JARTUM, Sudán (AP) — Los generales que gobiernan Sudán y el principal grupo prodemocracia firmaron el lunes un acuerdo marco para tratar de resolver la crisis del país y llevarlo hacia unas elecciones, aunque algunos disidentes clave, como rebeldes y reformistas, se mantuvieron al margen.
El acuerdo promete establecer un nuevo gobierno de transición liderado por civiles para guiar al país hasta los comicios y ofrecer un rumbo hacia delante tras el estancamiento de la transición sudanesa hacia la democracia, tras un golpe de Estado en octubre de 2021.
El acuerdo, el primero de al menos dos tratos previstos, fue firmado por los generales que gobiernan Sudán, Abdel-Fattah el-Burhan y Mohammed Hamdan Dagalo, y los líderes del mayor grupo prodemocracia del país, Fuerzas de Libertad y Cambio, en el Palacio Republicano de Jartum.
Sin embargo, varias fuerzas políticas disidentes boicotearon el acuerdo, como el Comité de Resistencia, una red de activistas sudaneses de base que ha mantenido su rechazo a negociar con los generales.
Varios exlíderes rebeldes, que han formado su propio bloque político, han rechazado también el acuerdo y afirman que sólo sirve a los intereses del ejército y de las Fuerzas de Libertad y Cambio. The Associated Press tuvo acceso a un borrador del acuerdo, que promete que el ejército sudanés se retirará de la política tras el golpe de 2021.
El acuerdo también estipula que las “fuerzas revolucionarias” firmantes elegirán a un nuevo primer ministro para supervisar una transición de dos años, un periodo de 24 meses que comienza tras el nombramiento de un primer ministro.
En respuesta a la firma, los líderes del Comité de Resistencia convocaron manifestaciones en contra del plan.
El texto se basa de forma aproximada en una constitución de transición propuesta en septiembre por la Asociación de Abogados de Sudán. No aborda cuestiones espinosas como un sistema judicial de transición ni reformas del ejército, que se han aplazado para un acuerdo posterior.
También estipula que el ejército formará parte de un nuevo “consejo de seguridad y defensa” bajo la autoridad del primer ministro. El texto promete unificar las fuerzas armadas e impone controles sobre empresas propiedad del ejército.
El documento mencionaba en particular a las adineradas fuerzas paramilitares de Sudán, las Fuerzas de Apoyo Rápido, lideradas por Dagalo. El cuerpo ha acumulado riqueza a través de su adquisición gradual de instituciones financieras sudanesas y reservas de oro en los últimos años.
Sin embargo, no se dieron detalles sobre cómo o cuándo se aplicarían esas reformas, y muchas de las enmiendas se habían prometido en un pacto de 2020 en el que el gobierno de transición anterior alcanzó la paz con rebeldes en provincias remotas del país.
Sudán está inmerso en la inestabilidad desde que el general Burhan lideró un golpe en octubre de 2021 que descarriló la transición democrática del país tras tres décadas de régimen autoritario de Omar al-Bashir. El exlíder fue derrocado en abril de 2019 tras un alzamiento popular.
El enviado especial de Naciones Unidas en Sudán, Volker Perthes, asistió a la firma del lunes y más tarde describió el acuerdo como “de propiedad y liderazgo sudanés” en un discurso en el palacio.
El pacto era el resultado de meses de negociaciones entre el ejército y las Fuerzas para la Declaración de Libertad y Cambio, facilitadas por un equipo mediador de cuatro partes en el que participaban Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Gran Bretaña.
Se espera que el documento abra camino a la ayuda internacional, interrumpida tras el golpe militar. En los últimos meses, el desabastecimiento de pan y combustible, causado en parte por la guerra en Ucrania, se ha vuelto rutinario en Sudán.