Santiago de Chile, 28 oct (EFE).- Han transcurrido 32 años desde que el estadounidense Mike Powell estableciera su hasta ahora imbatible récord mundial de 8,95 metros en el salto largo, una disciplina "extremadamente difícil" en la que, además de talento, hace falta tiempo, energía, perseverancia y la decisión de querer lograrlo.
En ello coincidieron el mismo Powell y el también legendario Carl Lewis en una rueda de prensa conjunta en Santiago, donde se encuentran como invitados especiales de los Juegos Panamericanos 2023.
Lewis mencionó que desde 1936, en "casi cien años, sólo hemos tenido cinco poseedores de récords mundiales", el primero duró 25 años, el segundo menos de diez y el actual está durando más de 30.
A su juicio, la "razón número uno" por la que el récord sigue vigente es porque el salto largo "probablemente sea el evento más difícil" en el atletismo.
"Si te pones a pensar, el récord de Bob Beamon cambió todo el deporte y hasta el día de hoy decimos que algo ha sido 'Beamonizado' cuando es excepcional. Entonces si hablas de algo que cambió el deporte, es porque es extremadamente difícil", señaló.
En los Campeonatos Mundiales de Atletismo de 1991 en Tokio, Powell batió el récord mundial de salto de longitud de su compatriota Bob Beamon, que tenía casi 23 años, por 5 centímetros, saltando 8,95 metros.
El récord mundial sigue en pie, por lo que es la plusmarca de salto de longitud más antigua desde que se llevan registros.
Por su parte, Lewis, 'el Hijo del Viento', aún ostenta el récord mundial de 8,79 metros en salto largo en pista cubierta que logró en 1984.
Para Lewis, hace falta alguien que diga "no me importa ganar un campeonato mundial, o ganar los Juegos Olímpicos, porque si supero a Mike Powell, el récord mundial, o me acerco al mismo, ganaré automáticamente".
"Entonces, volvamos a la parte de asumir el desafío" y perseverar hasta lograrlo, opinó el multimedallista olímpico.
"Esto lleva mucho tiempo y es muy difícil, y ahora mismo los chicos simplemente no quieren dedicar el tiempo y la energía necesarios, en especial aquellos con el talento suficiente para hacerlo. Hace falta que alguien diga 'Quiero saltar lejos' y entonces la gente saltará lejos", consideró.
Y tendrá que ser alguien que tenga presente que le "llevará varios años" lograrlo, añadió.
El 'Hijo del Viento' expresó su deseo de que alguien bata los récords mundiales porque a sus 62 años le resulta "un poco vergonzoso ir a competencias de atletismo" y ver aún su nombre como poseedor de una plusmarca.
"Espero que haya alguien ahí afuera en estos momentos viendo esto y (que piense) 'no me importa lo que digas, voy a romper tu récord y ese es mi objetivo'. Y esa será la persona que lo logre", zanjó.
A su turno, Powell confesó que cuando la gente le pregunta por qué batió el récord de Beamon, él responde que lo hizo "para vencer a ese tipo", señalando entre risas a Lewis, de quien aprendió y fue una motivación constante para superarse.
"Ser parte de algo tan especial y pensar que sigue siendo un récord ahora, 32 años después, es una distancia larga y simplemente establecimos el estándar", y cuando eso pasó, ambos se plantearon saltar más allá de los 9 metros, comentó.
Para Powell, si alguien puede saltar 8,60 metros u 8,70 unas cuantas veces, puede ir cada vez más lejos, pero nadie lo está haciendo actualmente.
El dos veces medallista olímpico expresó su confianza en que "tal vez algo grande ocurrirá" cuando los atletas lleguen al punto de saltar más allá de los 8,50 metros y competir entre ellos por ir superando cada vez más esos registros.