(Bloomberg) -- El candidato outsider Javier Milei lidera una elecciones primarias cruciales en Argentina con un desempeño mejor de lo esperado que cambiará la carrera presidencial del país y aumenta la incertidumbre de cara a los comicios presidenciales de octubre.
Con el 71% de los votos escrutados, Milei, que suele ser comparado con Donald Trump, era el candidato individual más votado con un 31,8%. Incluso superaba a la coalición promercado liderada por Patricia Bullrich, quien, junto con el aspirante derrotado Horacio Rodríguez Larreta, obtenía el 27,8%, y eclipsaba al bloque peronista gobernante del ministro de Economía, Sergio Massa, que tenía un 26,1%.
El resultado es un claro rechazo a la clase política tradicional argentina tras años de penurias económicas e inflación desenfrenada. También aumenta las probabilidades de una segunda vuelta en noviembre, y arriesga asustar a los mercados financieros, que temen que sus propuestas económicas desencadenen un caos financiero. La falta de apoyo en el Congreso también podría ser un obstáculo para que Milei apruebe las duras reformas legislativas necesarias para enrielar la economía argentina, según analistas políticos.
Milei, que recibió el apoyo del expresidente de Brasil Jair Bolsonaro antes de las elecciones, también podría sacudir la política regional. Una eventual victoria del candidato libertario chocaría con los líderes de izquierda que gobiernan actualmente Brasil, México, Colombia y Chile.
Las elecciones primarias, en que se definen a los candidatos que competirán en los comicios generales del 22 de octubre, también cumplen la función de ser un barómetro confiable de las expectativas de la ciudadanía en un país con un largo historial de encuestas de opinión poco fiables. Hace cuatro años, los mercados locales se desplomaron cuando los inversores fueron sorprendidos por los resultados de las primarias.
Quien que obtenga el máximo cargo de Argentina tendrá que implementar rápidamente un plan para recortar el gasto público y evitar la hiperinflación, además de abordar la creciente preocupación por la seguridad pública y la inminente recesión.
El desafío es enorme. Los precios al consumidor suben más de un 115% al año mientras el banco central imprime pesos para financiar los programas sociales y los subsidios que hasta ahora han asegurado la subsistencia de millones de argentinos. Pero esa misma estrategia es el origen de la inflación y la crisis cambiaria que están desgarrando el tejido social del país.
Y lo que es más importante, las elecciones de este año medirán el apetito de los argentinos por las duras reformas económicas necesarias para sacar a la segunda economía de Sudamérica del borde del abismo. El país no llegó a esta situación de la noche a la mañana, sino tras décadas de políticas fallidas, incumplimientos en pagos de deuda y recesiones económicas, al menos 15 de ellas desde la década de 1950.
El apoyo del Fondo Monetario Internacional será crucial en cualquier plan de recuperación para Argentina, que recibió un rescate histórico de US$44.000 millones del FMI en 2018, durante el mandato de Mauricio Macri. El programa ha sido renegociado bajo la presidencia de Alberto Fernández, siendo el más reciente un acuerdo negociado por Massa el mes pasado.
El ministro de Economía consiguió el dinero suficiente —hasta US$10.800 millones durante el resto del año— para pagar al Fondo y mantener la economía en marcha sin necesidad de medidas drásticas hasta que asuma el poder un nuevo presidente. Sin embargo, los inversores consideran inevitable una devaluación significativa del peso, no menor al 20%. La pregunta es si el Gobierno podrá y estará dispuesto a retrasarla hasta que asuma un nuevo presidente en diciembre.
Es posible que Argentina tenga que esperar tres meses más para saber quién será su futuro presidente. Una victoria absoluta en octubre requiere que el principal candidato obtenga el 45% de los votos válidos, o el 40% con una diferencia de 10 puntos porcentuales respecto al segundo. Si no se da ninguno de los dos escenarios, se realizará una segunda vuelta el 19 de noviembre.
Quemar el banco central
La receta de Milei para arreglar la economía argentina suena tan rimbombante como su estilo. Ha propuesto sustituir la moneda nacional por el dólar y ha dicho que “quemaría” el banco central por su mal manejo de la economía.
El economista convertido en político saltó a la fama en los últimos años por su perfil combativo en programas de televisión y redes sociales. Con un aspecto excéntrico y un tono enérgico, ganó adeptos por su batalla contra el intervencionismo del Estado. Entre sus polémicas opiniones están la relajación de la ley sobre el porte de armas, su postura contra el aborto y la venta de órganos humanos.
La estrategia electoral de Milei no es complicada: llegar a la segunda vuelta y encender la mecha, ha dicho.
“Si llegamos a una segunda vuelta, ganaremos”, dijo en una entrevista con Bloomberg News en marzo. “No importa quién sea nuestro rival”.
Traducido por Paulina Munita.
Nota Original:Outsider Milei Leads Argentina’s Primary With Strong Showing
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