Naciones Unidas, 26 sep (EFE).- Siria pidió este martes en la ONU a los países occidentales que permitan el retorno de los refugiados al país, huidos a lo largo de los 10 últimos años tras el estallido de la guerra civil, un llamamiento que afecta sobre todo a Alemania, donde según Acnur han encontrado asilo 850.000 sirios.
El viceministro sirio de Exteriores Bassam Sabbah, que hoy habló en nombre de su país ante la Asamblea General de la ONU, dijo que los países occidentales deben "cesar la práctica inhumana de pedir a los refugiados que no regresen a su patria", sin citar ningún país en concreto.
El conflicto sirio ha desatado el mayor movimiento humano de los últimos tiempos: además de 6,8 millones desplazados internos, hay 5,5 millones de refugiados en el extranjero, principalmente en los países vecinos como Turquía o Líbano.
Los refugiados sirios no solo huyen de los combates; muchos de ellos escapan de la represión desatada por el régimen de Bachar Asad tras el estallido de la primavera árabe en 2011, o son kurdos que huyen de un régimen centralista que niega sus derechos.
Los sirios constituyen actualmente la mayor comunidad nacional en solicitar asilo político en Europa, y su destino está siendo principalmente Alemania y Suecia
El ministro dijo que su Gobierno -que comienza a salir del ostracismo, comenzando por la Liga Árabe- ha emprendido un proceso de "reconciliación nacional como vía para restaurar la normalidad en el país", pero no hizo ninguna alusión a la democracia en uno de los países más represivos del mundo árabe.
Por lo demás, el representante sirio mostró de forma rotunda su alineamiento con Rusia y "su derecho a defenderse y proteger su seguridad nacional en respuesta a las agresivas políticas de Occidente".
Del mismo modo, mencionó su solidaridad con todos los países que Rusia protege de uno u otro modo en la esfera internacional, la mayoría de ellos víctimas de sanciones internacionales o estadounidenses, y citó concretamente a Irán, China, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Eritrea, Bielorrusia, Nicaragua y Zimbabue.
Señaló que las sanciones a estos Gobiernos pueden "considerarse terrorismo económico, no menos brutal o peligroso que el terrorismo armado, especialmente por lo las catastróficas consecuencias humanitarias en los afectados".