El Cairo, 8 nov (EFE).- La organización Human Rights Watch (HRW) pidió hoy a las Naciones Unidas y a Emiratos Árabes Unidos (EAU), organizadores de la cumbre climática COP28, que hagan público el acuerdo de acogida para comprobar que cumple con las bases de la misma ONU y las leyes internacionales de derechos humanos.
Durante una rueda de prensa telemática, la investigadora principal de la división de Medio Ambiente y Derechos Humanos de HRW, Katharina Rall, solicitó a los organizadores de la COP28 que "publiquen el acuerdo para ver si cumple las bases de la ONU, las leyes internacionales y con los derechos humanos".
"Emiratos está bajo lupa", dijo la investigadora, que remarcó las restricciones y la represión que el país del golfo Pérsico aplica en materia de libertad de expresión y reunión, y que pueden suponer un duro escollo para que los asistentes de la cumbre climática se expresen libremente.
HRW es una de las numerosas organizaciones internacionales que viene denunciando "las detenciones y juicios arbitrarios contra activistas y disidentes" que impone el país anfitrión, que acogerá el evento climático entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre en la ciudad de Dubái.
Por ello, Rall hizo un nuevo llamamiento a todos los países y organismos participantes para que insten a Emiratos a acabar con "su represión de la sociedad civil independiente", con el objetivo de garantizar los derechos humanos, pero también poder desarrollar una acción climática útil y crítica contra aquellos que quieren hacer una ecoimpostura ("greenwashing") respecto a los combustibles fósiles.
En este sentido, hizo referencia al poder económico, financiero e influencia política de Emiratos para acallar cualquier voz crítica en gobiernos extranjeros o cualquier compañía.
En esta línea, Joey Shea, investigadora de HRW especializada en Emiratos, afirmó que la "COP28 no será como las anteriores", dada la previsible ausencia de voces independientes en un país en el que están prohibidas las manifestaciones, pese a que el presidente de la cumbre, Sultán al Yaber, anunció en agosto un espacio acotado para que los activistas pudieran concentrarse de forma ordenada.
Shea reconoció que este mismo espacio existió en la edición anterior que acogió la ciudad egipcia de Sharm el Sheij y admitió que, pese a las restricciones que Egipto ejerce en materia de DDHH, "todavía existe una sociedad independiente egipcia, pero este no es el caso en Emiratos, donde las autoridades intentan lavar su imagen" en referencia a su influencia como uno de los mayores productores de petróleo del mundo.
Asimismo, destacó que numerosos líderes mundiales se pronunciaron sobre la situación del activista egipcio detenido, Alaa al Fattah, y pidieron su liberación, mientras que no han hecho lo mismo por Ahmed Mansoor, un activista emiratí que lleva años detenido.
Por su parte, el director de la sección de HRW sobre Oriente Medio y Norte de África, recordó una vez más no olvidarse de las vulneraciones de los trabajadores migrantes que construyeron las instalaciones para el pasado Mundial de Fútbol y ahora hacen lo propio con la COP28.
Con todo ello, Richard Pearshouse, director de Medio Ambiente y DDHH de la organización, reiteró que la definición y aplicación de medidas para abordar la crisis climática va de la mano de la defensa de los derechos humanos.