Ginebra, 12 oct (EFE).- El ciclo hidrológico en el planeta se ha desequilibrado como consecuencia del cambio climático y de las actividades humanas, según los datos analizados por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y que son el centro de un informe que ha presentado hoy.
La información revisada por los expertos de la organización confirman que el deshielo y el derretimiento de la nieve y de los glaciares aumentan no sólo el riesgo de inundaciones, sino que también amenaza el acceso de cientos de millones de personas al agua a largo plazo.
"Los glaciares y la capa de hielo están retrocediendo ante nuestros ojos", dijo al presentar esta información el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.
Explicó que esta perturbación tiene que ver con el aumento de las temperaturas ya que una atmósfera más cálida retiene más humedad.
Esto provoca, de una parte, que haya más episodios de precipitaciones mucho más fuertes e inundaciones, pero, del otro lado, la evaporación aumenta, los suelos se secan y se producen sequías más y más violentas.
"La inmensa mayoría de las catástrofes están relacionadas con el agua, por lo que la gestión y el seguimiento de los recursos hídricos constituyen el núcleo de la iniciativa mundial Alerta Temprana para Todos", explicó el responsable de la organización en la que converge el conocimiento y las informaciones recogidas por las oficinas meteorológicas nacionales de todo el mundo.
A pesar de estos peligros, la OMM sostuvo que se sabe "muy poco" del estado real de las fuentes de agua dulce y que la falta de medidas no permite tomar acciones eficaces y rápidas.
La organización defendió que es urgente mejorar el intercambio de datos, la colaboración entre países y la evaluación de los recursos hídricos, y la financiación para todo ello, lo que tiene que ser visto por los políticos como una inversión para que sus sociedades puedan hacer frente a los extremos de exceso o de escasez de agua.
El informe contiene también información sobre variables hidrológicas importantes, como las aguas subterráneas, la evaporación, los caudales, el almacenamiento de agua terrestre, la humedad del suelo, la criosfera (agua congelada), las entradas en los embalses y las catástrofes hidrológicas.
Para ello integra observaciones de campo, datos de teledetección por satélite, entre otra tecnologías.
Como muestra de la importancia de estos esfuezos, Taalas dijo que un grupo de países ha sido seleccionado para una acción prioritaria de alerta temprana, todos los cuales sufrieron grandes inundaciones o sequías en 2022, pero que a la vez carecían de datos hidrológicos adecuados para guiar las decisiones de los responsables políticos.
En la actualidad, 3.600 millones de personas carecen de un acceso adecuado al agua al menos un mes al año, y se espera que esta cifra aumente a más de 5.000 millones en 2050, según la ONU.