El sur de Costa Rica, la zona que alberga santuarios para ballenas y cientos de aves

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Osa (Costa Rica), 4 sep (EFE).- Desde las grandes ballenas jorobadas hasta pequeñas aves y anfibios, el sur de Costa Rica es la casa de una rica biodiversidad que sus habitantes tratan de proteger y mostrar a los miles de turistas que cada año visitan la zona.

El cantón de Osa, provincia de Puntarenas, alberga el santuario de avistamiento de las ballenas jorobadas en el Parque Nacional Marino Ballena, donde las autoridades permiten tours bajo estrictas reglas para garantizar la conservación del ecosistema y la integridad de los cetáceos que usan las aguas costarricenses para sus rituales de reproducción y la supervivencia de sus ballenatos.

"Ellas utilizan las aguas costarricenses porque son poco profundas, tienen la temperatura ideal y una línea de rocas que les sirve como protección contra depredadores. Aquí se aparean y dan a luz. Ellas vienen desde las partes polares, otras ya vienen preñadas y llegan a dar a luz", dijo a EFE el guía Dylan Monge.

En el Pacífico del sur de Costa Rica estos grandes cetáceos permanecen de julio hasta octubre y con suerte los turistas pueden observarlas saltar o mostrar su cola, o simplemente salir a respirar cada cierto tiempo junto a sus crías.

Las ballenas jorobadas miden entre 14 y 16 metros y pesan más de 40 toneladas y su vida promedio oscila entre los 60 y 80 años de edad.

El avistamiento de ballenas es parte esencial de la economía del sur de Costa Rica, especialmente en Bahía Ballena, donde los operadores turísticos cumplen una serie de requisitos para proteger a los cetáceos y evitar impactos en el hábitat.

UN SANTUARIO DE AVES

En el sur de Costa Rica se encuentra el humedal de Sierpe, uno de los más grandes de Centroamérica, que es otro de los atractivos de la zona por la belleza escénica de sus canales y laguna, y por la biodiversidad que se puede apreciar, especialmente cocodrilos y aves acuáticas.

En la zona sur también se ubica la localidad de San Vito, cantón de Coto Brus, una zona alta a más de 1.200 metros sobre el nivel del mar donde habitan decenas de especies de aves en bosques y montañas.

San Vito es uno de los 12 puntos que conforman la "Ruta de las Aves", una guía que muestra a turistas y científicos los sitios ideales para observar y estudiar estos animales.

En este lugar se pueden observar desde tucanes, halcones y gavilanes, hasta pájaros de menor tamaño como varias especies de colibrí, el ave más pequeña del mundo, y de la que en Costa Rica viven 53 especies.

Costa Rica es considerado uno de los destinos turísticos más importantes del mundo para la observación de aves, pues en sus 51.100 kilómetros cuadrados de superficie terrestre habitan más de 900 especies de aves, lo que equivale al 9 % del total conocido en el mundo.

Según datos del Instituto Costarricense de Turismo, para el 2019 se habían identificado 924 especies de aves de Costa Rica, de las cuales 7 son endémicas y 220 son especies migratorias.

La Ruta Nacional de Observación de Aves está compuesta por 12 nodos o sitios principales de observación de aves, que involucran parques nacionales, reservas privadas y comunidades aledañas.

Esta ruta abarca 4 grandes zonas: el bosque tropical seco, tierras altas, bosque tropical húmedo del Caribe y bosque tropical húmedo del Pacífico sur.

Los gobiernos locales del sur, emprendedores, empresarios turísticos, la Cámara de Turismo de Osa, la Cámara de Turismo y Comercio de Coto Brus y la Cámara de Turismo de Sabalito (CATUSAB) se unieron para impulsar los atractivos de la zona mediante una campaña que denominaron “Entre Quetzales y Ballenas”, en alusión a dos de las especies emblemáticas.

“El sur lo tiene todo. Queremos demostrarle al mundo que pueden disfrutar de ballenas, sol, quetzales, la nubosidad, así como la esencia de su gente y tradiciones”, dijo el presidente de la Cámara de Turismo de Osa, Luis Centeno.

Douglas Marín

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