Economista que odia al banco central trastoca política argentina

Javier Milei comenzó y terminó su discurso de victoria gritando “¡Viva la libertad, carajo!”, y procedió a agradecer a su hermana, a quien describió como “la jefa”, y a sus cinco perros, todos con nombres de economistas que los libertarios como él adoran.

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(Bloomberg) -- Javier Milei comenzó y terminó su discurso de victoria gritando “¡Viva la libertad, carajo!”, y procedió a agradecer a su hermana, a quien describió como “la jefa”, y a sus cinco perros, todos con nombres de economistas que los libertarios como él adoran.

Sería un error tildar la versión argentina de Donald Trump como un excéntrico amante de Elvis, o simplemente otro agitador latinoamericano en una región conocida por impulsar populistas con ideas radicales sobre la economía.

El hecho es que este economista de 52 años trastornó la política del país al ganar las primarias el domingo, y ahora tiene grandes probabilidades de convertirse en presidente en las elecciones de octubre. Al hacerlo, está llevando la conversación política en una dirección decididamente derechista en un lugar moldeado por el populismo de izquierda del peronismo, sacudiendo los activos argentinos en el proceso. Los bonos argentinos en dolares caían abruptamente el lunes por la mañana tras la inesperada victoria de Milei.

Desde sus discursos en los que escupe saliva hasta sus gigantescos perros con nombres de pensadores famosos como Milton Friedman, Milei ostenta una imagen nunca vista por la clase política argentina. Estar “loco de ira” ha cosechado frutos entre un electorado frustrado por la inflación desenfrenada y otra inminente recesión.

Según Shila Vilker, analista política y directora de la encuestadora Trespuntozero, la gente que pide un cambio drástico piensa que las cosas están tan mal que solo un loco puede cambiarlas. De modo que todo lo que es una característica negativa termina siendo un activo.

No es un fenómeno que se produzca de la noche a la mañana y sus ideas son, en efecto, descabelladas, pero también bien ventiladas. Van desde eliminar el banco central hasta reemplazar el peso por el dólar y legalizar la venta de órganos humanos.

El secreto del éxito de Milei reside quizá en lo implacable que es con su marca de outsider, catapultado de comentarista de televisión combativo a diputado y futuro presidente. Y en un país que se enorgullece desmesuradamente de su gloria futbolística, Milei incluso ha marcado la casilla de haber sido arquero, aunque en un club de barrio de Buenos Aires.

“Recuerden, una Argentina distinta es imposible con los mismos de siempre, con los mismos que han fracasado siempre”, dijo Milei durante su discurso de victoria el domingo, mientras sus partidarios coreaban cánticos contra la élite política argentina que incluye a sus rivales, todas caras conocidas para los votantes. “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.

Milei ha logrado captar la atención de votantes apáticos con su carisma poco ortodoxo. En su acto de cierre de campaña, Milei llenó una de los principales recintos de conciertos de la ciudad como una estrella de rock de heavy metal. La gente hacía colas en la calle para entrar al lugar con sombreros que decían Make Argentina Great Again y capas con la insignia Don’t Tread on Me, una de las canciones más conocidas de Metallica. Milei es un gran fan de la banda.

Un votante llevaba una máscara hecha a mano que imitaba una motosierra, en alusión a la promesa de Milei de recortar el gasto público. Antes de abrirse paso entre sus seguidores para subir al escenario en ese acto de campaña, Milei animó a la multitud mostrando una presentación de diapositivas de edificios explotando.

Canalizando la ira de los votantes por una inflación que supera el 115% anual, Milei obtuvo el 30% de los votos, superando con creces el 20% que se esperaba en una amplia gama de encuestas, que son famosas por su inexactitud. El principal partido de la oposición, que presentó dos candidatos, quedó detrás de Milei con el 28% de los votos, mientras que el bloque peronista en el Gobierno, encabezado por el ministro de Economía, Sergio Massa, sufrió una derrota histórica, con solo cerca del 27%.

Marisol Barraza votó por Milei en el conurbano bonaerense de Ezeiza. Esta mujer de 35 años no gana lo suficiente limpiando casas para vivir sola, por lo que se quedó en la casa de su madre con su hermana gemela. Barraza estudió para ser videoperiodista, pero dice que no pudo encontrar trabajo.

Los resultados del domingo “son buenos porque la gente mostró la rabia que siente en las urnas”, dijo Barraza. Milei “no te da pescado, sino que te enseña a pescar. Por eso los jóvenes como yo lo apoyamos. Queremos hacer realidad nuestros sueños”.

Traducido por Paulina Munita.

Nota Original:Dog-Loving, Central-Bank-Hating Economist Upends Argentine Polls

--Con la colaboración de Ignacio Olivera Doll.

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