El papa celebra una misa ante 50.000 personas en Marsella con la presencia de Macron

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Marsella (Francia), 23 sep (EFE).- El papa Francisco celebró hoy una misa en el estadio Velódromo de Marsella, en el sur de Francia, ante unas 50.000 personas y a la que asistió el presidente francés, Emmanuele Macron, en el último acto de su visita de poco más de 24 horas a esta ciudad.

Francisco llegó este viernes a la ciudad portuaria para participar en los Encuentros Mediterráneos, un evento en el que se han dado cita 60 obispos y jóvenes de países de la cuenca mediterránea, pero la Iglesia local había insistido para que Francisco celebrase misa en este país, altamente secularizado, por lo que finalmente se añadió un día a la visita.

El papa se dirigió en papamóvil al estadio entre el entusiasmo de los marselleses que se echaron a las calles a recibirlo y, según las autoridades locales citadas por el Vaticano, fueron cerca de 100.000 personas las que esperaron el paso del pontífice argentino recorriendo la avenida que llevaba al lugar de la misa.

Al evento religioso, celebrado en el estadio del equipo de fútbol del Olympique de Marsella, asistió Macron, lo que le valió algunas críticas y la presidencia tuvo que precisar que "no se violaban los principios de laicidad de la República", en un momento además en el que el Gobierno acaba de prohibir las abayas en las escuelas públicas por tratarse de un signo religioso que identifica a las mujeres musulmanas.

La defensa de la laicidad "no excluye que la República tenga relaciones con todos los cultos, incluido el culto católico", respondieron desde el Elíseo, antes de recalcar que Macron "asiste a la misa pero no participa como creyente o al nivel religioso, no es para nada la misma cosa que ir a comulgar, por ejemplo".

Además, recordaron, Macron ya ha acudido a otras misas en el pasado, como la del funeral del expresidente Jacques Chirac en 2019, así como a sinagogas y a actos por el ramadán, En 1980, a la misa celebrada por Juan Pablo II en la explanada de Notre Dame en París, asistió el entonces presidente francés, Valéry Giscard d'Estaing.

Durante su homilía, el papa advirtió del peligro de "una vida tranquila, que se blinda en la indiferencia y se vuelve impermeable, que se endurece, insensible a todo y a todo".

Y citó "el trágico descarte de la vida humana, que hoy es rechazada en tantas personas que emigran, así como en tantos niños no nacidos y en tantos ancianos abandonados".

Por ello, alertó "a la sociedad europea" del riesgo de enfermarse del "cinismo, el desencanto, la resignación, la incertidumbre y un sentido general de tristeza".

Al margen de su asistencia a la misa, en la que también estuvo presente su esposa, Brigitte Macron, y la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, el presidente francés mantuvo una reunión de cerca de media hora con el pontífice en el Palais du Pharo de Marsella y le acompañará al aeropuerto para despedirlo tras el oficio religioso.

Marsella (Francia), 23 sep (EFE).- Miles de personas se apostaron este sábado en la Avenida du Prado de Marsella, que asciende directamente desde el Mediterráneo, para aprovechar la oportunidad "histórica" de ver al papa Francisco, que fue aplaudido y ovacionado entre banderas vaticanas, francesas y marsellesas.

A pesar del intenso sol y en medio de un fuerte dispositivo de seguridad, Francisco cruzó parte de la ciudad en el papamóvil, en dirección al estadio Velódromo, donde unas 50.000 personas le esperaban para encabezar una misa que puso el broche de oro a la tercera edición de los Encuentros Mediterráneos.

El recorrido había sido organizado por la ciudad, la diócesis y el Gobierno francés precisamente para dar a las personas que se habían quedado sin entrada, debido a la alta demanda, la ocasión de participar en el evento.

De acuerdo con las estimaciones de las autoridades locales, unas 100.000 personas estuvieron presentes a lo largo del recorrido hasta el estadio, según informó el Vaticano.

"Histórica, histórica", definía a EFE esta oportunidad una vecina marsellesa de orígenes españoles, que acudió a disfrutar de toda su familia, incluida su bisnieta de 19 meses.

En la Avenida du Prado, además, se habían instalado algunas pantallas gigantes para seguir en vivo la misa.

"Es una personalidad que solo nos aporta cosas buenas. Es la paz, es todo", contaba a EFE otra francesa entusiasmada, llegada de la vecina ciudad de Aix-en-Provence, ataviada con pequeñas banderas blancas y amarillas y con la tricolor francesa en la cabeza.

Otra bandera que se vio mucho fue la blanca con la cruz azul de la ciudad de Marsella, signo de una visita que la "ciudad focense" considera histórica.

No en vano, esta era la primera vez que un papa visitaba a la gran puerta francesa al Mediterráneo desde 1533, con Clemente VII.

Francisco había llegado ayer a Marsella para la clausura de la tercera edición de los Encuentros Mediterráneos.

Este evento, que celebraba su tercera edición desde el domingo pasado, reunió a obispos de una treintena de países y también a jóvenes de diferentes nacionalidades, para fomentar la comunión entre los creyentes del área mediterránea.

La basílica de Notre-Dame-de-la-Garde fue la primera parada de Francisco, para encabezar una oración y un homenaje a los desaparecidos en el mar, ya que la crisis migratoria en el Mediterráneo fue el gran foco del mensaje que Francisco lanzó desde Marsella.

"El Mediterráneo ha pasado de ser cuna de la civilización a tumba de la dignidad. Es el grito sofocado de los hermanos y hermanas migrantes", dijo este sábado en el salón de actos del Palais du Pharo al clausurar el foro, con presencia de religiosos de todo el Mediterráneo y de personalidades políticas francesas, como el presidente Emmanuel Macron.

Con él mantuvo un breve encuentro a puerta cerrada justo antes del mediodía y, tras hacer una pausa en su agenda para el almuerzo y para descansar, partió en el Papamóvil hacia el Velódromo.

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