Huarina (Bolivia), 5 dic (EFE).- Los pobladores de la Isla Cojata, en el Lago Titicaca, en Bolivia, ruegan porque las recientes lluvias mitiguen el daño que provocó la sequía.
Los vecinos, en su mayoría agricultores, se lamentan porque en donde antes había agua ahora hay cientos de metros de tierra erosionada que se resquebraja al pisarla.
“No hemos tenido siembra por la falta de lluvia, todo este año no tenemos nada”, dijo a EFE Agustín Flores, un agricultor de 75 años. El hombre recordó que antes podían vivir de la pesca, pero ahora muchos jóvenes migran por la falta de peces y la sequía.
El Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, ubicado a 3.800 metros sobre el mar, este año llegó a su nivel mínimo histórico.
En la Isla Cojata, antes rodeada por el Titicaca, la población envejece mientras ve retroceder el lago. Muchos recuerdan la abundancia de años atrás, cuando salían a pescar en lanchas de madera que ahora están encalladas y abandonadas.
“Este año fracasamos con la cosecha, esperamos que el siguiente año sea mejor porque no hay que comer”, se lamentó Agustín, quien espera que las primeras lluvias de diciembre rescaten las cosechas.
“El agua llegaba hasta la orilla de mi patio, ahora no hay forraje para las vacas y ovejas”, señaló Zenobia Yapo, una mujer de 66 años, mientras pastoreaba a sus ovejas en la orilla de lago.
Los flamencos rosas y gaviotas andinas se ven cada vez más lejos de la orilla, la fauna y flora también corren riesgo.
Según los estudios del Observatorio Permanente del Lago Titicaca, el lago menor es una de las áreas más vulnerables por el cambio climático.
También advierten que de continuar la sequía y el calentamiento global la biodiversidad del lago está en extremo peligro.
El Observatorio Permanente del Lago Titicaca también reporta que este diciembre se llegará a un nuevo nivel mínimo histórico de 3.807,16 metros sobre el nivel del mar, unos 64 centímetros por debajo del nivel de alerta de sequía y 33 centímetros por debajo del nivel mínimo registrado en los últimos 100 años.
"Gracias a la pesca saqué los estudios de mis tres hijos, ahora no puedo navegar", rememoró Zenobia, quien agregó que "solo hay pesca hasta el fondo, con el viento y lo lejos ya no quedan fuerzas”.
Los habitantes están preocupados por su seguridad alimentaria. Con la voz quebrada Zenobia mencionó que dependen del agua de lluvia para subsistir, y que hace unas semanas tuvo que abrir un pozo para darle de beber a los animales.
“El agua estaba marrón, se ve que está contaminada pero no tenemos opción”, comentó.
Por su parte, Agustín Yucra, de etnia aymara, contó su situación mientras observaba un pequeño sembrado de papas a la par de una lancha pesquera abandonada.
“Vivimos acá desde siempre, la lluvia no ha llegado estos años, no hemos podido cosechar papa, esta semana y desde anoche ha llovido, espero que eso ayude a conseguir comida”, indicó.
El hombre, de 70 años, dijo que es difícil tener animales sin agua: “antes tenía vacas y un chancho (cerdo), pero con la sequía no puedo tenerlos ya”.
Bolivia atraviesa una de las peores sequías de los últimos años, mientras que el país transita hacia el fenómeno de El Niño, que se caracteriza por falta de lluvias.
El Gobierno reportó que un tercio de los 340 municipios del país se declararon en desastre por la falta de agua para los cultivos, el ganado y para el consumo humano.
Esteban Biba