Roma, 9 dic. Dos activistas italianas a favor de la eutanasia acudieron hoy a una comisaría de policía en Florencia (centro) para autoinculparse por acompañar a un hombre de 44 años con esclerosis múltiple a morir en Suiza, confirmaron a EFE fuentes de la asociación a la que pertenecen.
La jubilada Felicetta Maltese, de 71 años, y la periodista Chiara Lalli acompañaron a Massimo (nombre ficticio), fallecido este jueves y quien había solicitado ayuda para viajar a Suiza para morir, ya que la legislación italiana no contempla esa posibilidad porque aún no dependía de un tratamiento de soporte vital.
Junto a Maltese y Lalli, que afrontan una pena de hasta 12 de años de cárcel, se presentaron ante la policía Marco Cappato y Filomena Gallo, que se denunciaron como tesorero y secretaria general, respectivamente, de la Asociación Luca Coscioni, que organizó y financió el viaje del enfermo a Suiza.
"Ahora corresponderá a la fiscalía decidir si los considera o no sospechosos y abre un juicio", explicaron las fuentes, que matizaron que en esta ocasión no viajó a Suiza Cappato, quien ya ha ayudado a otros pacientes a desplazarse a ese país para recibir el suicido asistido y ha sido juzgado por ello.
La última vez que Cappato viajó a Suiza fue en agosto pasado, cuando acompañó a una enferma de cáncer de pulmón que quería someterse a la eutanasia después de que los médicos le diagnosticaran que le quedaban unos meses de vida.
En Italia se permite en algunos casos el suicidio médicamente asistido gracias a una sentencia del Tribunal Constitucional del 2019 que zanjó un proceso contra Cappato, exponente también del Partido Radical italiano.
Según ese fallo, la muerte asistida es "posible y lícita" cuando "el enfermo que lo solicita se encuentra afectado por una patología irreversible, fuente de sufrimiento físico o psíquico intolerable, plenamente capaz de tomar decisiones libres e informadas y mantenido con vida mediante tratamientos de soporte vital".
Sin embargo, Massimiliano no entraba en esa descripción porque, aunque se encontraba postrado en la cama y con fuertes dolores, no necesitaba estar conectado a tratamientos de soporte vital.
"Estoy casi completamente paralizado y tengo dificultades incluso para hablar. Desde hace un par de años ya no puedo más, este cuerpo está roto, así que empecé a leer sobre métodos de suicidio indoloros en internet", aseguró Massimiliano en un vídeo grabado, cuyo contenido ha sido difundido por la asociación.
"Por fin alcancé mi sueño. Lástima no haberlo conseguido en Italia, pero tengo que ir al extranjero. Y eso es algo feo. ¿Por qué no puedo hacerlo aquí en Italia? En casa, incluso en un hospital, con familiares, amigos, vecinos que me apoyan. No, tengo que ir a Suiza. No me parece lógico. Así que me veo obligado a irme, a huir", añadió.
El padre de Massimiliano también lanzó un mensaje solicitando que se le permitiera poner fin a su sufrimiento en Italia dado el silencio de los políticos ante la petición de su hijo.
"Es consciente de su vida. Tiene la mente lúcida. Ha llegado hasta aquí porque no puede más. No puede soportarlo más. Es un sufrimiento continuo, día tras día. Es su voluntad, por qué negar esta voluntad. El cuerpo es suyo, siente lo que sufre. Y no podemos decir que no. Sólo sería egoísmo, hacerle sufrir aún más. Me gustaría que fuera algo hecho en Italia", dijo su padre.
La batalla de "desobediencia civil" de Cappato empezó cuando ayudó a morir en Suiza en 2017 a Federico Carboni, un tetrapléjico de 44 años que se convirtió en el primer italiano en someterse a esta práctica. EFE
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