CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Han pasado casi dos años desde que Katty Muñoz inició la batalla más dura y dolorosa de su vida: exigir castigo para el feminicida de su hija asesinada en Ecuador.
Este viernes, Día Internacional de la Erradicación de la Violencia contra la Mujer, se levantó muy temprano para acudir al tribunal donde se realizaba la tercera audiencia de la demanda de fraude procesal que interpuso en contra del esposo de su hija Lisbeth, prófugo de la justicia. El juicio por feminicidio está suspendido porque la ley no permite juzgar en ausencia al procesado.
Su yerno dijo al principio que la joven había muerto de forma accidental, pero la investigación determinó que había sido asesinada y que la escena del crimen había sido alterada con la complicidad de familiares del feminicida y otras personas. El cuerpo había sido bañado y las heridas en su cabeza selladas con pegamento, recordó Muñoz.
Este 25 de noviembre la ecuatoriana no se perdió la cita en las calles en protesta contra la impunidad. “De qué no violencia hablamos si no hay respeto por la vida de la mujer, no hay derecho a la justicia… si todos los días matan mujeres”, se quejó.
Justo este viernes, pero en México, fue encontrado el cuerpo de la abogada y activista feminista Grisell Pérez Rivera desaparecida desde 2021, según el comunicado difundido por la Red Nacional de Defensoras de los Derechos Humanos. Hay un detenido como presunto responsable de la desaparición y asesinato.
En el texto la Red exigió un “proceso penal con estricto apego a los estándares de perspectiva de género y derechos humanos”, pidió “justicia para Grisell” y reclamó una reparación para su familia y medidas que impidan que estos hechos se repitan.
“Ninguna mujer, defensora o periodista, debe perder la vida con motivo de su labor”, agregó el comunicado.
Por la mañana, durante su conferencia de prensa diaria, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador respondió a una pregunta sobre los feminicidios que quienes lo critican buscan desprestigiar al gobierno.
Hasta septiembre México ha registrado 695 feminicidios. El año pasado fueron 1.004, según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
El malestar de las mujeres se dejó ver en las calles con marchas en varias ciudades.
La cita en México arrancó en la conocida como Glorieta de las mujeres que luchan, donde antes se erigía una figura de Cristóbal Colón, y se fue nutriendo de asistentes y de tensión a medida que se acercaron al Zócalo capitalino. Entre las mujeres de colectivos feministas y madres buscadoras, había también manifestantes encapuchadas. Golpearon vallas y rompieron cristales del edificio de gobierno durante el recorrido.
En Colombia decenas de mujeres salieron a protestar desde la media tarde en puntos emblemáticos de Bogotá como el Monumento a los Héroes y la Universidad Nacional. Algunas lucían pañoletas verdes, emblemáticas de la defensa del derecho al aborto que en el país está despenalizado hasta la semana 24 de gestación. Una de ellas sostenía un cartel que decía: “De camino a casa quiero ser libre, no valiente”.
En Bolivia convocaron diferentes marchas en las tres regiones importantes del país en plazas céntricas. En La Paz, la sede de gobierno se llevó a cabo una protesta de mujeres vestidas de blanco con listones morados que decían: “Unidas podemos más”. La manifestación recorrió una parte del centro y se detuvo a puertas de la Fiscalía para exigir justicia por todas las mujeres víctimas de feminicidios.
Ni el frío ni la lluvia frenaron la concentración en Quito liderada por las denominadas “madres coraza”, cuyas hijas han sido víctimas de femicidio. “En Ecuador nos duele ser mujer”, “vivas nos queremos”, “te cansas de oírlo, nosotras de vivirlo”, “yo quiero vivir, no sobrevivir” fueron algunas de las consignas de cientos de mujeres, madres, hermanas, hijas, activistas congregadas.
Elizabeth Otavalo, madre de la abogada María Belén Bernal, asesinada en un centro de formación policial al que acudió para visitar a su esposo prófugo de la justicia, aseguró que llegaron para exigir al Estado “la seguridad que por derecho nos corresponde”.
También desde la mañana del viernes hubo concentraciones. Un colectivo de mujeres en Quetzaltenango, en Guatemala, rindió homenaje a Virginia Laparra, una exfiscal que trabajó en temas anticorrupción y fue detenida por la fiscalía. Dijeron también que la criminalización es parte de la violencia a las mujeres en el país.
La ex fiscal denunció a un juez por revelar información reservada. La Parra es una de las más de 80 operadores de justicia, activistas y defensores de DDHH que han denunciado criminalización por su trabajo anticorrupción.
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Los periodistas de Associated Press Gabriela Molina en Ecuador, Astrid Suárez en Colombia, Fernanda Pesce en México, Sonia Pérez D. en Guatemala y Paola Flores en Bolivia han contribuido en esta información.