Los rebeldes de Tigré dispuestos a aceptar un alto el fuego con Etiopía

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Adís Abeba, 16 oct. Los rebeldes de la región etíope de Tigré, en guerra con el Gobierno del país desde 2020, anunciaron hoy su disposición a "acatar" un cese de las hostilidades, tras denunciar en las últimas semanas una nueva ofensiva a "gran escala" por parte de Adís Abeba y su aliada, Eritrea.

"Estamos dispuestos a acatar un cese inmediato de las hostilidades. También hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que obligue al Ejército de Eritrea a retirarse de Tigré", dijo en un comunicado el llamado Gobierno de Tigré, dirigido por el Frente Popular de Liberación de Tigré (FPLT).

Los rebeldes tigrinos también exigieron a la comunidad internacional que "tome medidas prácticas para el cese inmediato de las hostilidades y presione al Gobierno de Etiopía para que se siente en una mesa de negociación".

"Bombardeos indiscriminados aéreos y de artillería dirigidos contra civiles están destruyendo hogares, pueblos y ciudades enteras", especialmente en áreas bajo control eritreo, denunció el FPLT.

Mientras, el Gobierno de Eritrea negó este fin de semana las acusaciones y alegó que el país está siendo utilizado como "chivo expiatorio".

Las tropas eritreas penetraron en la región norteña para respaldar al Ejército etíope después de que estallaran los combates en noviembre de 2020 -si bien Adís Abeba lo negó durante meses- y se habían retirado de la mayor parte de las zonas ocupadas el año pasado.

Frente a las informaciones sobre el recrudecimiento de los combates en Tigré tras la reanudación de las hostilidades el pasado 24 de agosto, que puso fin a la tregua vigente desde marzo, se han multiplicado los llamamientos al diálogo por parte de diferentes actores internacionales.

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, se mostró ayer "gravemente preocupado" por la "escalada de los combates" y pidió el cese inmediato de las hostilidades.

Por su lado, el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, se declaró este viernes "más que preocupado por la seguridad de los civiles y el personal humanitario en Shire", localidad situada en el centro-norte de Tigré.

"Estamos profundamente preocupados ante las informaciones que apuntan a un aumento de la violencia, la pérdida de vidas, el ataque indiscriminado a civiles y la destrucción en el norte de Etiopía, particularmente en la zona de Shire, en la región de Tigré", indicó el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.

En este sentido, la organización humanitaria Comité Internacional de Rescate (IRC, en inglés) denunció este sábado la muerte de uno de sus trabajadores y de dos civiles a causa de los heridas sufridas durante un ataque contra Shire, si bien no responsabilizó a ningún bando en concreto.

Las autoridades etíopes no han dado explicaciones sobre esta nueva ofensiva y EFE no ha podido comprobar la situación en esa localidad debido al bloqueo de las telecomunicaciones y a las dificultades de acceso a la región.

Shire ha recibido muchas personas desplazadas por los combates durante las últimas semanas, así como muchos tigrinos que tuvieron que abandonar la parte oriental de Tigré tras sufrir una campaña de "limpieza étnica", según denunció Human Rights Watch (HRW).

A pesar de las acusaciones del FPLT, la semana pasada los rebeldes y el Ejecutivo etíope aceptaron una invitación de la UA para participar en unas conversaciones de paz previstas en Sudáfrica para el 8 de octubre, pero que fueron pospuestas.

Hasta entonces, los rebeldes habían sido reacios a un proceso auspiciado por la UA por su desconfianza hacia el alto representante de esa organización para el Cuerno de África, el expresidente nigeriano Olusegun Obasanjo, a quien consideran próximo al primer ministro etíope, Abiy Ahmed.

La guerra empezó el 4 de noviembre de 2020, cuando Abiy ordenó una ofensiva contra el FPLT -partido que gobernaba hasta entonces la región- en respuesta a un ataque a una base militar federal y tras una escalada de tensiones políticas.

Miles de personas han muerto y unos dos millones se han visto desplazadas debido a la violencia, mientras el 90 % de los hogares de Tigré sufren inseguridad alimentaria, según un informe de la ONU publicado a finales de agosto. EFE

ya-lbg/vh

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