BUDAPEST, 28 abr (Reuters) - El papa Francisco, en el inicio de su viaje a Hungría, advirtió el viernes de los peligros del creciente nacionalismo en Europa y dijo al gobierno de Budapest que aceptar a los inmigrantes junto con el resto del continente sería un verdadero signo de cristianismo.
En un duro discurso a los líderes del gobierno, incluido el primer ministro Viktor Orban, que ha tenido una serie de roces con la Unión Europea, el Santo Padre instó a rechazar las “formas autorreferenciales de populismo” y los intereses estrictamente nacionalistas.
El Sumo Pontífice abogó por un retorno al “alma europea” imaginada por quienes sentaron las bases de la Europa moderna tras la Segunda Guerra Mundial, afirmando que las naciones deben “mirar más allá de las fronteras nacionales”.
El día en que Kiev prometió una respuesta dura tras los primeros ataques aéreos a gran escala de Rusia contra Ucrania en casi dos meses, Francisco hizo otro llamamiento para poner fin a la guerra, pidiendo “esfuerzos creativos por la paz” para ahogar a los “solistas de la guerra”.
La visita de tres días es el primer viaje del Papa, de 86 años, desde que fue hospitalizado por una bronquitis en marzo.
Francisco, que padece una dolencia de rodilla, caminó con bastón para dar la bienvenida a los dignatarios y a niños vestidos con trajes nacionales en el aeropuerto. Al ser consultado por los periodistas sobre su estado de salud en el vuelo procedente de Roma, el Papa bromeó diciendo que "sigo vivo" y que "la mala hierba nunca muere".
Orban, de 59 años, y el Santo Padre tienen puntos de vista divergentes sobre la gestión de la migración de Oriente Medio y África a Europa, y Francisco cree que los migrantes que huyen de la pobreza deben ser bienvenidos.
Orban, cuyo gobierno construyó una valla de acero en la frontera con Serbia para mantener alejados a los inmigrantes, se ha negado a permitir que Hungría se transforme en un “país de inmigrantes” como, según él, se han convertido otros en Europa.
Con información de Reuters.