MCALLEN, Texas, EE.UU. (AP) — Una niña panameña que nació con problemas cardíacos falleció el miércoles mientras se encontraba detenida por la Patrulla Fronteriza, el segundo deceso de un niño latinoamericano bajo custodia del gobierno estadounidense en dos semanas.
La niña de 8 años y su familia estaban en un centro en Harlingen, Texas, en el Rio Grande Valley, uno de los corredores de mayor actividad de cruces fronterizos de migrantes. La agencia supervisora de la Patrulla Fronteriza, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus iniciales en inglés), ha tenido problemas para lidiar con una sobrecarga de sus instalaciones, provocada por un fuerte aumento en la llegada de migrantes antes de que la semana pasada finalizara una restricción al asilo relacionada con la pandemia del COVID-19.
La niña sufrió una “emergencia médica” y las autoridades llamaron a los servicios de emergencia. Fue trasladada a un hospital cercano, donde murió, precisó la agencia. Las autoridades ordenaron que se lleve a cabo una necropsia.
La menor se llamaba Anadith Tanay Reyes Álvarez, informó el cónsul hondureño José Leonardo Navas, que labora en McAllen, Texas. Dijo que la niña era de Panamá, aunque sus padres son de Honduras. La pequeña, añadió el cónsul, viajaba con su padre, madre y dos hermanos mayores.
La niña había nacido con problemas cardíacos y fue operada hace tres años en Panamá, según el padre, quien habló con el cónsul.
La oficina de asuntos internos de la CBP investigará el suceso, y se ha notificado al inspector general del Departamento de Seguridad Nacional y a la policía de Harlingen, informó la CBP.
La muerte de la niña ocurrió una semana después de que un joven hondureño de 17 años, Ángel Eduardo Maradiaga Espinoza, quien viajaba solo, murió bajo custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS por sus iniciales en inglés).
Este año, una niña hondureña de 4 años, "en estado delicado de salud y sin acompañante", falleció en un hospital en Michigan, señaló el HHS en un comunicado el jueves. La agencia señaló que la menor, quien se encontraba bajo cuidado de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR) del departamento, fue trasladada a un hospital el 14 de marzo luego de un “evento de paro cardíaco”. Murió tres días después, detalló la agencia.
En las últimas semanas, las autoridades estadounidenses han pasado apuros ante el enorme número de migrantes que llegaron a la frontera sur debido al fin del llamado Título 42, la norma que había limitado el ingreso de migrantes durante la pandemia con el fin de evitar contagios.
La semana pasada, cientos de migrantes fueron retenidos a la intemperie en territorio estadounidense entre dos muros fronterizos de San Diego. Muchos subsistieron durante días con una dieta limitada de agua, papas fritas o barras de granola que les dio la Patrulla Fronteriza, y cualquier otro alimento que voluntarios o vendedores les pasaran a través de las aberturas del muro.
Pedro Rios, director del programa para la frontera entre Estados Unidos y México del American Friends Service Committee —un organismo pacifista sin fines de lucro_, señaló el jueves que los baños portátiles estaban demasiado llenos para utilizarse, ante lo cual los migrantes se veían obligados a hacer sus necesidades al aire libre. Dijo que la Patrulla Fronteriza le pidió que llamara al número de emergencias 911 después de que voluntarios encontraron entre los muros a un bebé de 8 meses que estaba “desganado y vomitando”. El campamento ya fue levantado.
Activistas también advirtieron el jueves sobre las peligrosas condiciones que enfrentan los migrantes que siguen en México tratando de obtener acceso a Estados Unidos. En una conferencia de prensa señalaron que habían visitado varios campamentos en territorio mexicano para evaluar las condiciones y encontraron poco acceso a atención médica.
Amy Fischer, directora de Derechos de Refugiados y Migrantes en Amnistía Internacional USA, dijo que “prácticamente todos” los que vio en el lado mexicano de la frontera “tenían algún tipo de problema de salud con el que estaban lidiando". Añadió que era ”prácticamente universal" que los migrantes “se levantaran las camisas y presentaran algún tipo de irritación o dijeran que mi hijo tiene tal o cual enfermedad”.
La semana pasada, la Patrulla Fronteriza comenzó a liberar a migrantes en Estados Unidos sin citaciones para comparecer ante cortes migratorias, y en lugar de ello les indicaba que se presentaran en oficinas de inmigración dentro de un plazo de 60 días. La decisión ahorra tiempo a los agentes de fronteras al eximirles de trámites engorrosos y permitirles liberar espacio en los centros de detención. Un juez federal en Florida ordenó detener esas liberaciones rápidas.
La Patrulla Fronteriza tenía 28.717 personas bajo custodia el 10 de mayo, un día antes de que expiraran las restricciones al asilo relacionadas con la pandemia. Esa cifra era el doble que dos semanas antes, según un documento judicial. Para el domingo, el número había caído 23%, a 22.259 personas, una cifra que sigue siendo inusualmente alta.
La Patrulla Fronteriza tiene una red de estaciones y centros de procesamiento por toda la frontera sudoccidental, donde mantiene detenidos y procesa a migrantes arrestados por los agentes, antes de dejarlos en libertad en territorio estadounidense o entregarlos al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas. En su sitio web, la agencia dice que tiene una capacidad máxima de 5.000 personas, aunque la dependencia ha estado aumentando rápidamente su capacidad en meses recientes.
El tiempo promedio de detención el domingo era de 77 horas, cinco horas más de lo que permite la normativa de la agencia.
Durante la presidencia de Donald Trump, las muertes de niños bajo custodia de las agencias estadounidenses fueron foco de controversia. Los críticos cuestionaban las labores del gobierno para proteger a los migrantes más vulnerables en un momento en que aumentaba la cantidad de familias con niños que llegaban a la frontera. Al menos seis menores fallecieron durante un periodo de casi un año entre 2018 y 2018; se encontraban detenidos por la Patrulla Fronteriza o por el HHS.
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Santana reportó desde Washington. Los periodistas de The Associated Press Elliot Spagat, en San Diego, y Gisela Salomón, en Miami, contribuyeron a este despacho.