Kinsasa, 22 nov (EFE).- Al menos dieciséis civiles jóvenes murieron este martes a manos del grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23), que ha intensificado en el último mes sus ofensivas, en una localidad bajo su control en el este de la República Democrática del Congo (RDC), aseguró a EFE un activista de la sociedad civil.
Los hechos ocurrieron en la localidad de Kishishe, que pertenece al territorio de Rutshuru y a la provincia de Kivu del Norte, dijo a EFE el vicepresidente de la sociedad civil de esa población, Achille Luwendo.
"No sabemos por qué los mataron. Como Kishishe está bajo su control, hacen lo que quieren", añadió Luwendo.
"Estos jóvenes probablemente procedían de (el vecino territorio de) Nyiragongo después de haber escapado de la vigilancia de los rebeldes", indicó el activista, que cree que los insurgentes los secuestraron y obligaron a hacer trabajos forzados.
Antes, la entrada del M23 en Kishishe obligó a todos los civiles a abandonar sus hogares, que aún permanecen vacíos.
El M23 resurgió en marzo de 2022 después de varios años de escasa actividad y en pocos meses consiguió ocupar numerosas áreas y localidades estratégicas en el este de la RDC, pero se retiró de algunas de esas zonas a mediados de este año por la presión de los líderes de la Comunidad del Este de África (EAC).
Sin embargo, sus combates se reactivaron el pasado 1 de octubre, esta vez contra otros grupos rebeldes que ahora colaboran con el Ejército congoleño para impedir el avance de esos insurgentes, después de meses de calma relativa.
Más de 450.000 personas han tenido que abandonar sus casas desde entonces, según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Los insurgentes combaten en varios frentes a la vez, lo que ha obligado a las Fuerzas Armadas, a las milicias que cooperan con ellas y a los cascos azules de la misión de paz de la ONU (Monusco) a dispersar a sus efectivos.
Así, el M23 ha conseguido avanzar hasta situarse a unos veinte kilómetros de la ciudad de Goma, una de las más pobladas del este de la RDC y capital de la provincia de Kivu del Norte, que los rebeldes lograron tomar durante dos semanas en noviembre de 2012.
Las ofensivas del M23 también han desencadenado una escalada de tensiones entre la RDC y Ruanda por la presunta colaboración de Kigali con el grupo rebelde, un extremo que las autoridades ruandesas siempre han negado, pese a que la ONU lo confirmó.
A su vez, Ruanda y el M23 acusan al Ejército congoleño de cooperar con las rebeldes Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), fundadas en 2000 por cabecillas del genocidio de 1994 y otros ruandeses exiliados en RDC para recuperar el poder político en su país de origen.
Esa colaboración también ha sido confirmada por la ONU.