Bangkok, 21 jul (EFE).- Hun Sen, quien lleva casi cuatro décadas como primer ministro en Camboya, busca este domingo la reelección en unas elecciones generales en las que de nuevo acude sin oposición y que podrían ser las ultimas del mandatario que más tiempo lleva en el poder en Asia y que ya diseña la sucesión en su hijo mayor, Hun Manet.
El Partido Popular de Camboya (CPP) -liderado por Hun Sen- celebró este viernes en Nom Pen una gran marcha, liderada por el heredero del primer ministro, como el principal acto del cierre de una campaña electoral que ha vuelto a poner de manifiesto las carencias democráticas de esta nación del Sudeste Asiático.
Unos 9,7 millones de camboyanos están llamados a las urnas para elegir entre el CPP de Hun Sen o una decena de pequeñas formaciones que carecen de estructura nacional y que, según activistas críticos con el mandatario, sirven para otorgar una falsa apariencia multipartidista a los comicios.
Al igual que sucediera los meses previos a los comicios de 2018, donde el CPP ganó los 125 escaños del Parlamento, antes de las elecciones de este domingo el mandatario se ha dedicado a apartar a la oposición política y a los medios de comunicación molestos.
En mayo, la Comisión Electoral descalificó por un trámite burocrático al partido opositor Candlelight Party, heredero a su vez del ilegalizado en 2017 Partido para el Rescate Nacional de Camboya, mientras en febrero retiró la licencia de la emisora Voice of Democracy, uno de los últimos medios independientes en el país.
Si bien analistas aseguran que la formación opositora, que logró el 22 por ciento de los votos en las elecciones comunales de 2022, no suponía un riesgo la reelección de Hun Sen, su inhabilitación deja el camino completamente despejado.
Para amarrar aún más el futuro control político, a finales de junio el Parlamento -dominado completamente por el CPP- aprobó una enmienda de la ley electoral que prohíbe presentarse como candidato a las futuras elecciones a las personas que no voten, una medida encaminada a bloquear el paso a los políticos en el exilio.
DINASTÍA
Hun Sen, de 70 años y quien llegó al poder en 1985 y ha dominado desde entonces con puño de hierro la nación, ha mencionado en alguna ocasión la posibilidad de ceder el testigo tras los comicios a una nueva generación de políticos.
Sin embargo, el mandatario, una de las personalidades más difíciles de predecir en la región, también ha declarado, a veces en tono jocoso, que se ve con fuerza para llegar hasta 2028, cuando finalizaría el termino adjudicado por estas votaciones.
Lo que si ha dejado claro es que espera pasar el testigo a su hijo Hun Manet, un general de cuatro estrellas que ha aparcado sus quehaceres en el Ejército para presentarse en la parte alta de la lista del CPP en las elecciones.
En diciembre de 2021, Hun Sen declaró que apoyaba a su hijo primogénito, de 45 años, para que le suceda en el puesto de primer ministro en algún momento antes de las elecciones de 2028 y de cara a los siguientes comicios.
Comandante del ejército desde 2018, el hijo de Hun Sen ha ido labrando en los últimos años una imagen pública de hombre de Estado estrechamente vinculada al legado de su padre.
SOSPECHA DE AMAÑO
Por si todavía quedara algún cabo suelto, la organización garante de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) denunció a principios de julio, tras una exhaustiva investigación, numerosas irregularidades detectadas en la votación de las elecciones provinciales de hace un año.
La extensa manipulación de votos, fraude y conteo inadecuado de papeletas "ponen en duda la credibilidad" de las elecciones del domingo, recriminó el subdirector de HRW para Asia, Phil Robertson, en el informe.
En el mismo sentido se pronunció la oenegé Red Asiática para Elecciones Libres (ANFREL), durante un acto a principios de julio en el Club de Corresponsales Extranjeros de Bangkok, donde señaló que "inequívocamente" los comicios en Camboya no serán "ni libres ni justos", al presentar su informe de misión de evaluación preelectoral.
Este grupo expresó sus dudas y preocupación respecto a la "independencia y neutralidad" del Comité Electoral camboyano al indicar que existe un "claro sesgo hacia el (partido) gobernante" que socava la integridad del proceso electoral.
"La exclusión del Candlelight Party de participar en las próximas elecciones sirve como un claro ejemplo del espacio político altamente restringido y las severas limitaciones impuestas a los partidos de oposición", subrayan al destacar "el deterioro" del panorama político en Camboya.
"La descalificación del partido exacerba aún más el ambiente político desequilibrado e injusto, ya que deja poco espacio para que las voces de la oposición compitan en igualdad de condiciones con el oficialismo", sentencia ANFREL en su informe que también denuncia el acoso contra los medios independientes.
Noel Caballero