Marta Rullán
Roma, 10 ago (EFE).- El concierto en el Circo Máximo de Roma del rapero estadounidense Travis Scott ha encendido las alarmas: ¿un parque arqueológico con más de 2.800 años de historia es el escenario ideal para que 60.000 fanáticos canten y bailen hasta el punto de hacer saltar los sismógrafos y provocar el pánico de los romanos?.
El debate está servido después de que los bomberos de la capital recibieran el pasado lunes por la noche decenas de llamadas para saber si se estaba produciendo un terremoto: el temblor resultó ser "el entusiasmo de los fans" de Travis, según confirmó el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV).
"Durante el concierto hubo varios episodios en los que el pico de exaltación de los fans fue muy evidente", como ya sucedió "cuando Italia ganó la final de la Eurocopa en 2021 o el Nápoles ganó la liga en 2023", explicó el INGV, que también recibió numerosas llamadas de ciudadanos asustados.
Travis Scott, que presentó en Roma en primicia mundial su nuevo y esperado álbum "Utopía", es el último de una larga lista de artistas que han pasado en las últimas semanas por el edificio de espectáculos más grande de la antigüedad.
Desde, el icónico "boss" Bruce Springsteen a las míticas bandas Guns N' Roses e Imagine Dragons, pasando por el último representante italiano en el Festival de Eurovisión, Marco Mengoni, todos ellos han actuado en la enorme explanada de 600 metros de longitud y 140 de ancho entre el monte Palatino y el Aventino.
UN MONUMENTO O UNA SALA DE CONCIERTOS
"El Circo Máximo es un monumento. No es un estadio, no es una sala de conciertos. Estos mega-conciertos de rock lo ponen en riesgo, así como al Palatino que está al lado", aseguró Alfonsina Russo, directora del Parque Arqueológico del Coliseo, el más visitado de Italia y situado a unos cientos de metros del antiguo estadio.
La arqueóloga mostró su esperanza en que el Ayuntamiento romano, al que dio algunos requisitos técnicos para el megaconcierto que no fueron respetados, "valore adecuadamente el Circo Máximo" para "comprender plenamente su historia y su función en la antigua Roma" y se mostró a favor de "eventos seleccionados, como la ópera y el ballet".
"Hasta ahora no ha habido daños a la propiedad, pero no sabemos qué va a pasar. Hay que tener en cuenta que el Circo Máximo tiene túneles subterráneos, piezas arqueológicas, no puedes saltar sobre él durante horas, decenas de miles. Ha pedido una revisión inmediata de los daños", añadió a la agencia Agi.
Sus palabras fueron contestadas con dureza por el concejal de grandes eventos del Ayuntamiento capitalino, Alessandro Onorato, quien dijo que Russo le recordaba "a nuestros padres hace 30 años" y calificó de "estéril" la polémica: "60.000 jóvenes de 20 años de media y cero incidentes".
"Escuchar a la superintendente decir: 'en el Circo Máximo solo hay que hacer ópera o ballet'. Bueno... por suerte ella no decide lo que se hace en el Circo Máximo", afirmó con contundencia, mientras Mariano Angelucci, presidente de la comisión de turismo y grandes eventos, aseguró que "hay que mirar al presente y al futuro".
Explicó que "el de Travis Scott con Kanye West ha entrado de hecho en la historia de los conciertos en vivo" y recordó que el año pasado, gracias a los espectáculos en el Circo Máximo, el Ayuntamiento recaudó 2,1 millones de euros para cuidar el patrimonio, además de suponer "un gran beneficio turístico, económico y laboral".
EVALUAR CASO POR CASO
El ministro italiano de Cultura, Gennaro Sangiuliano, dejó hoy claro su apoyo a Russo: "Travis Scott es un artista exitoso y necesita actuar en Roma, pero creo que habría sido mejor encontrar un lugar más adecuado para su espectáculo".
"Lo importante es el cumplimiento de los requisitos técnicos que acompañan al visto bueno para la organización de los eventos. Sería un error tener un enfoque basado en prejuicios, sin evaluar caso por caso", explicó al diario "Repubblica".
El Circo Máximo acogía en la Roma antigua carreras de cuádrigas y de caballos, así como ejecuciones, luchas de gladiadores, desfiles triunfales o manifestaciones relacionadas con la vida política, social o religiosa de la urbe.
En sus 2.800 años de historia sufrió múltiples incendios y reconstrucciones y permaneció en activo hasta las primeras décadas del siglo VI, cuando se convirtió en una zona agrícola, una propiedad privada o un cementerio judío, entre otras muchas cosas.
Marta Rullán