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Nueva York, 10 jun. El diario estadounidense The New York Times publica este sábado un largo artículo dedicado al "espía" español y excomisario José Villarejo, del que destaca su apodo de "rey de las cloacas", su formación en la dictadura franquista y, sobre todo, las grabaciones de la antigua amante de Juan Carlos I, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, que empujaron a la Fiscalía a investigar al rey emérito.
El artículo, impregnado de un estilo de novela negra, narra la vida del excomisario desde sus orígenes y evolución en las Españas franquista y democrática hasta su caída en desgracia y está salpicado de declaraciones en conversaciones que mantuvieron Villarejo y el periodista.
En medio, por supuesto, la nota se detiene en las grabaciones que el excomisario guarda de sus encuentros, desde el mantenido con Zu Sayn-Wittgenstein, pasando por políticos, jueces, policías y periodistas, aunque sin detenerse en nombres ni detalles.
"Se rumoreaba que tenía amigos poderosos y que guardaba trapos sucios de todos ellos. La impresionante variedad de acusaciones en su contra —falsificación, soborno, extorsión, tráfico de influencias— le había valido el apodo de 'rey de las cloacas'", escribe Nicholas Casey, autor del perfil del excomisario.
Casey explica que "cuando la gente llama a Villarejo el rey de las cloacas no se refiere a las alcantarillas literales, sino a un Estado en la sombra o Estado profundo que, según muchos, ha manejado las palancas del poder en el país desde la época de Franco, el dictador nacionalista que tomó el poder al mismo tiempo que Adolf Hitler y Benito Mussolini".
También escribe que preguntado por su apodo, Villarejo respondió que "lo que no se entiende es que la cloaca no genera mierda, la limpia" y que "Roma triunfó gracias a la cloaca máxima".
"El intento de derribar a Villarejo, lejos de drenar la cloaca, simplemente había provocado su desbordamiento. Ahora todo el mundo podía oler lo que había allí abajo", dice el redactor de The New York Times.
El periodista, que en varias ocasiones pone en duda las afirmaciones de Villarejo, a quien llega a describir como "un narrador poco fiable en el mejor de los casos", apunta que fue el excomisario quien solicitó entrevistarse con él, un hecho que, precisamente, da título al extenso artículo: "El espía que me llamó".
Asimismo, escribe que Villarejo le dijo que había recurrido a él por considerarlo un hombre "honrado" y porque "sus enemigos lo habían destrozado en público, hasta el punto de que ahora era el hombre del saco a los ojos de la mayoría de los españoles. Ahora todos conocían su rostro, pero nadie lo conocía a él, y quería que eso cambiara".
En la larga narración se hace referencia también, entre otras cosas, a la contribución de Villarejo en el proceso contra el traficante de armas sirio Monzer al-Kassar en 2008, a su supuesta infiltración en el grupo terrorista ETA o a un supuesto plan para dejar calvo al rey emérito, que el periodista parece no descartar totalmente después de una entrevista con Zu Sayn-Wittgenstein.
Según Villarejo, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) quería poner fin a la relación, por lo que el CNI planeó sustituir las medicinas del monarca de su pastillero por hormonas femeninas en el marco de una supuesta operación bautizada Operación Fari "en honor a Farinelli, un cantante italiano que, tras ser castrado, se convirtió en uno de los sopranos más célebres del siglo XVIII".
"Se reclutaron guardaespaldas militares para sustituir las medicinas de su pastillero por hormonas femeninas. La idea, según Villarejo, era que las píldoras hicieran que a Juan Carlos se le cayera el pelo y disminuyera su libido, de tal forma que ni el rey ni su amante se sintieran atraídos por el otro", escribe Casey.
En octubre de 2021, Villarejo ya mencionó esta supuesta operación ante una comisión parlamentaria a la que entonces aseguró que, de acuerdo con Zu Sayn-Wittgenstein,: "Al rey emérito le inyectaron hormonas, inhibidores de testosterona", porque se consideraba que su relación con las mujeres era "un problema".
El redactor también hace un somero repaso por las decenas de casos judiciales pendientes contra el espía por soborno, tráfico de influencias, malversación de fondos públicos, falsificación de documentos o conspiración criminal, así como por su paso por la cárcel y concluye con un deseo de Villarejo: que alguien algún día pueda leer su archivo completo para conocer su vida, que el excomisario compara con la historia de España. EFE
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