Londres, 6 dic (EFE).- Las fuerzas de seguridad iraníes emplearon la violación y otras formas de violencia sexual para intimidar y castigar a manifestantes pacíficas durante la sublevación bajo el lema "Mujer, Vida, Libertad" en 2022, según denuncia hoy Amnistía Internacional.
En un detallado informe -titulado "Me violaron: la violencia sexual se convirtió en un arma para aplastar el levantamiento de 'Mujer, Vida y Libertad' en Irán", la organización revela brutales testimonios de un patrón generalizado de violencia sexual utilizada por las autoridades de Irán contra mujeres, hombres y menores como forma de reprimir la protesta.
El texto relata la experiencia de 45 sobrevivientes (26 hombres, 12 mujeres y 7 menores) víctimas de violación, violación en grupo u otras formas de violencia sexual a manos de agentes de inteligencia y de seguridad, tras su arresto arbitrario por haberse opuesto a décadas de opresión y discriminación de género.
AI recuerda que hasta ahora, las autoridades iraníes no han acusado ni procesado a ningún agente por los casos documentados.
La secretaria general de Amnistía, Agnès Callamard, cree que esta investigación "pone al descubierto el uso de la violación y otra violencia sexual por parte de agentes de inteligencia y de seguridad de Irán para torturar, castigar e infligir daños físicos y psicológicos duraderos a las personas que se manifestaban, entre las que había menores hasta de 12 años".
Los testimonios apuntan a un "patrón general de violencia sexual utilizada por las autoridades iraníes como principal arma de represión de las protestas y la disidencia para aferrarse a toda costa al poder".
Callamard dice que "fiscales y jueces de Irán no sólo fueron cómplices al ignorar u ocultar las denuncias de violación de personas sobrevivientes, sino que además utilizaron 'confesiones' presuntamente obtenidas mediante tortura para presentar cargos falsos contra sobrevivientes e imponerles condenas de muerte o prisión".
También señala que las víctimas "se enfrentan a la impunidad institucionalizada, el silenciamiento y múltiples cicatrices físicas y psicológicas que son profundas y duraderas".
Algunos supervivientes eran mujeres y niñas que se quitaron el hiyab o niños y hombres que habían salido a la calle para expresar su indignación ante décadas de opresión y discriminación de género.
Según los hallazgos de AI, "de las 45 personas sobrevivientes -cuyos casos se documentan- 16 fueron violadas: seis mujeres, siete hombres, una niña de 14 años y dos adolescentes varones de 16 y 17 años. Seis de ellas -4 mujeres y 2 hombres- sufrieron violación en grupo a manos de hasta 10 agentes varones".
El informe describe cómo agentes "violaron a mujeres y niñas vaginal, anal y oralmente, y a hombres y niños analmente. Los agentes llevaron a cabo las violaciones con sus órganos sexuales y sus dedos o porras metálicas y de madera, botellas de cristal y mangueras".
Las violaciones se cometieron "en centros de detención y furgones policiales, así como en escuelas y edificios residenciales reutilizados ilegalmente como lugares de detención", según esto.
AI divulga también los casos de 29 personas que sobrevivieron a otras formas de violencia sexual, en las que los agentes "agarraban, manoseaban y daban puñetazos y patadas en el pecho, los genitales y las nalgas a las víctimas; las obligaban a estar desnudas, a veces delante de cámaras de vídeo; les aplicaban descargas eléctricas".
Las fuerzas de seguridad negaron asistencia médica a los sobrevivientes y la mayoría no presentaron denuncias por miedo a sufrir más daño y porque estaban convencidas de que el poder judicial era un instrumento de represión y no de reparación, según el informe.
Callamard lamenta la "incapacidad y falta de voluntad para investigar eficazmente los crímenes de derecho internacional" de Irán y considera que la comunidad internacional "tiene la obligación de ponerse de parte de las personas sobrevivientes y procurar que obtengan justicia". EFE
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