Las olas de calor, con 489.000 muertes al año, gran amenaza sanitaria del cambio climático

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Antonio Broto

Ginebra, 2 nov (EFE).- Las olas de calor, que causan 489.000 muertes anuales, son el fenómeno meteorológico extremo asociado al cambio climático que más mortalidad genera, alerta la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que teme que el calentamiento global revierta décadas de progresos en salud y bienestar.

En un nuevo informe, elaborado con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones internacionales, la OMM pone el foco en las olas de calor como la que en el verano de 2022 causó la muerte de 60.000 personas en Europa, y subraya que es necesario mejorar los sistemas de alerta y prevención ante ellas.

También indica que la mortalidad relacionada con el calor extremo podría estar subestimada y ser en realidad 30 veces mayor de lo señalado por las mediciones, ya que muchos países no cuentan con datos completos o carecen de adecuada coordinación entre alertas sanitarias y meteorológicas.

El estudio recuerda que las regiones que más muertes por olas de calor registran son Asia, con un 45 % del total entre 2000 y 2019, y Europa, con un 36 %.

Según un reciente estudio publicado por la revista médica The Lancet, las personas mayores están siendo las grandes víctimas del aumento de la frecuencia e intensidad de las olas de calor, ya que en apenas 15 años la mortalidad por estas causas en ese grupo de edad ha aumentado un 68 %.

  El temor a las olas de calor planea tras un año 2023 en el que comenzó una etapa de influencia de El Niño, fenómeno meteorológico asociado a un aumento de temperaturas en el Pacífico, y que en efecto ha traído temperaturas récord durante varios meses y podría convertir este año en el más cálido del que se tiene registro.

"Prácticamente todo el planeta ha experimentado olas de calor este año, y El Niño (...) hará que el desafío sea aún mayor", subrayó al presentarse hoy el informe el secretario general de la OMM, el finlandés Petteri Taalas.

Su homólogo en la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesis, añadió que "la crisis climática es también sanitaria, ya que además de traer fenómenos meteorológicos más extremos impredecibles alimenta brotes epidémicos y contribuye a mayores tasas de enfermedades no infecciosas".

En ese sentido, la OMM recuerda que el cambio climático aumenta las zonas de riesgo de enfermedades como el dengue o la malaria, al ampliar las zonas cálidas en las que pueden proliferar los mosquitos transmisores de los virus y parásitos que las causan.

Otro vínculo entre cambio climático y la salud, según el informe, se encuentra en la polución atmosférica, que como recuerda la agencia meteorológica de la ONU, aumenta con las olas de calor y se estima que es responsable de siete millones de muertes prematuras anuales.

Unidos a los riesgos sanitarios del cambio climático están las amenazas a la seguridad alimentaria que causan fenómenos como las sequías, que según la OMM afectaron entre 2012 y 2021 a un 21 % más de tierras que a mediados del siglo pasado.

Paralelamente, 98 millones de personas más sufren inseguridad alimentaria esta década que las reportadas entre 1981 y 2010.

El informe recuerda, citando anteriores previsiones del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, que un 50 % del exceso de mortalidad que causará el calentamiento global en 2050 afectará al continente africano.

Subraya, por otro lado, que para mitigar estos efectos negativos sobre la salud es necesario mejorar el monitoreo por satélite de enfermedades sensibles al clima e impulsar los servicios de información climática en los que se alerte a la ciudadanía sobre olas de calor y otros fenómenos como la concentración de polen alergénico.

En ese sentido, el informe advierte de que sólo la mitad de los países golpeados por olas de calor tienen sistemas de alerta por fuertes subidas de temperaturas.

Lo investigación recuerda que se prevé que los desastres meteorológicos de escala mediana y grande aumenten de frecuencia hasta alcanzar en 2030 los 560 anuales (uno y medio por día), y que la mortalidad por estos desastres se multiplica por ocho en los países sin sistemas de alerta temprana.

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