Santiago de Chile, 5 oct (EFE).- Más de 23.000 fotografías inéditas de un viaje familiar al sur del Chile de principios de la década de 1980 de la familia Sánchez Mena, creadora de la primera guía turística de autor del país suramericano, corren el riesgo de deteriorarse o extraviarse a la espera de fondos que aseguren su conservación.
La Fundación Enterreno, dedicada a digitalizar imágenes históricas, atesora miles de negativos de la Guía Turistel, el libro de viajes "por excelencia" durante casi 25 años que los chilenos "llevaban en la guantera de su vehículo", dice a EFE el director de la organización, Felipe Bengoa.
Arquitecto de profesión y comprometido con el patrimonio histórico, natural y cultural, Jorge Sánchez aprovechó los veraneos familiares para adentrarse de forma pionera en la elaboración de guías turísticas de Chile.
Las primeras, entre 1982 y 1983, se publicaron bajo el amparo del Banco de Osorno; a partir de 1986, gracias a la Compañía de Teléfonos de Chile y Publiguías (Páginas Amarillas) con la popular Guía Turistel, y desde 2009 de la mano de las bencineras Copec, con la marca ChileTur.
"La guía gatilló la apertura al turismo del país para los chilenos", dice a EFE el menor de los seis hermanos, Tomás, que dio continuidad a la pasión de su padre.
Inspirada en la Guía Michelín española, que Jorge Sánchez descubrió en un viaje por Europa, la Turistel describía los recorridos y guiaba al viajero en los desplazamientos.
"Mi padre partía de la tesis de que Chile era un país ancho y no angosto y que había mucho que mostrar", dice Tomás.
Cada ejemplar llegaba por correo a casi dos millones de personas y se abonaba en tres cuotas a través de la cuenta del teléfono. "Eso permitió masificar el producto: vendíamos 25.000 sets, cada uno con cuatro guías, o sea, eran 100.000 publicaciones. De lejos, el libro más vendido", añade.
En la presentación de la primera edición (1986), el entonces gerente general de la Compañía de Teléfonos, Ivan Van de Wyngard, destacó que el manual "viene a llenar un vacío informativo que será de gran valor para enriquecer la experiencia de viajar" por Chile, dice, "desconocido incluso por los chilenos".
Tomás Sánchez recuerda que con 14 años recorrió todo Chile en una furgoneta Suzuki blanca, conocida comúnmente como "pan de molde", sin tracción y con la que pisó lugares recónditos.
Rememora la ruta por los más de 1.200 kilómetros de carretera austral, la gran obra pública de la dictadura en el sur, que llevó a los ocho miembros de la familia a dormir en una tienda diseñada por el padre; o el viaje a la isla de Chiloé, mil kilómetros al sur de la capital, que visitaron navegando en una embarcación durante dos semanas.
A partir de ese viaje, en la primera Guía Turistel, Jorge Sánchez describió la isla como "una zona totalmente distinta al resto de Chile hacia el norte" y una cultura "plenamente vigente, con cientos de testimonios que sorprenderán al viajero".
"Era agotador: avanzábamos y retrocedíamos para tomar notas, hacer fotos, hablar con una señora, pedir la llave de la iglesia... Viajar era muy cansador", comenta el hijo.
El gran desafío de Enterreno es justamente preservar la autenticidad de las fotos que sirvieron a Jorge Sánchez de materia prima para su labor. "Existe una urgencia de digitalizar la fotografía histórica antes de que se pierda su calidad, se oxide o se raye", precisa Bengoa. Para ello, asegura, necesita recursos.
Su fundación, que dispone de una plataforma online con 70.000 fotografías históricas de lugares de Chile administrada por la propia comunidad de suscriptores, custodia otras imágenes valiosas como unos originales de 1888 de Limache, una zona rural de la Región de Valparaíso, o la reproducción de un álbum de 1890 con vistas de todo el país, incluidos lugares icónicos de Santiago.
Para él, las fotografías de Turistel tienen el valor de recuperar paisajes de antes del terremoto de 1985, que dejó casi 200 muertos y arrasó con mucha infraestructura en la zona central del país.
"Son pocos los registros que existen de esos años donde se conservan las construcciones antes de que se derrumbaran", apunta Bengoa.
El aporte que hizo Jorge Sánchez, fallecido en 2008, fue reconocido con varios premios en honor al patrimonio por "poner en valor" al país, dice su hijo, desde el punto de vista histórico, geográfico, cultural y natural.
La afición que su padre le inculcó, concluye, pasa por "conocer y valorar lo que tenemos para construir un mejor país".
Meritxell Freixas