figuran en la papeleta de votación al lado de Al Sisi.

"Sí, claro, ya sabíamos antes de salir a votar quién va a ganar", dice Ibrahim entre risas.

Pese a que la campaña electoral contó con mítines políticos, programas especiales en los medios y carteles de los cuatro candidatos, la inmensa mayoría de los votantes consultados por EFE afirman que no conocen a los rivales de Al Sisi.

Intissar, una mujer de 50 años que ha dado el voto al actual jefe de Estado, afirma que al único otro aspirante que conoce es Gamal Mubarak, el hijo de expresidente Hosni Mubarak, que no participa en las elecciones.

Por su parte, Ikrami Ahmed, de 49 años, es uno de los pocos que sí conoce al resto de candidatos, pero asegura a EFE que solo ha acudido al colegio electoral del popular barrio de Shubra porque el actual presidente y exmariscal "va a proteger a Egipto".

"Yo apoyo al Ejército y a la Policía. La comunidad internacional piensa que me han obligado a votar, pero yo he venido con toda mi voluntad", exclama Ahmed, que afirma que "Al Sisi ha hecho cosas buenas, pero la gente lo niega".

Y Omar, de 22 años, dice que votará a Al Sisi por ser "el único candidato con "la experiencia necesaria".

La primera de las tres jornadas de votación discurrió con una moderada afluencia y sin incidentes, afirmaron a EFE varios de los más de 22.000 observadores electorales locales.

Los votantes deben dirigirse al colegio designado y presentar el carné de identidad al funcionario de la mesa electoral, que luego entrega la papeleta para elegir a uno de los candidatos.

Ante la falta de digitalización del proceso, cada votante debe firmar en una lista para emitir el voto, a excepción de "la población analfabeta", que debe poner la huella dactilar en el papel, explica a EFE el responsable de la mesa 3 del colegio Abdelmonem Riad de Imbaba, el juez Ihab al Kilani.

Eso sí, una vez emitido el voto, todo elector debe hundir el dedo meñique en una tinta fosfórica roja que se impregna en la piel durante tres días para garantizar que una persona no pueda votar más de una vez.

Los egipcios afrontan estas elecciones en medio de una de las peores crisis económicas de la historia reciente del país, marcada por una inflación oficial de alrededor del 40 % y la pérdida de más de la mitad del valor de la moneda local en poco más de un año.

Sin embargo, los votantes no tienen esperanza de que la situación mejore tras las elecciones.

"No creo que haya un cambio. Nosotros ahora no entendemos nada, los precios están subiendo y el sueldo no sube. Hasta ahora no entendemos absolutamente nada", dice a EFE Hemat, de 45 años, que desea que la crisis se revierta si hay un cambio en el Gobierno.

Por su parte, Hossam, de 24 años, afirma que ha votado a Al Sisi porque "construye buenos puentes y carreteras", aunque también porque no conoce a ninguno de los otros porque no sabe leer.

"Quiero que mejoren los salarios, que no haya un aumento de los precios y que las cosas vuelvan como estaban antes", asegura.

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