Jesús Abad Colorado, fotoperiodista colombiano: "La paz siempre es urgente" en Colombia

Guardar

Bogotá, 6 nov (EFE).- El fotoperiodista Jesús Abad Colorado, que ha sufrido en carne propia la violencia del conflicto armado, sigue recorriendo el país para documentar los horrores de una guerra que persiste pese al acuerdo de paz firmado entre el Gobierno colombiano y las FARC, y a que actualmente hay otros diálogos para lograr la "paz total".

"La paz siempre es urgente, tiene que ser una construcción colectiva, la paz no es una firma en una mesa, la paz tiene que construirse honestamente con quienes también han hecho la guerra desde los escritorios, desde el poder económico y político porque la guerra no es solamente de plomo", afirma en una entrevista con EFE en Bogotá.

Colorado, que a la fecha no sabe qué ha pasado con dos de sus primos secuestrados, uno por agentes del Estado y otro por las FARC, considera que en la guerra interna los perdedores siempre han sido los campesinos, los indígenas y los negros.

"Aquí la guerra ha sido de despojo de tierra, aquí la guerra ha sido de apropiación de recursos, aquí la guerra ha sido contra pueblos negros e indígenas y contra campesinos  que siempre han sido los perdedores de todas estas violencias que ha vivido Colombia", asegura en la sala tres de "El Testigo", la exposición que acaba de concluir.

Inicialmente la exposición, que contó con 558 fotografías en blanco y en negro en el Claustro de San Agustín, frente a la Casa de Nariño, sede del Gobierno colombiano, estaba proyectada para cinco meses. Sin embargo, duró cinco años.

"Inicialmente estaba programada para seis meses pero ya pasaron cinco años", dice Colorado en relación a la exposición que como otras realizadas dentro y fuera del país no muestra "la cara del poder" porque su trabajo son las víctimas.

Al referirse a las razones por las cuales utiliza el blanco y el negro y no el color dice: "Creo que es más respetuoso. El color agrede en situaciones de violencia. El blanco y negro le da más carácter de documento, de duelo".

Por esas salas de la exposición, estima el fotoperiodista, pasaron cerca de dos millones de personas. "El primer año de la exposición fueron alrededor de 900.000 personas las que pasaron por acá y mucha gente tomó conciencia de quiénes eran los perdedores de todas estas violencias que ha vivido Colombia".

Además del común de la gente, Colorado destaca que allí estuvieron delegaciones internacionales que visitaron Colombia, presidentes, premios Nobel de Paz e incluso representantes de distintas iglesias.

"Por aquí pasaron los firmantes del Acuerdo de Paz de las FARC, ha pasado gente que hizo parte de las Autodefensas Unidas de Colombia (paramilitares de las AUC), han pasado personas que estuvieron inmiscuidas dentro del Ejército en crímenes de 'falsos positivos'; la exposición se convirtió en un referente y en un punto de reflexión de lo que significa una guerra para un país tan bonito como Colombia", reflexiona.

Colorado, que lleva casi 30 años recorriendo el país retratando los horrores y la degradación del conflicto, dice que su trabajo no es para generar odios sino reflexiones y es un ejercicio para construir memoria.

Recuerda que la violencia sigue en muchos lugares del país y que en ella son protagonistas repetidos los mismos actores de siempre, como lo ocurrido con Luis Manuel Díaz, el padre del futbolista Luis Díaz, del Liverpool, secuestrado por el ELN, guerrilla con la que el Gobierno tiene una negociación de paz.

"Seguimos viviendo todavía, a veces, con esa idiotez repetida de una guerrilla que sigue secuestrando como lo hizo con el papá del futbolista Luis Díaz, que de alguna forma le hace a uno perder un poco el aliento", dice Colorado.

Y añade: "Allá dicen que es que eso es parte de la negociación, pero es infame, es infame que en medio de un proceso de negociación se le ponga precio a la vida de nuestra gente".

Para él, lo que Colombia quisiera es que no solamente dejaran de existir guerrillas y grupos paramilitares, sino que "esos que están en procesos de paz entendieran que todos deberíamos trabajar para que la siguiente generación no le toque ser testigo de estos horrores en donde se le pone precio a la vida".

"Duele, y duele mucho, más cuando sabemos que en Colombia tuvimos un Ejército que vistió a campesinos, que vistió a muchachos desempleados de las ciudades llevándolos al campo para convertirlos en eso que llamamos 'falsos positivos', y mostrarlos como bajas en combate cuando eran crímenes extrajudiciales cuando son crímenes de guerra", concluye.

Ovidio Castro Medina

Guardar