Sobrecostes, retrasos y retiradas de países amenazan la Expo de Osaka 2025

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Osaka (Japón), 10 nov (EFE).- La Exposición Universal de Osaka de 2025 arrancará en año y medio en esta ciudad del oeste de Japón, sin embargo, ningún país ha comenzado aún las obras de sus pabellones por los problemas de sobrecostes y retrasos de los proyectos, y algunos, como México, habrían incluso decidido retirarse del evento.

La escasez de mano de obra, el aumento en los precios de los materiales de construcción y los malos cimientos de la zona -la expo se celebrará en una isla artificial- serían los principales causantes de estos retrasos, que han llevado a algunos expertos a sugerir un plan alternativo por si el encuentro no llegara a realizarse.

El tema central de la Expo, asimismo, será la vida humana. "Cómo salvar vidas, empoderar y conectar a los humanos, con el fin de diseñar las sociedades del futuro", explicó durante una entrevista con EFE Noako Yoshimoto, principal responsable de la división de relaciones globales de la organización, durante un tour de prensa en la zona.

La Expo de Osaka se celebrará durante seis meses entre el 13 de abril y el 13 de octubre de 2025 en la isla artificial de Yumeshima, situada al oeste de la bahía de Osaka y que conforma una de las tres islas artificiales construidas en los años 90 para crear un nuevo centro en la ciudad.

Esta isla, que hacía las veces de vertedero está conectada al resto de la ciudad por el puente de Yumemai, y funciona en la actualidad como un centro de logística y terminal de contenedores que llegan al puerto.

Su elección como enclave para la expo ha sido criticada por sus malos cimientos, que obligan a constructores a tener que excavar más profundo y esto incrementa también los costes.

Según la organización, unos 153 países y regiones participarán en el encuentro internacional, sin embargo, una decena de naciones entre las que se encuentran Brasil o Eslovenia han abandonado ya sus planes de construir un pabellón propio (conocido como de tipo A) por falta de fondos y optado por alojarse dentro de uno de los pabellones básicos ofrecidos por la organización.

México, por su parte, se ha convertido en el primer país con participación prevista que comunica a la organización su deseo de retirarse completamente del evento debido a las trabas en el proyecto y a la celebración de elecciones presidenciales previstas para 2024, según informaron los medios nipones.

Cerca de 60 países han anunciado sus planes de construir su propio pabellón -tipo A-, incluida España, sin embargo, sólo Mónaco y República Checa han recibido los permisos de construcción por parte de la ciudad de momento, mientras que otros pabellones locales también están teniendo dificultades para encontrar empresas constructoras.

Según cifras de octubre del ministro de Comercio japonés, Yasutoshi Nishimura, unos 20 países ya han encontrado a una empresa constructora para llevar a cabo su pabellón de tipo A, mientras que una decena habrían expresado su interés de construir uno de tipo x.

"Al tratarse de unos malos cimientos, estimamos que se ha producido un retraso de unos 18 meses, por lo que estamos apoyando a los participantes como podemos para avanzar en sus planes de construcción", añadió Yoshimoto.

Los rumores sobre posibles sobrecostes también pesan con fuerza sobre la organización. Después de que la ciudad japonesa ganara la candidatura para llevar a cabo la expo, la estimación de costes de la misma casi se ha duplicado desde los 125.000 millones de yenes (794 millones de euros) a los 235.000 millones de yenes (1.473 millones de euros).

Al ser preguntada por EFE, la organización del encuentro no quiso ofrecer una cifra actualizada.

La última estimación de costes fue realizada a petición del Gobierno central, que se ha comprometido a asumir parte del aumento de los mismos a través del presupuesto suplementario.

La organización espera que unos 28 millones de visitantes acudan a la expo durante esos seis meses, de los cuales unos 3,5 millones serían extranjeros, en un evento que tendrá un impacto económico de unos 2 billones de yenes (unos 12.000 millones de euros).

El futuro legado de la exposición es una incógnita, ya que la mayor parte de las edificaciones que se prevén para la misma serán derruidas y sus materiales reciclados. También se desconoce si el sistema de metro que está ahora en construcción para llegar al evento se mantendrá en funcionamiento tras el mismo.

"El impacto económico es la prioridad, pero también la conexión con otros países y culturas y poder mandar un mensaje de paz y prosperidad al mundo", concluyó Yoshimoto.

Edurne Morillo

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