La Habana, 23 nov (EFE).- La música clásica ocupa estos días las principales plazas de conciertos de la capital cubana gracias al Festival Internacional Habana Clásica que, bajo la dirección artística del pianista Marcos Madrigal, reúne a solistas, directores y agrupaciones de 17 países.
El propio Madrigal, que este jueves ofrece un concierto en la Basílica Menor del Convento San Francisco de Asís, en La Habana Vieja, aseguró en una entrevista a EFE que esta quinta edición sigue buscando ser "una gran fiesta" de la música clásica.
“Mi idea fue crear un puente entre el circuito clásico europeo donde muevo mi trabajo y la realidad cultural de nuestra ciudad”, explicó el premiado músico cubano.
El Festival, dedicado este año al flautista cubano Roberto Ondina (1904-1963), arrancó el sábado pasado y cerrará sus puertas el próximo 3 de diciembre, tras un programa cargado de conciertos, clases magistrales y eventos de música clásica.
El circuito cultural abarca las salas de la Basílica, el Teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, el Oratorio San Felipe Neri, la Fábrica de Arte Cubano y la Sala Ignacio Cervantes.
La cartelera incluye presentaciones de varios compositores cubanos como el propio Madrigal o la destacada flautista Niurka González, además de sumar a músicos extranjeros de la talla del flautista holandés Jacques Zoon.
Según Madrigal, el público puede esperar “una confrontación, en el buen sentido de la palabra, entre el repertorio clásico universal, el de las tradiciones no académicas y el contemporáneo”.
“Esto hace que sea una fiesta bastante colorida”, añadió el director artístico de la cita que además expresó su “felicidad” porque ha logrado “construir un festival enorme en el que hay un proceso de intercambio con la danza, el teatro y la pintura”.
Un festival que inspire a los jóvenes
Organizar un festival es un reto, aseguró a EFE Madrigal, quien a pesar de eso siente que ha cumplido un sueño al convocar a esta cita a “grandísimos artistas de todos los continentes”.
“Hay muchos sueños que se han cumplido para mí en este festival, aunque me gustaría mucho que siguiera creciendo la familia de Habana Clásica”, comentó.
Su meta más ambiciosa con el evento, confesó, es que “los jóvenes artistas cubanos se puedan llevar una experiencia les cambie, aunque sea de forma pequeña, la vida”.
El reconocido pianista espera que este proyecto “sea una inspiración para las nuevas generaciones de músicos y no sólo un puente para que puedan desarrollarse y crecer artísticamente”.
El festival cuenta con el respaldo de la Asociación Cultural Habana Clásica, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y el Instituto Cubano de la Música, además del apoyo del Fondo de Arte Joven, plataforma cultural de la Cooperación Suiza (Cosude) y el Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas.
El consejero cultural de la Embajada de Suiza en Cuba, Lorenzo Suárez, explicó que la Cosude lleva dos años apoyando el festival por la "gran calidad artística" y las "acciones sociales" de la iniciativa.
El festival promueve el intercambio entre músicos consagrados y emergentes, fomenta el diálogo docente a través de clases y conferencias magistrales, impulsa acciones con un marcado carácter social y apuesta por la integración entre las artes.