Los electores guatemaltecos acuden este domingo a votar en una segunda vuelta ensombrecida por las sospechas de golpe de Estado, después de las maniobras de una muy cuestionada Fiscalía para dejar sin validez la candidatura progresista del Movimiento Semilla de Bernardo Arévalo, segunda fuerza más votada en primera ronda, que se las verá con el oficialismo que representa la ex primera dama Sandra Torres. Estas elecciones han adquirido una relevancia mucho mayor después de que Arévalo rompiera con todos los pronósticos --en algunas encuestas le situaban octavo entre las predilecciones del electorado-- al lograr pasar a la segunda ronda. Su mensaje contra la corrupción, el retroceso democrático y la clase política que ha manejado durante décadas el país acabó calando en una muy descontenta sociedad. Esta cita es para muchos una ocasión inmejorable por desviar a Guatemala de las sendas del autoritarismo del mandatario saliente, Alejandro Giammattei, al que han acusado de forzar al exilio a más de cien funcionarios de la judicatura, periodistas, activistas y defensores de los Derechos Humanos. Esta presunta falta de independencia de la Justicia guatemalteca volvió a denunciarse cuando poco después de la primera vuelta, la Fiscalía ordenaba la suspensión jurídica de Semilla en base a unas supuestas irregularidades en las actas de inscripción del partido con el fin de blanquear dinero, ante el rechazo del Tribunal Supremo Electoral, cuya sede llegó a ser registrada por los fiscales. "Es un golpe de Estado técnico (...) una acción desesperada de un grupo político criminal que se da cuenta de que tiene los días contados en términos del control sobre el poder político", denunció Arévalo, quien finalmente tuvo el amparo del Tribunal Constitucional para seguir adelante. La sombra de la sospecha ha estado presente durante toda la campaña, después de que la Fiscalía, cuyo responsable Rafael Curruchiche está incluido en una 'lista negra' de Estados Unidos por corrupción, promoviese la cancelación de hasta tres candidaturas, con posibilidades de ganar, según los sondeos. Ello fue aprovechado por varias de las fuerzas a priori favoritas, pero que salieron derrotadas, como la oficialista Vamos, para denunciar fraude y exigir la repetición de unos comicios, que para las misiones internacionales fueron limpios y transparentes a pesar de las previas condiciones preelectorales impuestas. DOS CANDIDATURAS CLARAMENTE CONTRAPUESTAS Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), es una vieja conocida de este tipo de procesos electorales. Es la tercera ocasión que se presenta, habiendo alcanzado la segunda vuelta las otras veces, la última de ellas en 2019, cuando fue derrotada por el aún presidente Giammattei. Conocida durante su etapa como primera dama por sus programas de ayuda solidaria, ha transitado desde la socialdemocracia hasta posicionarse cómodamente en posiciones muy conservadoras, hasta tal punto de afirmar que la familias guatemaltecas están amenazadas por ideologías de género. "Jamás voy a proponer o llevar al Congreso una ley para el casamiento entre dos hombres y dos mujeres, en Guatemala no estamos para eso, Guatemala es un país conservador con principios y valores", dijo en el último debate. Entre polémica y polémica --una de las últimas ha sido llamar "afeminados" a los hombres de Semilla--, ha prometido bajar los impuestos y hacer suyas la estrategias de las políticas de seguridad del presidente salvadoreño, Nayib Bukele. "Le duela a quien le duela, yo voy a adoptar el modelo Bukele. Realmente ha funcionado y lo voy a implementar. Voy a limpiar el sistema penitenciario que está lleno de corrupción y todos los sabemos", dijo en durante la primera vuelta. Por su parte, Arévalo se ha erigido en el candidato contra la corrupción y la impunidad, que han estado sostenidas por un sistema de partidos políticos que han cooptado las instituciones, lo que favorece, ha defendido, a los criminales. "Hay que recordar que la razón por la que los criminales son tan activos en Guatemala es porque están moviéndose en el marco de gobiernos corruptos. Mientras haya gobiernos corruptos, los criminales pueden comprar funcionarios, jueces, policías, militares", dijo durante el último cara a cara electoral con Torres. Arévalo ha prometido invertir en infraestructuras para generar puestos de empleo y trabajar en el desarrollo de las áreas afectadas por la pobreza con el fin de prevenir no solo el crimen sino también las migraciones masivas a Estados Unidos. Hijo del primer presidente electo del país, el bien considerado Juan José Arévalo (1945-1951) --responsable de profundas reformas sociales-- aspira al cambio de la mano del Movimiento Semilla, partido de nuevo cuño nacido en 2015 al albor de las importantes manifestaciones en todo el país que supusieron la caída del gobierno corrupto del expresidente Otto Pérez Molina --actualmente en prisión--. En caso de victoria, Arévalo se las tendrá que ver con un Congreso muy fraccionado, en el que no tiene mayoría, un sistema judicial en entredicho y las consiguientes reticencias, que según los analistas políticos, que se encontrará en la tradicional clase dirigente vinculada al Ejército y al sector privado. ÚLTIMAS ENCUESTAS Durante los últimos días, consciente o no de las encuestas, Torres ha centrado lo que resta de campaña en lanzar acusaciones de toda índole a un Arévalo a quien se ha estado refiriendo como "diputado uruguayo", por haber nacido en ese país. De las encuestas de principios de agosto, la de Cid Gallup sostiene que Arévalo ganaría con el 63 por ciento de los votos, frente al 37 por ciento con el que se quedaría Torres. En ese mismo sondeo se extrae que un 67 por ciento de la población está en desacuerdo con la cancelación del Movimiento Semilla y el 73 por ciento cree que la democracia guatemalteca está amenazada. Por otro lado, la de Innovem da como vencedora a Torres, con el 45 por ciento de los votos mientras que Arévalo se quedaría con cerca del 38 por ciento de los apoyos. Los indecisos rondarían el 17 por ciento. La más reciente, publicada este jueves por el diario 'Prensa Libre', da también el triunfo a Arévalo, con el 64,9 por ciento de los votos, frente al 35,1 por ciento que obtendría Torres.