RÍO DE JANEIRO (AP) — El Ministerio de Defensa de Brasil publicó el miércoles un reporte en el que destacó las fallas en los sistemas electorales de la nación y propuso mejoras, pero no había nada que corroborara las acusaciones de fraude que lanzaron algunos de los simpatizantes del presidente Jair Bolsonaro, quienes protestan por su derrota en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 30 de octubre.
Fue el primer comentario por parte de las fuerzas armadas sobre la segunda vuelta de las elecciones, las cuales han desatado protestas a nivel nacional incluso cuando ya dio inicio la transición para la investidura del presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva del próximo 1 de enero.
Miles de personas se han estado reuniendo afuera de instalaciones militares en Río de Janeiro, Sao Paulo, Brasilia y otras ciudades para exigir la intervención de las fuerzas armadas para mantener a Bolsonaro en el cargo.
Cuando el Ministerio de Defensa anunció esta semana que presentaría su reporte de las elecciones, algunos de los simpatizantes de Bolsonaro celebraron, esperando que revelaran alguna prueba contundente. Eso no sucedió.
“No hay nada sorprendente en el documento”, comentó Diego Aranha, profesor adjunto de seguridad de sistemas en la Universidad Aarhus de Dinamarca, quien ha sido miembro de las pruebas de seguridad pública de la autoridad electoral brasileña. “Las limitaciones que se encontraron son las mismas de las que algunos analistas se han estado quejando durante décadas... pero eso no apunta a una prueba de irregularidad”, señaló.
El ministro de Defensa, Paulo Nogueira, escribió que “no es posible decir” con certeza que el sistema computarizado de tabulación de votos no haya sido infiltrado por un código malicioso, pero el informe de 65 páginas no cita anomalía alguna en el recuento de votos. Sin embargo, basándose en el posible riesgo, el informe sugiere la creación de una comisión formada por miembros de la sociedad civil y órganos de auditoría para investigar más a fondo el funcionamiento de las máquinas de votación electrónica.
Bolsonaro, cuya derrota por menos de 2 puntos porcentuales fue el margen más estrecho desde que se reinstauró la democracia en Brasil en 1985, no ha dicho en específico que hubo irregularidades desde las elecciones.
Sin embargo, su continuo rechazo a aceptar la derrota o a felicitar a su rival dejó mucho margen a sus simpatizantes para sacar sus propias conclusiones. Y eso fue luego de más de un año en que Bolsonaro aseguró en repetidas ocasiones que los sistemas de votación electrónica del país eran propensos al fraude, aunque nunca presentó evidencia alguna, ni siquiera cuando se lo ordenó la autoridad electoral.
En los meses previos a las elecciones, mientras los sondeos lo colocaban detrás de Lula, Bolsonaro presionó para que las fuerzas armadas asumieran un papel más grande en el proceso electoral. La autoridad electoral, en un gesto con el aparente objetivo de tranquilizar al mandatario, permitió la participación sin precedentes de las fuerzas armadas. El reporte del miércoles fue firmado por el ministro de Defensa y por representantes del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea.
La autoridad electoral señaló en un comunicado que “recibía con satisfacción el reporte final del Ministerio de Defensa, el cual, al igual que los demás organismos de supervisión, no señala la existencia de algún fraude o inconsistencia en las máquinas de votación electrónica ni en el proceso electoral 2022”.
Bolsonaro no ha comentado hasta ahora sobre el documento, y el palacio presidencial no respondió de momento a un email de Associated Press enviado para solicitar comentarios. El líder de su partido declaró el martes que el mandatario cuestionaría los resultados de los comicios únicamente si el reporte presentaba evidencias “reales”.
En su primera visita a Brasilia desde la elección, Lula dijo a los reporteros que los comicios fueron limpios y que el sistema de máquinas de votación electrónica de Brasil es un logro.
“Nadie creerá un discurso golpista de alguien que perdió las elecciones”, comentó Lula. “Sabemos que las instituciones fueron atacadas por algunas autoridades del gobierno”.
Brasil comenzó a usar un sistema de votación electrónica en 1996. Expertos en seguridad electoral consideran que esos sistemas son menos seguros que las papeletas marcadas a mano, debido a que no dejan un rastro en papel que sea auditable.
Sin embargo, el sistema de Brasil es analizado de cerca y las autoridades nacionales y observadores internacionales nunca han encontrado evidencia de que haya sido aprovechado para cometer fraude. Se han llevado a cabo auditorías de seguridad externas para evitar que el software del sistema se altere subrepticiamente. Además, se realizaron pruebas antes de la jornada electoral para garantizar que no hubiera habido actos de manipulación.
La autoridad electoral señaló en su comunicado del miércoles que analizaría las propuestas del Ministerio de Defensa. Aranha dijo que las sugerencias de las fuerzas armadas para atender las fallas no fueron específicas y de hecho dificultarían todavía más realizar auditorías.
Las fuerzas armadas también llevaron a cabo este año una auditoría parcial, comparando resultados de cientos de estaciones de voto con los conteos oficiales. Bolsonaro fue el primero en presentar la idea, luego de declarar en mayo que los militares “no tendrían únicamente el papel de poner el sello de aprobación al proceso electoral o participar como espectadores”.
El órgano supervisor de cuentas del gobierno federal realizó una auditoría parcial similar a la que llevaron a cabo las fuerzas armadas, contabilizando los votos en 604 máquinas en distintos puntos del país. No encontró discrepancias. De la misma manera, la Asociación de Abogados de Brasil señaló el martes en un reporte que no encontró nada que apuntara a sospechas de irregularidades.
“Hay lecciones importantes en todo esto”, dijo Paulo Calmon, un profesor de ciencias políticas en la Universidad de Brasilia. “La principal es que la idea de involucrar formalmente a las fuerzas armadas en el proceso electoral es un error que no debería repetirse jamás”.
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Bridi reportó desde Brasilia.
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Los periodistas de Associated Press Juan Arraez y David Biller en Río de Janeiro contribuyeron a este despacho.