Art Basel Miami Beach, un fenómeno de masas que supera las dos décadas con brío renovado

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Miami, 6 dic (EFE).- La dinámica feria Art Basel Miami Beach, la mayor cita de arte del continente americano, supera este miércoles dos décadas de existencia y el mar revuelto de la pandemia con nuevos bríos y las intermitencias de su frivolidad y espectáculo, que tanto tirón tienen para los visitantes de todo el mundo.

Si en la edición de 2022 recuperó la feria su habitual ritmo frenético, tras el parón obligado por la covid-19, el ambiente que se respira hoy en la presentación de su 21 aniversario en el Centro de Convenciones de Miami Beach es el de que esta cita es el perfecto antídoto contra el aburrimiento.

Así es Art Basel Miami Beach, un fenómeno de masas que no tiene parangón en el mapa del arte. Por su colorido espectáculo, atmósfera festiva y lúdica y su tirón comercial, claro.

Es, por supuesto, un punto de encuentro irresistible para coleccionistas, directores de museos, galeristas, marchantes y público de todo el globo a la busca de la próxima provocación artística o el descubrimiento de nuevos valores.

Un entusiasmo evidente en las palabras que dirigió hoy el director general de la feria, el estadounidense, Noah Horowitz, a los invitados y medios presentes en esta restringida presentación, ya que las puertas se abrirán al público general del 8 al 10 de diciembre.

"Art Basel Miami Beach es sencillamente el evento artístico más importante de su tipo en el más importante mercado artístico en el mundo", dijo Horowitz en la presentación de esta edición.

Horowitz, historiador de arte, destacó el poder de atracción de la cita, que "se ha establecido como la plataforma global líder para el descubrimiento de estilos y voces artísticas de la región" y "nexo esencial" para creadores de Europa, Asia, Medio Oriente y "la diáspora africana en el mercado estadounidense".

La necesidad humana de contacto emocional y directo con las creaciones es un buen punto de partida para adentrarse en la feria. Así, una primera parada pone al visitante frente a la exposición colectiva 'The Blues', en la Galería Nicola Vassell de Nueva York, con obras de ocho creadores que exploran la rica polisemia del término 'blues'.

Ya sea como pigmento, sentimiento de emoción y melancolía o sonido (como estilo musical), la historia del color 'azul' acompaña a la humanidad y el arte desde hace más de 4.000 años.

Las preguntas y los temas del blues, en su exploración de la vida, la abstracción, la repetición y lo catártico están presentes en las obras expuestas de Julia Chiang (1978), Adebunmi Gbadebo (1992), Alteronce Gumby (1985), Kapo (1911-1989), Che Lovelace (1969), Ming Smith (1947), Uman (1980) y Alberta Whittle (1980).

Si el azul es fuente constante de inspiración para los artistas, lo son y fueron también ciudades modernas como París, Nueva York, Buenos Aires o Barcelona, como se evidencia en la exposición 'Metropolis: The city with no name and Other Latin American Masters' ('Metrópolis: La ciudad sin nombre y otros maestros latinoamericanos'), de obligada visita en la feria.

La muestra captura la atmósfera y el paisaje urbano vivo de principios del siglo XX en múltiples ciudades, como símbolo de la industrialización y el progreso.

Se exhiben en la Galería Sur, de Montevideo (Uruguay), obras de los maestros Joaquín Torres García (1874-1949), Rafael Barradas (1890-1929), Alfredo Volpi (1896-1988), Antonio Berni (1905-1981), María Leontina (1917), Xul Solar (1887-1963), Ione Saldanha (1919-2001) Ignacio Iturria (1949).

De la ciudad cosmopolita y rápidamente industrializada el visitante pasa a la visión contrapuesta del artista interdisciplinario Seung-taek Lee, de 90 años y pionero de la vanguardia artística coreana, quien propone en la sección Meridians la instalación 'Earth Play', ubicada en la galería Hyundai, como alegato ante la inquietante fragilidad de la Tierra.

Concebida por primera vez en 1991 como pieza interactiva para niños en un festival al aire libre en Corea, este enorme globo medio desinflado se ha expuesto en China, Alemania, Reino Unido y EE.UU. como un aviso ante cuestiones ambientales y nuestra responsabilidad colectiva.

Se aprecia en esta edición una marcada presencia de artistas asiáticos o de origen asiático en los distintos y heterogéneos estand de secciones tan veteranas como Kabinett, o en Survey.

Así, la galería Nanzuka, de Tokio, se decanta por una exposición colectiva titulada 'Bipolar', enfocada en las dos fases opuestas del ser humano en la sociedad actual, con obras del legendario artista japonés Keiichi Tanaami (Tokio, 1936), uno de los principales creadores pop del Japón de la posguerra.

Nanzuka incluye las primeras serigrafías de finales de la década de 1960 de Tanaami, que ganaron un concurso de carteles contra la guerra organizado por la revista de arte estadounidense Avant Art.

O los 'robots sexis' femeninos del artista e ilustrador japonés Hajime Sorayama (1947), famoso por sus representaciones eróticas que combinan ciencia ficción con el tema de lo sagrado y el sexo.

La atractiva sección Nova ofrece en Afriart Gallery (Kampala) una oportunidad para descubrir los admirables y minuciosos trabajos de técnicas mixtas del artista y diseñador de joyas ugandés Sanna Gateja (1950), una mirada extrema a nuestro entorno y las relaciones humanas.

Gateja recurre para su creación a materiales de desecho reciclados para tejer mundos abstractos que hablan de realidades sociales y políticas en su país.

Por su parte, el destacado artista visual filipino Norberto Roldán (1953) expone de forma individual en la galería Silverlens (Manila, Nueva York) piezas que sondean las condiciones poscoloniales de Filipinas.

Emilio J. López

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