Desde su primer partido internacional en 1970 hasta "su" Mundial el mes próximo, Catar se ha estructurado progresivamente gracias sobre todo a entrenadores extranjeros como los franceses Philippe Troussier y Christian Gourcuff, que describen para la AFP el "impulso" deportivo del fútbol catarí y sus "medios ilimitados".
El pequeño emirato del Golfo, que descubrió el balón de fútbol en los años 1940, con los trabajadores extranjeros llegados para explotar los recursos petrolíferos, disputó su primer partido internacional en 1970 y alcanzó la final del Mundial Sub-20 en 1981.
Sin embargo, "cuando llegué, el equipo nacional estaba compuesto de jugadores venidos de países extranjeros que tenían ya una cultura de fútbol, africanos y ciudadanos de países vecinos de Catar que se habían naturalizado", cuenta Troussier, seleccionador del país del Golfo en 2004.
El país solo contaba entonces 750.000 habitantes (frente a los 2,8 millones actuales, con un 90% de expatriados). "No había muchos recursos humanos y el fútbol no era una práctica regular", por falta de interés pero también de infraestructuras y formadores, añade el entrenador.
Sin embargo, la voluntad de desarrollar este deporte fue liderada por la familia reinante, que comenzó a inyectar una parte de sus riquezas procedentes del gas natural en los clubes locales en los años 1990.
"El jeque Tamim, el emir actual, y su hermano, el jeque Jassim, eran verdaderos apasionados. Reunían a sus amigos y organizaban partidos. Por tanto esa noción de pasión existe, en todo caso entre los dirigentes", asegura Troussier.
- "Atracción deportiva" -
Este técnico constata "un impulso para crear un atractivo deportivo mediante la organización de grandes torneos (comenzando con los Juegos Asiáticos en 2006) y proporcionando infraestructuras al país".
Gracias al fichaje de entrenadores extranjeros y jugadores de dimensión internacional en el final de sus carreras, el fútbol se convierte en "el vector de esta comunicación".
Fundada en 2004, la Academia Aspire, encargada de identificar y desarrollar a futuros deportistas cataríes, se va a convertir en un dispositivo central.
El mismo año, la instancia dirigente del fútbol mundial, la FIFA, restringe las condiciones de naturalización de jugadores, lo que convierte a ese proyecto en crucial para constituir un equipo.
"Esta estrategia de construcción a largo plazo es completamente asombrosa en Catar, donde existe lo efímero, los cambios de entrenador, etc", comenta Gourcuff, que fue entrenador de Al-Gharafa (que antes se llamaba Al-Ittihad) en 2002-2003 y en 2018-2019.
El actual seleccionador, el español Félix Sánchez, llegó en 2006 a Aspire, donde se han formado los grandes nombres del equipo nacional (Akram Afif, Saad Al-Sheeb o Al Moez Ali), en ocasiones nacidos en Catar de padres extranjeros o que llegaron jóvenes, a veces por invitación de la academia.
"Tienes que tener jóvenes que tengan aptitudes y había muy pocos en Catar, por lo que rápidamente miraron hacia el extranjero", explica Gourcuff.
- "50-50" -
Para preparar el primer Mundial de su historia, los seleccionados cataríes se entrenan casi a puerta cerrada desde junio.
"Con respecto a un equipo nacional, donde hay muy poco tiempo de preparación y donde, respecto al plan táctico, no hay mucho trabajo, es una ventaja enorme", juzga Gourcuff, seleccionador de Argelia entre 2014 y 2016.
Según Troussier, que también fue seleccionador de Costa de Marfil, Nigeria, Japón y Marruecos, esta preparación puede provocar "una especie de desmotivación" en los que saben que no serán titulares durante el torneo. Y su técnico se priva "de seleccionar a los que lo merecen en el momento adecuado".
Tras el título de campeones de Asia ganado en 2019, el próximo objetivo del equipo sería alcanzar los octavos de final en el Mundial.
"Está al 50-50", afirma Troussier. "Que tengan una voluntad de pasar la primera ronda, es evidente, pero pienso que el desafío es bastante complicado".
El partido inaugural, el 20 de noviembre contra Ecuador (dentro del Grupo A, que completan Senegal y Países Bajos), le preocupa. "Era casi mejor enfrentarse al equipo más fuerte del grupo en el primer partido", en referencia al conjunto europeo, piensa Troussier.
Para Gourcuff, pese a los "medios ilimitados" invertidos, "la verdad del terreno será la calidad intrínseca de los jugadores y a Catar le falta un poco de dimensión internacional".
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