París, 22 nov. Francia y Alemania se mostraron este martes en favor de la solidaridad europea en materia energética, subrayaron la necesidad de desarrollar interconexiones y citaron específicamente el proyecto BarMar, un conducto submarino entre Barcelona y Marsella.
Los ministros de Economía de ambos países, Bruno Le Maire y Robert Habeck, suscribieron en París una declaración común en la que se marcaron como primera prioridad aplicar las compras conjuntas de gas con contratos de largo plazo para conseguir reducciones de precios para particulares y empresas.
Le Maire estimó, en conferencia de prensa, que esas compras conjuntas "avanzan demasiado lento".
Los dos ministros se pronunciaron por "una reforma estructural del mercado de la electricidad" en la Unión Europea, sin entrar en las posiciones de cada país, que hasta ahora se han evidenciado en algunos aspectos divergentes, en particular sobre la necesidad de aplicar un sistema equivalente al de la llamada "excepción ibérica", según la declaración.
Le Maire consideró que esa reforma "es una cuestión de más largo plazo" puesto que a su juicio tardará "meses".
También dijo que los dos países tienen intención de "trabajar en mejores interconexiones europeas".
En su declaración conjunta, los dos titulares de Economía señalan el objetivo de desarrollar interconexiones "funcionales" y citan un único proyecto, el de BarMar, cuya definición como conducto para transporte de hidrógeno verde, y alternativamente de gas, debe concretarse en el diciembre.
BarMar es la alternativa acordada entre Francia, España y Portugal el mes pasado al gasoducto MidCat, que debía construirse por los Pirineos catalanes y que ha quedado descartado por la total oposición de París.
Los ministros de Francia y Alemania también hicieron hincapié en la necesidad de "una respuesta europea" a la Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos, que los europeos consideran contraria a las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Con esta legislación, Washington tiene previsto destinar 400.000 millones de dólares en nuevas inversiones principalmente para impulsar la industria de la energía verde y reducir las emisiones de gases contaminantes.
El problema para la Unión Europea es que las ayudas para, por ejemplo, impulsar los vehículos eléctricos establecen una preferencia a los productos fabricados en Estados Unidos.
Le Maire insistió en que, frente al giro que supone esa ley, los europeos no pueden privarse de defender los productos europeos en su propio territorio como ya lo hacen China o Estados Unidos: "Europa no puede ser el último de los mohicanos".
A su juicio, "es imposible" que las cosas sigan igual en la UE con la Ley de Reducción de la Inflación, pero al mismo tiempo sería "irresponsable" abrir una guerra comercial transatlántica.
Preguntado sobre si Alemania también está en favor de una reacción europea, Habeck recordó que en materia de comercio exterior las competencias en la UE recaen en la Comisión Europea, de forma que "el pilotaje es europeo".
El ministro alemán indicó que el de Estados Unidos "es un Gobierno amigo", pero también que la Ley de Reducción de la Inflación "no se ajusta a las reglas de la OMC" porque viola algunas de sus disposiciones y lo que hay que hacer es desplegar "una estrategia inteligente". EFE
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