Elon Musk ya está sopesando cambios radicales para Twitter, y enfrenta grandes obstáculos al iniciar su primera semana como dueño de la red social.
Musk despidió a la junta de directores de la compañía y se nombró a sí mismo como único integrante, según un informe de la compañía presentado el lunes ante la Comisión de Valores. Posteriormente, el multimillonario tuiteó que la nueva configuración del consejo es “temporal” pero no dio a conocer más detalles.
También está tanteando las aguas sobre la posibilidad de que los usuarios paguen por la verificación de sus cuentas. Un inversor que trabaja con Musk tuiteó una encuesta preguntando cuánto estarían dispuestos a pagar los usuarios por la marca azul que usa Twitter para verificar cuentas.
Musk, cuya cuenta está verificada, respondió: “Interesante”.
Los críticos consideran la marca —otorgada a celebridades, políticos, empresarios y periodistas— un símbolo elitista.
Pero Twitter también la usa para verificar a activistas y personas que súbitamente se encuentran en las noticias, así como a periodistas poco conocidos en publicaciones pequeñas de diversas partes del mundo, como una herramienta para combatir la desinformación propagada por impostores.
“Todo el proceso de verificación está siendo reestructurado ahora”, tuiteó Musk el domingo en respuesta a un usuario que pidió ayuda para ser verificado.
El viernes, el multimillonario príncipe saudí Alwaleed bin Talal dijo que él y su compañía Kingdom Holding Company adquirieron 1.890 millones de dólares en acciones existentes de Twitter, convirtiéndose en el segundo mayor accionista de la red social después de Musk. La noticia generó preocupación entre algunos legisladores estadounidenses.
El senador demócrata Chris Murphy tuiteó que solicitará a la Comisión de Inversiones Extranjeras, la cual está encargada de revisar la adquisición de negocios estadounidenses por compradores extranjeros, que abra una investigación sobre las implicaciones a la seguridad nacional que tendría la inversión saudí en Twitter.
“Nos debería preocupar que los saudíes, quienes tienen un claro interés en reprimir el discurso político e influir en la política estadounidense, sean ahora el segundo mayor propietario de una importante plataforma de redes sociales”, tuiteó Murphy. “Existe un evidente problema de seguridad nacional en juego y la CFIUS debería llevar a cabo una revisión”, añadió, refiriéndose a la comisión por sus iniciales en inglés.
Después de tomar posesión de la compañía, Musk ha invitado a un grupo de inversionistas y amigos del mundo de la tecnología a ayudar en la transformación de la compañía con sede en San Francisco, y ello probablemente incluirá cambios de personal. La semana pasada, Musk despidió al director general Parag Agrawal y a otros altos ejecutivos.
Hay incertidumbre sobre si habrá despidos a gran escala, y cuándo ocurrirían.
“Pienso que habrá muchos despidos”, dijo Matthew Faulkner, un profesor asistente de finanzas en la Universidad Estatal de San José. Faulkner destacó la necesidad de reducir costos después de que Musk compró Twitter a un precio por encima del valor de mercado y por los añejos problemas de la plataforma para generar ganancias. Pero Musk también quisiera sacar lo más pronto posible a aquellos empleados que no creen en su misión para que quienes se queden se sientan más seguros.
“No quieres causar pánico entre los empleados que trabajan para ti”, dijo Faulkner. “Eso no motiva a la gente”.
Entre los que han revelado que están ayudando a Musk está Sriram Krishnan, socio de la empresa de inversiones Andreessen Horowitz, que en la primavera prometió ayudar a Musk a conseguir el dinero para comprar Twitter y convertirla en una compañía privada.
Krishnan, quien anteriormente fue ejecutivo de productos de Twitter, dijo en tuit que se trata de “una compañía sumamente importante que puede tener gran impacto en el mundo, y Elon es la persona adecuada para hacerlo realidad”.