(Bloomberg) -- A pesar de perspectivas más positivas para la deuda de mercados emergentes, los bonos de algunos de los países más riesgosos se están quedando atrás. Además, hay poca evidencia de que eso esté por cambiar próximamente.
Los bonos en dólares de países que van desde Túnez a Argentina, Líbano y Egipto están generando grandes pérdidas a los inversionistas este mes, siendo la mayor contribución a una caída del 0,7% en el índice Bloomberg Emerging Markets Sovereign.
Los rezagados pesan sobre el desempeño de un grupo que, por lo demás, es resistente, y se debe beneficiar a medida que la inflación disminuye y los bancos centrales se acercan al final de los ciclos de ajuste monetario. Si bien sus problemas varían, los países con bajo rendimiento se destacan por sus mercados crediticios más débiles y su excesiva dependencia del apoyo de prestamistas multilaterales como el Fondo Monetario Internacional.
“Los países que están bajo estrés demuestran claramente una mayor preocupación” para los inversionistas, dijo Joe Delvaux, administrador de fondos de Amundi en Londres. “Algunas de las preocupaciones pueden centrarse predominantemente en la sostenibilidad de su deuda, mientras que otros también enfrentan cuestiones políticas”.
Algunos de estos países, incluido Líbano, ya están en default, y los inversionistas que evaluaban la probabilidad de que otros fueran por el mismo camino salieron con pocas garantías de las reuniones de primavera del FMI en Washington este mes. Las reuniones, que sirven de barómetro sobre si se pueden alcanzar acuerdos de rescate, mostraron que los Gobiernos y el banco multilateral siguen estancados en muchos casos.
“No salimos de las reuniones con más optimismo” frente a los bonos de baja calificación, escribieron en una nota estrategas de Morgan Stanley & Co. Las discusiones estaban del “lado bajista” en torno a varios acuerdos, incluidos Egipto y Túnez.
Los bonos de esos países han perdido hasta un 9% este mes, mientras que las deudas de Líbano, Senegal y Kenia registraron pérdidas de medio dígito, según datos compilados por Bloomberg.
Varios Gobiernos se están quedando sin tiempo para arreglar sus desequilibrios fiscales y cerrar programas con el FMI. Egipto se enfrenta a una grave escasez de trigo, con reservas para poco más de dos meses, en medio de una crisis monetaria. Kenia tuvo que retrasar los salarios de funcionarios del sector público, mientras que el banco central de Argentina aumentó las tasas en 300 puntos básicos al 81% el jueves para tratar de contener una inflación desenfrenada.
La semana pasada, S&P Global Ratings rebajó la perspectiva de la deuda de Egipto a negativa, diciendo que han aumentado los riesgos de que sus aliados en los Estados árabes ricos del golfo retrasen o se nieguen a proporcionar fondos.
“Muchos de los países necesitan el dinero ahora”, dijo Mark Bohlund, analista sénior de investigación crediticia de REDD Intelligence. “De lo contrario, tendrán que endeudarse a tasas muy altas, tanto local como externamente. Si fijan las altas tasas actuales del mercado, eso solo empeorará el problema”.
En un giro inesperado, Argentina, el país con el peor desempeño, recibió otros US$5.400 millones del FMI a fines del mes pasado, y algunos inversionistas se muestran optimistas de que las próximas elecciones traerán un Gobierno más favorable al mercado.
Aun así, con una inflación cercana a los tres dígitos y el impacto de la caída de las reservas internacionales, los bonos del país han bajado alrededor de un 12% este mes.
Para aquellos que estén dispuestos a asumir el riesgo, hay una gran ventaja al apostar por los bonos más problemáticos.
Muchos de los países más riesgosos cotizan por debajo del valor que los inversionistas podrían esperar recibir en una reestructuración de deuda. El valor de recuperación promedio de bonos soberanos en incumplimiento en las últimas cuatro décadas es del 50%, aunque ha habido recuperaciones de hasta el 95%, dijo Elena Duggar, directora de crédito de Moody’s para América.
Nota Original:Riskiest Country Debt Left Out of Emerging-Market Renaissance
--Con la colaboración de Maria Elena Vizcaíno y Sydney Maki.
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