Manuel Sánchez Gómez
Al Wakrah (Catar), 18 nov. Conor Gallagher sale por el túnel de vestuarios con dirección al entrenamiento. Va tan concentrado en embadurnarse de crema solar que se tropieza, despertando la risa de alguno de sus compañeros de selección. Un traspié que merece la pena y que viene a aliviar una de las grandes amenazas de Inglaterra en Catar: un calor que para ellos es inhumano.
Hasta 33º marca el termómetro en Al Wakrah, la localidad en la que los ingleses han ubicado su centro de entrenamiento. Un área más residencial alejada del lujo y la ostentación del centro de Doha.
Este calor es un arma en contra de Inglaterra, que ha cambiado los 9 grados del centro de preparación de St. George's Park, en Burton Upon Trent, por los más de 30 de Catar. El debut, ante Irán a las 16:00, es el que ha obligado a Gareth Southgate a programar los entrenamientos a la hora de máximo calor. Los futbolistas tienen que acostumbrarse a estas temperaturas, después de que en los dos últimos grandes torneos (Mundial de Rusia 2018 y Eurocopa 2021), jugasen en condiciones más típicas para el futbolista inglés.
Otras selecciones, como Gales, han respondido ante estas temperaturas con la reprogramación de los entrenamientos. Los de Robert Page tenían en su calendario entrenamientos a las 13:30 hora local, pero los han retrasado dos horas y media para que el golpe de calor no sea tan extremo. Ellos cuentan con la ventaja de que sus dos primeros partidos en la fase de grupos serán a las 22:00 hora de Catar.
"Ha sido duro", reconoció Conor Coady, que es consciente de que cuentan con apenas unos días para asentarse. "Es algo a lo que tenemos que acostumbrarnos, sentirlo y entenderlo, pero es duro. Es un ambiente muy diferente para nosotros. Queremos acostumbrarnos y disfrutarlo. Me gusta jugar con sol y eso, en casa, no ocurre muy a menudo".
Pero no es solo calor lo que rodea al centro de entrenamiento de los 'Tres Leones'. La sala de prensa reúne varios juegos que enfrentan a periodistas y jugadores a lo largo de la competición. Un 'rara avis' en un deporte que cada vez distancia más a los protagonistas de los periodistas. De momento, las partidas de dardos son la que motivan el 'pique'. James Maddison y Coady han vencido, con mucha ventaja (18 a 6 y 39 a 8) a los periodistas. Si se toma esta competición como referencia, cuando mejor le ha ido a los periodistas, mejor le ha ido a Inglaterra en la competición. En Rusia 2018, los futbolistas ganaron nueve partidas y la prensa dos, en la pasada Eurocopa, la competición estuvo mucho más reñida: 7 a 6 para los jugadores.
Además, hay una diana gigante de velcro a la que disparar balones de gomaespuma, un futbolín y una mesa de billar. Todo en el complejo deportivo de Al Wakrah, donde el polideportivo se ha transformado en una sala de prensa, con una moqueta típica londinense, y en cuyo campo de entrenamiento, con capacidad para 12.000 espectadores, lejos de la de su hermano mayor, el Al Janoub, situado a apenas 3 kilómetros de distancia.
En el tema deportivo, lo que se cuestionan los periodistas ingleses es si su selección tendrá suficiente en defensa para competir todo el torneo. La línea de centrales es el punto débil del equipo, con la más que posible opción de jugar con tres centrales, para proteger a futbolistas como Harry Maguire y Eric Dier, mejores en ese esquema.
"Ningún equipo es perfecto", apunta uno de los corresponsales de Inglaterra, que aun así confía en que la selección de Southgate, el primer nombre que aparece al dudar de las opciones inglesa, apunte, como mínimo, a las semifinales. EFE
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