SANTIAGO (AP) — La Comisión Económica para América Latina y el Caribe advirtió el jueves sobre la crisis educativa en la región, que sufrió la mayor parálisis del mundo durante la pandemia, con un promedio de 70 semanas de cierre de escuelas en comparación con las 41 del resto de los países.
En su informe anual Panorama Social de América Latina y el Caribe 2022 el organismo alertó que si no se actúa esto afectará la trayectoria educativa y laboral de las generaciones más jóvenes.
José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la CEPAL, señaló en rueda de prensa que “estamos ante una cascada de crisis que ha exacerbado las desigualdades y carencias de la región”.
La CEPAL proyectó que la pobreza regional en 2022 se ubicará en 32,1%, que se traduce en 201 millones de personas, y que la extrema pobreza será de un 13,1%, unas 82 millones de personas. Las cifras reflejan una leve disminución de la pobreza y un leve incremento de la pobreza extrema en comparación con el año anterior.
“Los niveles proyectados de pobreza extrema en 2022 representan un retroceso de un cuarto de siglo para la región”, destacó el organismo internacional.
El estudio indicó que el 45% de la población infantil y adolescente vive en la pobreza, la misma que afecta más a las mujeres que a los hombres y que es considerablemente mayor en la población indígena y afrodescendiente.
En materia de desocupación, estimó que este año se ubicará en un 11,6%, más de dos puntos por encima que en 2019, lo que representa un retroceso de 22 años.
Salazar-Xirinachs indicó que no se ha logrado revertir los efectos de la pandemia en materia de pobreza, que impacta aún más en la educación, por lo que llamó a los países a invertir más en enseñanza y a convertir la crisis en una oportunidad para transformar los sistemas educativos.
Destacó que el prolongado cierre de escuelas “exacerbó las desigualdades preexistentes en materia de acceso, inclusión y calidad”.
El documento precisó que durante 2021 en ocho de 12 países de la región más del 60% de la población menor de 18 años no tuvo conectividad en sus hogares. Añadió que el porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que no estudia ni trabaja en forma remunerada subió de 22,3% en 2019 a 28,7% en 2020.
Si no se actúa ahora hay un riesgo de “cicatriz permanente” en los jóvenes, enfatizó CEPAL.
Salazar-Xirinachs concluyó que se necesitan esfuerzos intersectoriales de políticas públicas que vinculen la oferta educativa con la salud, el trabajo y la protección social.