Buenos Aires, 18 nov (EFE).- "Cambio" es una de las palabras más repetidas en la campaña electoral que concluirá este domingo en Argentina con la segunda vuelta de los comicios presidenciales; nadie quiere que el país siga en una inercia que le lleva directo a la hiperinflación ni que sus políticos sigan insultándose.
Sin duda, la oposición -en cualquiera de las formaciones que pugnaron antes de la instancia definitiva del 19 de noviembre- fue la que más defendió la necesidad de acabar con el Gobierno de Alberto Fernández (peronismo), que acumula un 142,7 % de inflación interanual, un 40,1 % de pobreza y una brecha cambiaria superior al 200 %.
El discurso más extremo, el del líder de La Libertad Avanza (ultraderecha), Javier Milei, es el que alcanzó el balotaje: "Una Argentina distinta es imposible con los mismos de siempre".
Enfrente, peleará por la Presidencia el candidato de Unión por la Patria (peronismo), Sergio Massa, integrante del actual Ejecutivo y responsable de la cartera más comprometida: la de Economía.
Él también abogó por un "cambio" y defendió la necesidad de crear un "Gobierno de unidad nacional" y buscar "consensos": "El 10 de diciembre se muere la grieta".
Unos 35,8 millones de argentinos están convocados para votar este domingo en una segunda vuelta de las elecciones presidenciales que se presenta muy reñida y en medio del festejo por los 40 años de democracia ininterrumpida tras el final de la última dictadura militar (1976-1983).
El panorama es tan incierto que no hay un favorito claro. Las encuestas arrojan un empate técnico, ya que algunas dan como favorito al oficialista y otras al opositor; en ambos casos, con poca ventaja.
No es menos cierto que pocos se fían de los sondeos, después de que, en las primarias de agosto, nadie predijo el triunfo de Milei y de que, en las generales de octubre, nadie dio a Massa como ganador y sí anunciaron la victoria de Milei, algunos incluso en la primera vuelta.
La decisión por un candidato responsable de la actual cartera económica -y sus cifras- o por otro que amenaza con planes que, según la mayoría de expertos, son "irrealizables" y pasea una motosierra como metáfora de lo que haría con el gasto público llevará a muchos ciudadanos a votar en blanco.
Las proyecciones marcan que aumentará respecto al 2 % de las generales celebradas el 22 de octubre, en las que, además, hubo un 22,3 % de abstención.
Por eso, uno de los trabajos de los candidatos en la campaña ha sido intentar convencer a quienes no fueron a sufragar y a quienes sí lo hicieron, pero a favor de las otras candidaturas: entre la centroderechista Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), el peronista disidente Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) y la líder del Frente de Izquierda Myriam Bregman sumaron 8,8 millones de votos.
Ellos pueden decantar la balanza, sin que sus líderes -salvo Bullrich- diesen indicaciones: Schiaretti y Bregman se pronunciaron a favor de la "neutralidad" en campaña, mientras que la exministra de Seguridad olvidó que Milei la había llamado "montonera tirabombas" y le respaldó hasta el punto de que participó en su mitin de cierre en Córdoba -segundo núcleo electoral del país y feudo antikirchnerista-.
A esas otras fuerzas, incluida Juntos por el Cambio, tendió la mano Massa para su prometido Gobierno unido y, para distanciarse de la exmandataria Cristina Fernández (2007-2015), que mueve los hilos de la política peronista en los últimos años, dijo: "A mí no me maneja nadie", diferenciándose de Alberto Fernández, a quien la actual vicepresidenta anunció como candidato en 2019.
Enemistado con el kirchnerismo durante muchos años y tan cercano en una época al expresidente Mauricio Macri (2015-2019) -quien ahora hace campaña por Milei- que en 2016 fue elegido como integrante de su comitiva al Foro de Davos, el ministro de Economía -al que sus detractores llaman "arribista" y "mentiroso"- ha hecho gala de saber moverse en la arena política con astucia.
Su rival es un recién llegado a la política, un economista que alcanzó repercusión en tertulias televisivas, que es diputado desde 2021 y, en sólo dos años, ha logrado que su fuerza política tenga opciones de ganar en la segunda vuelta presidencial.
Nadie puede pronosticar qué ocurrirá el domingo, pero lo que sí se espera es un "cambio".
Concepción M. Moreno
Buenos Aires, 18 nov (EFE).- Las elecciones de 2015, que debieron resolverse en segunda vuelta entre el centroderechista Mauricio Macri y el peronista Daniel Scioli, son el único antecedente de balotaje, como el que este domingo enfrentará a Sergio Massa y a Javier Milei, en unos comicios presidenciales en Argentina.
La Constitución argentina establece que para ser elegido presidente en primera vuelta el candidato más votado debe reunir al menos un 45 % de los votos, o bien al menos un 40 % siempre que aventaje en 10 puntos porcentuales al segundo.
En caso contrario, la elección se dirime en una segunda vuelta, conocida como balotaje, entre los dos candidatos más votados.
El país suramericano celebra en 2023 los 40 años del retorno a la democracia tras la última dictadura militar (1976-1983) y, desde entonces, sólo ha habido un balotaje, el que llevó al entonces líder de Cambiemos (hoy Juntos por el Cambio, centroderecha) a la Presidencia por el período 2015-2019, poniendo fin a doce años consecutivos de kirchnerismo.
Tras el Gobierno del hoy fallecido Néstor Kirchner (2003-2007) y los dos de Cristina Fernández (2007-2015), Macri se impuso con un 51,34 % de apoyos en la segunda vuelta al peronista Daniel Scioli (48,66 %), quien fue vicepresidente con Kirchner y hoy es embajador de Argentina en Brasil.
En aquellas elecciones de 2015, el hoy candidato presidencial por el oficialismo, el ministro de Economía, Sergio Massa, concurrió como peronista disidente con el partido que creó, Frente Renovador, que en 2019 terminó reintegrándose al Frente de Todos, con el que Alberto Fernández ganó los comicios y que fue rebautizado este año como Unión por la Patria.
Con un 81,07 % de participación, Scioli ganó la primera vuelta, gracias al 37,08 % de apoyos, por delante de Macri (34,15 %) y de Massa (21,39 %).
En el balotaje, una parte importante de los 5,4 millones de votos de los desencantados del kirchnerismo se fueron para Cambiemos y Macri terminó siendo presidente tras ganar la segunda vuelta.
Las demás elecciones tras la restauración de la democracia se resolvieron en la primera vuelta, salvo la de 2003.
En esa ocasión, el expresidente Carlos Menem (1989-1999) y Kirchner -ambos peronistas- fueron los dos aspirantes más votados en los primeros comicios celebrados por la grave crisis de 2001, que incluyó sucesivos cambios de Gobierno y violentos disturbios callejeros con casi 40 muertos.
Como ninguno alcanzó la cifra estipulada (24,45 % para el riojano y 22,25 % para el de Santa Cruz), hubo que acudir a segunda vuelta, pero Menem, sabedor de que las encuestas lo situaban muy por debajo de Kirchner, renunció y este fue elegido presidente.
Raúl Alfonsín, de la Unión Cívica Radical (centro), ganó las elecciones de 1983, primeras tras la dictadura, con un 51,75 % de apoyo. El otro radical que triunfó en primera vuelta fue Fernando de la Rúa, quien logró un 48,37 % de apoyo en 1999.
Todos los Gobiernos peronistas desde 1983 fueron alcanzados en primera vuelta, con la excepción hecha del ya mencionado de Kirchner-.
En 1989, Menem se impuso con un 47,51 % en 1989 y fue reelegido en 1995 con un 49,94 %; en 2007, Cristina Fernández casi dobló a su adversaria Elisa Carrió (45,28 % por 23,05 %) y en 2011 firmó la segunda mayor ventaja de la historia argentina (54,11 % frente al 16,81 % del socialista Hermes Binner), sólo superada por Juan Domingo Perón en 1973.
En 2019, Alberto Fernández se impuso con un 48,24 % de respaldo sobre Macri (40,28 %), único presidente en ejercicio que perdió una reelección en estos 40 años.
Este domingo se miden Massa, quien logró un respaldo del 36,68 % en las elecciones generales celebradas el 22 de octubre, y el líder de La Libertad Avanza (ultraderecha), Javier Milei, quien ganó las primarias de agosto y fue el segundo más votado en los últimos comicios, con un 29,98 %.
María C. Martín