Oleg Orlov: "El 99 % de los rusos son apolíticos"

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Moscú, 22 ago (EFE).- El septuagenario activista ruso Oleg Orlov, que es juzgado por desprestigiar al Ejército, aseguró a EFE que "el 99 % de los rusos son apolíticos", pero eso no quiere decir que estén a favor del Kremlin o de la guerra en Ucrania, sino que el miedo a las represalias les tiene atenazados.

"El 99 % de los rusos son apolíticos. No están dispuestos a actuar, ni a favor ni en contra de Putin", comentó uno de los dirigentes más destacados de la organización Memorial, galardonada con el Nobel de la Paz en 2022, horas antes de comparecer a juicio.

Orlov, de 70 años, considera que el régimen "autoritario" dirigido por el líder ruso, Vladímir Putin, se parece al "inmovilismo" que caracterizó los años 70 en del siglo pasado la URSS o al "tardofranquismo".

"Es un régimen donde ya no es necesaria la movilización masiva. Aunque si las autoridades lo exigen, los rusos harán lo que se les diga sin rechistar", reconoció.

DE REGRESO A LA COCINA

Pese a que "la espiral de la represión no se detiene ni por un momento", él se encuentra "muy a menudo con rusos críticos con el Kremlin y la guerra en Ucrania".

"Desde que me abrieron el expediente penal, me topo con mucha gente que me expresa su solidaridad. Desde el médico en el hospital, a los vecinos de la dacha (casa de campo) o los vendedores en la tienda", señala.

El problema es la mentalidad de esclavo que encadena a la mayoría de rusos: "No puedo hacer realmente nada ni influir en la realidad que me rodea, por lo que no me voy a sacrificar por nada ni por nadie".

"El cambio tendrá lugar cuando esa gente que calla empiece a hacer algo, no sólo hablar, sino entrar en acción. Hasta entonces, callarán y hablarán sólo en sus cocinas", explica.

DELACIÓN, UN RASGO FASCISTA

Y es que, como en tiempos soviéticos, "hablar fuera de la cocina es ahora realmente peligroso".

"Conocemos muchos casos de gente que expresó su opinión durante una conversación privada en la calle o en un sanatorio y después fue denunciada. La delación es un rasgo típico del fascismo", resalta.

Orlov recuerda que, por una simple palabra, los rusos pueden ser multados y por reincidencia incluso condenados a largas penas de cárcel.

"Cada caso penal intimida más a la gente. Por eso la gente se calla en Rusia y no sale a la calle", señaló.

Acusa a las autoridades de fomentar a los delatores "que no son muchos, pero los hay y son muy activos".

EXILIO O REPRESIÓN

Al contrario que otros disidentes exiliados, Orlov decidió quedarse. Pese a que podría ser condenado a varios años de cárcel por criticar al Kremlin y protagonizar piquetes a favor de la paz en la plaza Roja, no lamenta su decisión.

"Es una tontería tanto condenar a los que se fueron como que todos nos hubiéramos ido. Yo mismo recomendé a algunos colegas que se marcharan. Trabajar se ha vuelto más difícil, pero hay que elegir", aseguró.

Él eligió quedarse porque en Rusia dirige varios programas de asistencia legal a los perseguidos injustamente por extremismo y terrorismo.

"Soy un patriota ruso. Trabajo en interés de Rusia, no de la Rusia de Putin. La persecución judicial la veo como una continuación de mi trabajo", señala.

EL CAMBIO SIN PUTIN

Orlov destaca que Rusia es el "único caso de un país que pasó del totalitarismo comunista a la democracia y de nuevo descendió al totalitarismo".

"El futuro de mi país se decide en el campo de batalla en Ucrania. Si Putin logra la victoria, su régimen se perpetuará durante muchos años. Eso será peligroso para todo el mundo. No veo un cambio con Putin en el poder. Eso no es posible", asevera.

En caso de derrota, cree que una transición democrática como en España es posible. "Entre la élite rusa aparecerá gente que quiera avanzar hacia la reforma. Cuando murió Stalin, apareció Lavrenti Beria, el verdugo número uno, pero que fue el primer reformador".

"¿Quién pensaba que Nikita Jruschov, que estaba implicado en todos los crímenes estalinistas, liquidaría el GULAG? Fueron reformas tímidas. El sistema no cambió, pero era diferente a Stalin. Con Gorbachov también las reformas fueron cosméticas al principio", insiste.

No descarta ni una guerra civil ni una nueva desintegración del país, pero insiste en que "sin democracia real, el desarrollo es imposible".

"Yo preferiría el camino español, antes que el revolucionario. Pero cualquier evolución hacia la democracia será difícil y muy peligrosa, pero no hay otro camino", aseveró.

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