Santiago de Chile, 25 nov (EFE).- “¡¿Me descalificaron?!”, dijo y su boca quedó abierta con una O mayúscula. Omara Durand puso sus manos en la cabeza, la cubana todavía declaraba a la prensa, tras ganar los 400 metros de la categoría T12, la última prueba en sus últimos Juegos Parapanamericanos, cuando una periodista le informó la decisión que le quitó su oro 14 en estas justas.
En Santiago 2023, la para atleta de 31 años cerraba este sábado su participación luego de competir en cinco ediciones, comenzando en Rio 2007 y siguiendo con Guadalajara 2011, Toronto 2015 y Lima 2019. En todas se colgó varios oros, incluyendo la capital chilena en donde ya había ganado dos en los 100 y 200 metros de su categoría para discapacidad visual profunda.
El desconcierto se apoderó de su rostro. Durand se dobló hacia adelante, como si le sobreviniera una arcada y buscó a su guía Yuniol Kindelán, con quien corrió la carrera. Sus lágrimas comenzaron a brotar. Agarrados de la mano entraron en la carpa a buscar sus bolsos y de allí directo a los ‘trailers’ de la zona técnica, donde están los oficiales responsables de la carrera.
“DQ 7.9.5”, apareció en la página de resultados al lado del nombre de Omara. Los números significan la regla que la cubana infringió y que provocó el amargo llanto de perder algo irrecuperable: su oro parapanamericano 14, el último. Los oficiales determinaron que soltó prematuramente la cuerda que le une a su guía antes de cruzar la meta.
El llanto de Omara era sonoro, se escuchaba afuera de la oficina improvisada donde los resultados terminan de ser oficiales. Sentada en el piso con las piernas recogidas contra el pecho la cubana no tuvo consuelo, aunque muchos se le acercaban para brindárselo.
“Dicen que soltó la cosita esa”, se comentaban los cubanos entre ellos, entrenadores, personal técnico, otros atletas. Yuniol, el guía que corrió con Durand permanecía con la mirada perdida en el horizonte.
“Escúchame, eso siempre lo hemos hecho”, dijo de pronto Durand, que había parado de llorar escuchando la explicación que le daban sobre lo sucedido.
Las autoridades de la delegación cubana esperaban para ver el video de la competencia y que los oficiales del para atletismo les ofrecieran una explicación, los pasos a seguir antes de una apelación.
“¿Cómo le van a quitar su última medalla?”, se lamentaba un miembro del equipo cubano. “Es la mejor atleta de toda la competencia, con el respeto que me merecen todos los demás”, agregó.
En los 400 metros Omara ganó de forma incontestable con un tiempo de 53.73 y una gran ventaja sobre sus rivales la mexicana Daniela Velasco, a la postre oro, y la dominicana Manuela Jacinto, plata, únicas contrincantes pues la brasileña Lorraine Gomes no se presentó.
“Yo no entiendo, no fueron los rivales quienes protestaron”, se escuchó replicar a otro cubano.
Ya había transcurrido una hora desde que había competido. Finalmente pudieron ver el video de la competencia, Omara se había soltado y en las reglas está escrito. El llanto de la para atleta, que seguía sentada en el mismo lugar, volvió a brotar como un volcán.
“Vamos campeona, así es la competencia”, le dijeron. Apoyada sobre brazos amigos se fue entre sollozos.
Una imagen dura después de su alegría con la primera de Santiago 2023: “Es mi medalla número 12 de oro en Juegos Parapanamericanos. Estoy feliz, muy contenta de cada una de las medallas que he ganado. Las he disfrutado al máximo y ésta por ser una más no dejo de disfrutarla”, había dicho a EFE el pasado martes.
Este domingo es su cumpleaños, y todavía le queda París 2024, sus cuartos Juegos Paralímpicos, donde ha ganado ocho oros. Pero la que no llegó será difícil de olvidar.
María José Rey