Tundayme (Ecuador) 16 nov (EFE).- El impacto y la huella de Mirador, la mina más grande de Ecuador, se percibe en El Pangui, un pequeño cantón (municipio) que tras la llegada de inversión china ha visto impulsado su desarrollo y, a la vez, afectada una parte de su verde paisaje, que ahora convive con una mina a cielo abierto, de la que salen a diario toneladas de concentrado de cobre.
Situado en la sureña provincia de Zamora Chinchipe, El Pangui tuvo origen en la gran tribu shuar que habitó el lugar, ajena a las riquezas de las entrañas de su tierra. Su nombre proviene de la terminología shuar 'Panki', que significa boa o lugar de las boas, unos animales que vivían en el inmenso remolino ubicado en las faldas del río Zamora.
En ese cantón se desarrolla un proyecto operado por el consorcio chino Ecuacorriente (ECSA), que tiene tres concesiones que abarcan unas 6.600 hectáreas, de las que han intervenido alrededor de 1.400 para construir la mina Mirador.
Las primeras actividades de exploración, que iniciaron en 1995, no demandaron apertura de caminos ni desbroces mayores, pero al descubrirse el yacimiento de cobre, el cambio de uso de suelo y de paisaje fue radical: se construyeron relaveras (depósitos de residuos mineros), escombreras, caminos, el tajo de mina y otras obras.
"La fase de construcción del tajo inició por 2015, cuando se empezó a retirar la vegetación, luego el suelo y luego la capa estéril, para empezar a operar ya en la zona mineralizada en 2019", explicó Vilma Pazmiño, gerente de Gestión Ambiental de Mirador.
Allí, EFE constató que, especialmente en la zona de tajo de mina -que actualmente tiene 535 metros de profundidad y varios taludes-, la verde vegetación de una montaña ha desaparecido para dar paso a vías por las que circulan grandes vehículos sacando rocas mineralizadas y estériles.
Volquetes y camiones eléctricos con capacidad de 220 toneladas de carga, son ahora parte del paisaje de la zona, donde también el ruido de los vehículos y las voladuras controladas para romper la roca han desplazado en ese punto a la sinfonía de la naturaleza.
Pero, mientras avanza la obra, también los trabajos de ECSA para recuperar la vegetación. Estabilizan los taludes y con la técnica de 'hidrosiembra', lanzan con una manguera a presión las semillas de plantas nativas, que recolectan mujeres en los alrededores. Y unos dos años después de revegetada la zona, comienza el proceso de reforestación.
En un recorrido al que EFE fue invitada, era evidente el contraste de los taludes revegetados, con las zonas que permanecen vírgenes, con su frondoso bosque secundario original.
A las 300 hectáreas revegetadas hasta el momento y 100 reforestadas, se suma el trabajo en el mismo sentido en escombreras que "están en proceso" de ser como antes, según Pazmiño.
Pero calcula que el 1 % del total de taludes que llegue a tener la mina, no podrá ser regenerado por su inestabilidad, por lo que quedarán cubiertos con hormigón.
En su empeño por regenerar la zona, ECSA ha creado un vivero en el que produce unas 10.000 plantas anuales con semillas recogidas en las mismas zonas antes de ser intervenidas. En el vivero -del que salen plantas para reforestar otras zonas de la provincia- trabajan mujeres, ancianos, indígenas shuar y personas con discapacidad.
ECSA también maneja un jardín botánico de 35 hectáreas, con plantas de la zona, y con fauna nativa y rescatada como loros, serpientes o ranas, que la población lleva al lugar, donde un grupo permanente de veterinarios se encarga de su rehabilitación.
Un estudio en curso de una universidad privada para determinar el comportamiento, número y convivencia de especies tras la llegada de Mirador arroja, hasta el momento, "que la alteración de toda la franja que rodea el proyecto es leve", aseveró Pazmiño.
ECSA aporta el 1,2 % del producto interior bruto (PIB) de Ecuador y es la cuarta empresa exportadora del país. En 2022, por concepto de impuestos y otros pagos al Estado, desembolsó unos 300 millones de dólares.
Hasta octubre pasado, generó 3.910 fuentes de empleo directo y alrededor de 16.000 empleos indirectos.
Para Marilyn Tirado, que estudió en la universidad gracias a una beca de ECSA y ahora es coordinadora de Relaciones Comunitarias en Mirador, la provincia (Zamora Chinchipe) gira a base de la minería".
"Hay bastantes plazas de trabajo", dijo Mauro Segovia, de 33 años, quien comentó a EFE que antes de la llegada de la minera, la localidad era "un mínimo pueblito".
Susana Madera