Tres académicos rusos que han trabajado en la tecnología de misiles hipersónicos se enfrentan a “acusaciones muy graves”, dijo el Kremlin el miércoles, en una investigación por traición que ha sembrado la alarma en la comunidad científica rusa. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que tenía conocimiento de una carta abierta de científicos siberianos en defensa de los hombres, pero que el caso era competencia de los servicios de seguridad.
En la carta, publicada el lunes, los colegas de Anatoly Maslov, Alexander Shiplyuk y Valery Zvegintsev protestaban las acusaciones y afirmaban que los procesamientos amenazaban con infligir un grave daño a la ciencia rusa. ”Conocemos a cada uno de ellos como patriotas y personas decentes que no es capaz de hacer aquello de lo que sospechan las autoridades investigadoras”, afirmaron.
El presidente ruso, Vladimir Putin, se ha jactado de que Rusia es el líder mundial en misiles hipersónicos, capaces de viajar a velocidades de hasta Mach 10 (12.250 km/h) para evadir las defensas aéreas enemigas. El martes, Ucrania dijo que había logrado destruir seis de estas armas en una sola noche, aunque Rusia lo puso en duda.
Avisos de conferencias académicas que se remontan a hace muchos años muestran que los científicos detenidos participaban con frecuencia de ellas.
En 2012, Maslov y Shiplyuk presentaron los resultados de un experimento sobre diseño de misiles hipersónicos en un seminario celebrado en Tours, Francia. En 2016, los tres figuraban entre los autores de un capítulo de libro titulado “Instalaciones hipersónicas de corta duración para la investigación aerodinámica en el ITAM, Rusia”.
La carta abierta de sus colegas del ITAM —el Instituto Jristiánovich de Mecánica Teórica y Aplicada de Novosibirsk— decía que los materiales que los científicos habían presentado en foros internacionales habían sido revisados repetidamente para garantizar que no incluían información restringida.
Los casos demostraron que “cualquier artículo o informe puede dar lugar a acusaciones de alta traición”, decía la carta abierta. “En esta situación, no sólo tememos por la suerte de nuestros colegas. Simplemente no entendemos cómo seguir haciendo nuestro trabajo”.
La carta también citaba el caso de Dmitri Kolker, otro científico siberiano que fue detenido el año pasado bajo sospecha de traición al Estado y trasladado en avión a Moscú, a pesar de padecer un avanzado cáncer de páncreas. Kolker, especialista en láser, murió dos días después.
Según la organización, estos casos están teniendo un efecto amedrentador en los jóvenes científicos rusos.
“Incluso ahora, los mejores estudiantes se niegan a venir a trabajar con nosotros y nuestros mejores empleados jóvenes están abandonando la ciencia. Una serie de áreas de investigación que son de vital importancia para sentar las bases fundamentales de la tecnología aeroespacial del futuro simplemente están cerrando porque los empleados tienen miedo de dedicarse a esa investigación”.
Preguntado por la carta, el portavoz del Kremlin, Peskov, dijo: “Efectivamente, hemos visto este llamamiento, pero los servicios especiales rusos están trabajando en ello. Están haciendo su trabajo. Son acusaciones muy graves”.
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