Buenos Aires, 2 mar. Argentina ha superado hasta ahora las revisiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), con el que firmó un acuerdo hace un año para refinanciar deudas por unos 45.000 millones de dólares, pero no logra aún resolver los profundos desequilibrios que aquejan a su economía.
El programa de facilidades extendidas acordado el 3 de marzo de 2022 por el Gobierno de Alberto Fernández y el Fondo permitió a Argentina reprogramar los pesados vencimientos de la deuda contraída con el organismo en 2018.
El acuerdo, que evitó un colosal cese de pagos y las nefastas consecuencias que habría conllevado un 'default', estableció diez revisiones trimestrales, de las cuales Argentina ya ha superado tres, con una cuarta en marcha por estos días.
El programa estableció metas cuantitativas -fiscales y monetarias, fundamentalmente- y cualitativas, delineando una "hoja de ruta" a priori valorada por economistas, empresarios e inversores como positiva para trazar un sendero que permita a Argentina dejar atrás del desorden macroeconómico.
"Desde su llegada al Ministerio de Economía, en julio de 2022, Sergio Massa tomó el acuerdo con el FMI como un ancla, un ordenador. Hizo foco en las metas, intentando tranquilizar a los actores de la economía, pero no con un plan estructural de reformas, sino con parches", dijo a EFE Leonardo Piazza, director de la consultora LP Consulting.
METAS CUMPLIDAS
El acuerdo estableció como meta una reducción del déficit fiscal primario, desde el equivalente al 3 % del PIB en 2021, al 2,5 % en 2022, y el déficit fue finalmente del 2,4 %, con un fuerte ajuste en el gasto.
Con respecto a las transferencias del Banco Central al Tesoro, el acuerdo estableció que la asistencia monetaria debía bajar del equivalente del 3,7 % del PIB en 2021 al 1 % en 2022, meta que, según analistas, se habría cumplido.
En cuanto a las reservas netas del Banco Central, Argentina debía sumar para finales de 2022 unos 5.000 millones de dólares más que al término de 2021 y finalmente, según consultores privados, acumuló 5.938 millones, aunque a fuerza de restringir importaciones, incentivar el ingreso de divisas por exportaciones agropecuarias y conseguir que el FMI rebajara la meta original en 800 millones.
"De alguna manera las tres metas las cumplió, pero con fórceps, con parches o medidas complementarias", observó Piazza.
Para este año las metas son aún más exigentes: bajar el déficit primario al 1,9 % del PIB, reducir la asistencia al Tesoro al 0,6 % del PIB y acopiar 4.800 millones de dólares adicionales, unos objetivos más que desafiantes en un año de elecciones presidenciales en el que será difícil hacer ajustes y en un escenario de severa sequía que golpea al agro y ya impacta en los ingresos de divisas y las cuentas fiscales.
"Son metas muy ambiciosas porque la economía no soporta más parches ni medidas complementarias", afirmó Piazza, quien de todos modos cree que Argentina y el FMI, al ser un año electoral, irán renegociando las metas a lo largo de 2023.
PERSISTENTES DESEQUILIBRIOS
Más allá de las metas, el acuerdo alcanzado hace un año fijaba como objetivos del programa generar "condiciones de estabilidad" para "mantener la recuperación económica", mejorar las finanzas públicas y "reducir de forma duradera la persistente inflación elevada".
En este sentido, los objetivos están lejos de cumplirse.
La actividad económica perdió notablemente su vigor el año pasado. Tras una fuerte recuperación del 10,4 % en 2021, el PIB creció 5,2 % en 2022, con signos de estancamiento en los últimos meses.
En cuanto a la inflación, el acuerdo sellado hace un año proyectaba para 2022 una desaceleración al 38-48 % anual, desde una tasa del 50,9 % en 2021.
Lejos de ralentizar su marcha, los precios se dispararon el año pasado al 94,8 %, la tasa más alta de las últimas tres décadas, y los economistas privados creen que la inflación será este año similar a la de 2022, muy por encima del 60 % proyectado en la última revisión del acuerdo con el FMI.
Por lo demás, los problemas monetarios y cambiarios persisten.
"Massa agarró un paciente con 42 grados de fiebre. Ahora la tiene en 39. O sea, la fiebre está alta aún. No logró que la economía fluya. Hoy la economía está mal, pero acostumbrada", señaló Piazza.
Natalia Kidd